Sigmund Freud (6 de mayo de 1856, 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra, Reino Unido) fue un médico y neurólogo austriaco, creador del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del s. XX.
martes, 31 de mayo de 2011
La Historia de Sigmund Freud
Sigmund Freud (6 de mayo de 1856, 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra, Reino Unido) fue un médico y neurólogo austriaco, creador del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del s. XX.
Profesora Ejemplar Protege a sus niños
Fuente: Impre.com
.
La búsqueda de la felicidad provoca frustración
Un estudio revela el lado oscuro de uno de los objetivos más perseguidos por el ser humano
La búsqueda de la felicidad es uno de los objetivos que persigue el ser humano a lo largo de su vida. Para unos, la felicidad es sinónimo de desarrollo profesional, para otros, la felicidad depende del dinero o del amor. Asimismo, hay personas para las que ser feliz consiste en vivir con lo justo y necesario. Investigadoras de las universidades de Yale, Denver y Jerusalén, han descubierto ahora que la felicidad tiene un lado oscuro. Por Amalia Rodríguez.
Ya sea desde una perspectiva filosófica o religiosa, la búsqueda de la felicidad es uno de los fundamentos de la vida. Pero disfrutar de este estado de ánimo puede tener su lado negativo, tal y como ha revelado un estudio realizado por un equipo de psicólogas procedentes de diversos centros de investigación: la Universidad estadounidense de Yale, la Universidad de Denver y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Según las autoras del estudio, la felicidad no debe ser concebida como algo universalmente bueno. Asimismo, las investigadoras afirman que no todos los tipos y grados de felicidad son igualmente buenos, e incluso perseguir la felicidad puede hacer que la gente se sienta peor.
La investigación fue publicada por Perspectives on Psychological Science, una revista de la Association for Psychological Science.
”Las personas que quieren sentirse más felices pueden elegir entre una multitud de libros que les guíen sobre cómo hacerlo. Sin embargo, fijar una meta de la felicidad puede ser contraproducente”, aseguraJune Gruber, investigadora de la Universidad de Yale, directora de la presente investigación y también directora del Laboratorio de Psicología y Emociones Positivas. Grube ha colaborado en este trabajo con Iris Mauss, de la Universidad de Denver, y Tamir Maya, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Los países más felices registran las mayores tasas de suicidios
Un estudio revela el “ingrediente secreto” de las religiones
La ayuda internacional puede hacer más felices a los países donantes
Sólo el 26% de las personas es feliz en su trabajo
Los jóvenes relacionan la espiritualidad con comportamientos positivos
No vale todo para ser feliz
Para llegar a sentir la felicidad, las herramientas que a menudo se sugieren en libros de autoestima o de ayuda personal son dedicar tiempo cada día a pensar en las cosas que te hacen sentir feliz, contento o agradecido, así como también la creación de situaciones que con total probabilidad se traduzcan en felicidad, entre otras muchas recomendaciones.
Pero, según Gruber, estas acciones no siempre tienen el efecto deseado porque: “Cuando las practicas con la motivación o la expectativa de que dichas actividades deberían hacerte feliz, éstas pueden llevarte a la decepción y provocar en consecuencia una disminución de la felicidad".
A estas conclusiones llegaron Mauss y sus colaboradoras, tras realizar un estudio en el que constataron que las personas que leyeron un artículo de prensa alabando el valor de la felicidad se sentían peor después de ver una película con una trama feliz, que la gente que leyó un artículo en el que no se mencionó la felicidad. La razón estriba, según las psicólogas, en la posibilidad de que las personas del primer grupo se hubieran sentido decepcionadas. Dicen, además, que cuando las personas no terminan siendo tan felices como esperaban, su sensación de fracaso puede hacer que se sientan aún peor que al principio.
La felicidad extrema, otro problema
Por otra parte, las investigadoras han puesto de manifiesto que demasiada felicidad puede suponer un problema. Así lo confirmó otra investigación, que consistió en el seguimiento de un grupo de niños desde la década de 1920 hasta su vejez. En este caso, se constató que aquéllos que murieron más jóvenes estaban considerados por su entorno –consultaron a sus profesores-, como personas muy alegres.
Las investigadoras creen que esto se debe a que quienes se sienten extremadamente felices no suelen pensar de forma creativa, y también tienden a tomar decisiones más arriesgadas.
Para explicar esta afirmación, ponen como ejemplo a personas con alguna manía o que sufren trastorno bipolar. Éstas tienen una percepción superior de las emociones positivas que pueden llevarles a tomar decisiones de riesgo, como puede ser el abuso de sustancias, conducir demasiado rápido o gastar sus ahorros. Pero incluso para quienes no tienen un trastorno psicológico, "demasiada felicidad puede resultar perjudicial”, constata Gruber.
Por otro lado, las investigadoras analizaron la "felicidad inapropiada", que es aquélla que se siente cuando no se debe sentir, como al mismo tiempo que otra persona está llorando por la pérdida de un ser querido o cuando se recibe la noticia de que un amigo ha resultado herido en un accidente de tráfico.
