Suele ser común entre los emprendedores empezar una actividad sin más apoyo que el de sus talentos y sus habilidades. ¿Será este hecho una ventaja o, más bien, un inconveniente?
Creo que el tiempo te acaba demostrando que la falta de un equipo es un inconveniente muy serio a la hora de hacer negocios. Por razones muy simples. Por muy competentes que seamos (o creamos ser) siempre habrá cosas que se nos escapen o que no se nos terminen de dar bien.
Una de las mayores virtudes del arquetipo de persona emprendedora sea su independencia. El querer hacer las cosas a su manera. Pero esta virtud, se termina convirtiendo en su mayor limitación cuando un negocio va teniendo éxito. ¿Le suena de algo?
Hay innumerables ejemplos de personas talentosas con negocios estancados (o en declive) que siguen creyendo que pueden hacerlo todo por sí mismas sin la ayuda de nadie. Probablemente son los que más están sufriendo los efectos de esta crisis. Trabajan más, pero ganan menos.
La principal excusa que suelo escuchar por parte de quién no desea trabajar para construir un equipo de negocios es que resulta difícil encontrar personas de confianza con las que establecer relaciones de negocios. Si bien estoy de acuerdo en que no cualquiera vale para convertirse en socio de un proyecto, tampoco es tan complicado.
Creo que el principal problema a la hora de configurar un equipo exitoso es la actitud de cada uno de los miembros. Para que un equipo funcione, el orden adecuado de prioridad debe ser: misión-equipo-individuo. En caso de no hacerlo así, las probabilidades de éxito se ven seriamente reducidas o incluso anuladas.
Salga afuera, colabore y empiece a sembrar relaciones cordiales con otros emprendedores. Con toda seguridad, solo algunas de esas semillas serán capaces de germinar, y deberá dedicarles paciencia y muchos cuidados. Pero cuando crezcan, muy probablemente se sorprenderá de los resultados que obtendrá. ¡Empiece hoy mismo!
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