por Alberto Mena Godoy, terapeuta psico-corporal
Señalamos las diferencias entre hombre y mujer, desde las tendencias que se observan. Existen unos parámetros estadísticos que llevan a conclusiones que por mayoría definen más a hombres, o a mujeres. Sería algo así como decir: “como media, los hombres tienen los pies más grandes que las mujeres”. Está claro que hay muchas mujeres que tienen los pies más grandes que muchos hombres, pero la tendencia es que los hombres tienen un tamaño de los pies mayor que las mujeres.
Sabemos que la niña mujer se identifica con la madre para construir su identidad femenina, de la misma manera que el niño hombre se identifica con su padre para cimentar su identidad masculina. En torno al padre y a la madre giran otras figuras, masculinas y femeninas, que también influyen y se suman a la construcción de la identidad sexual. A pesar de que la naturaleza de hombre y mujer es claramente distinta, durante nuestro desarrollo y a partir de las referencias masculinas y femeninas que recibamos, adquiriremos más unas u otras en función de lo prácticas y efectivas que sean para nuestro funcionamiento general.
Aunque hombre y mujer coincidimos en que formamos parte de la misma especie, y podemos considerar que es más lo que nos une que lo que nos separa, aquí nos centraremos en lo que nos diferencia, que no es poco. Éstas son las 7 grandes diferencias entre hombre y mujer que hemos sintetizado aquí, entre otras muchas…
1. Desde la concepción, los aproximadamente 100 trillones de células que forman el cuerpo del hombre y de la mujer, son diferentes. En el hombre, todas sus células son masculinas, el cromosoma Y le identifica. Un solo cromosoma Y de los 23 pares que lo conforman, es suficiente para que el desarrollo posterior sea masculino.
2. Los últimos estudios recopilados por la neuropsiquiatra Louan Brizendine (2008) demuestran que en las áreas cerebrales, el área pre-óptica medial (APM), que es donde se sitúa el impulso sexual, es 2’5 veces mayor en el hombre que en la mujer. El hombre necesita de ese impulso, no solo para experimentar su sexualidad, también para ir hacia el mundo, hacer valer su fuerza, y conquistar, entre otras muchas capacidades que derivan de la energía sexual como el empuje, el valor, el coraje, la creatividad, la iniciativa y la dirección clara.
3. A nivel hormonal, en la mujer el estrógeno, la progesterona y la oxitocina establecen relación con los circuitos cerebrales para propiciar conductas propiamente femeninas. En el hombre predominan la testosterona, lavasopresina y una hormona llamada SIM (Sustancia de Inhibición Mülleriana).
4. Por más que los padres, adultos y educadores intentan influir, se ha comprobado que las niñas tienden a jugar a juegos más tranquilos como las casitas o las muñecas, mientras los niños acostumbran a jugar a juegos de mayor movimiento, lucha y acción. Como nos cuenta Louann Brizendine (2008), “en una guardería irlandesa, los investigadores observaron que los niños cogían los juguetes de cocina de las niñas e incluso desatornillaban la llave del grifo del fregadero en miniatura para utilizar sus piezas como armas de juguete. A su vez, convertían espátulas en espadas para luchar contra los malos y utilizaban alubias a modo de balas.”
5. La mujer exterioriza sus sentimientos, el hombre los interioriza y los relativiza. La mujer se caracteriza por su capacidad de expresión, por comunicar lo que piensa y lo que siente; en el hombre predomina la actitud de silencio y pocas palabras. La mujer necesita hablar sobre sus conflictos; el hombre solo habla (si lo hace), cuando ya los ha resuelto. A las mujeres les comunica la palabra; a los hombres la acción.
6. El lenguaje masculino da preferencia a temas concretos referidos a cómo funcionan las cosas y al mundo exterior, el mundo objetivo. El lenguaje femenino es más cotidiano, más subjetivo, vinculado a los sentimientos y al mundo interior. La lingüista Deborah Tannen (2007) explica que desde la infancia, las mujeres utilizan el lenguaje básicamente para buscar la confirmación del otro y afianzar su intimidad. Los hombres en cambio, lo usan sobre todo con la finalidad de mantener su autonomía, su independencia y su posición social.
7. En el sexo, así como la mujer concede más importancia al antes y al después del acto sexual, el hombre está más centrado en el momento de la penetración y el orgasmo. A nivel instintivo, el hombre está más en contacto con su necesidad sexual, mientras que la mujer lo está más con su necesidad afectiva. Cuando ambas necesidades consiguen unirse y entrelazarse, hombre y mujer disfrutan plenamente del sexo en relación.
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Este artículo es la síntesis de un capítulo del libro SER O NO SER HOMBRE. Viaje a la esencia de la identidad masculina, en el que se radiografía el ser hombre en todas sus facetas y expone todo aquello que los hombres difícilmente muestran.
FUENTE: PSICOLOGIA Y MENTE
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