Al igual que en el caso de la felicidad extrema, Gruber y su equipo de trabajo constataron que este tipo de felicidad, que puede surgir en momentos inadecuados, puede producirse en personas con alguna manía concreta.
Por último, las psicólogas descubrieron lo que realmente parece aumentar la felicidad. "El dinero o el reconocimiento externo a través del éxito no son los factores más influyentes en la obtención de felicidad”, señala Gruber: "Lo realmente significativo son las relaciones sociales", apunta.
Por tanto, según el estudio, la mejor manera de alcanzar la felicidad es, precisamente, dejando de lado la preocupación por ser feliz y aprovechar toda esa fuerza mental para conseguir entablar lazos sociales con otras personas: "Si hay algo que quieres resaltar y enfocar, hay que concentrarse en eso. Todo lo demás vendrá como tenga que venir”, afirman las investigadoras.
.
domingo, 29 de mayo de 2011
¿Qué son los Crop Circles?
"Cuidado con los regalos FALSOS, sus PROMESAS ROTAS
Mucho DOLOR, pero todavía hay tiempo.
CREED que hay BONDAD allá fuera
Nos OPonemos al ENGAÑO
(sonido de campana)"
Conferencia "El enigma de los círculos de las cosechas" por Vicente Fuentes
Congreso Nacional del Misterio en Gran Canaria
.
Nassim Haramein
Nassim Haramein 1 de 4 Conferencia 2003 castellano from Javier Catania on Vimeo.
Nassim Haramein 2 de 4 conferencia 2003 castellano from Javier Catania on Vimeo.
Nassim Haramein 3 de 4 Conferencia 2003 castellano from Javier Catania on Vimeo.
Nassim Haramein 4 de 4 conferencia 2003 castellano from Javier Catania on Vimeo.
Fuente
http://lacajadepandora.org/nassim-haramein/
ENTREVISTA 2010
http://vimeo.com/52606239
LA ESTRECTURA DEL VACIO
Parte 1
http://youtu.be/bI1WTb8RBFI
Parte 2
http://youtu.be/foJa6hrZhyA
Parte 3
http://youtu.be/tYz1S7azdfs
Parte 4
http://youtu.be/4eSDGKFpB-c
Parte 5
http://youtu.be/8dkMmHT3Pso
Parte 6
http://youtu.be/PJHRHBHdK6E
.
sábado, 28 de mayo de 2011
DAVID ICKE
davidicke.com
DAVID ICKE Barcelona book presentation at Bertrand bookstore, 5-Nov-2010 from La Caja de Pandora on Vimeo.
DAVID ICKE, Cena y Charla, BARCELONA 1 nov 2010 from La Caja de Pandora on Vimeo.
MAS VIDEOS DE DAVID ICKE
.
Grupo de la Ley de la Atracción
VIDEO I
VIDEO II
VIDEO III
VIDEO IV
VIDEO V
VIDEO VI
VIDEO VII
VIDEO VIII
VIDEO IX
VIDEO X
VIDEO XI
VIDEO XII
WEB
http://www.grupolda.com/
.
viernes, 27 de mayo de 2011
Amar es...
("LIBRO DEL BIOQUANTUM" de Martín Peña)
Fuente: Suzanne Powell
.
UNA CONCEPCIÓN CONDUCTUAL DE LA MOTIVACIÓN EN EL PROCESO TERAPÉUTICO
María Xesús Froján, Manuel Alpañés, Ana Calero e Ivette Vargas de la Cruz
Universidad Autónoma de Madrid
El concepto de motivación es uno de los grandes clásicos de la psicología y su uso como explicación del comportamiento de las personas se ha extendido al lenguaje cotidiano, de manera que en la actualidad forma parte de los términos habituales que la gente utiliza para entender o predecir cómo se comporta o se comportará alguien (un niño, un deportista, un profesor) en una situación determinada (de estudio, partido de baloncesto, impartiendo una asignatura). Tanto en este uso cotidiano del concepto como en la tradición psicológica más clásica, la motivación se ha entendido como algo situado dentro de la persona, que podría explicar algunos comportamientos y tener un papel causal sobre la conducta manifiesta de cambio. En general, la motivación se infiere a partir de la observación del comportamiento de una persona (en el mejor de los casos) o, sobre todo, de sus respuestas en una entrevista o cuestionario, para inmediatamente convertirse en la explicación causal de ese comportamiento.
Frente a esta perspectiva, el análisis de la conducta ha formulado el concepto de operación de establecimiento (Keller y Schoenfeld,1950; Michael, 1982, 1993)como estímulo u operación ambiental, lo cual, a pesar de los problemas que pueda presentar este concepto, permite conceptualizar la motivación sin recurrir a inferencias y la hace susceptible de ser estudiada desde un punto de vista conductual. |
Nuestra propuesta es considerar como operación motivadora un cambio en el ambiente o el organismo que temporalmente altera las funciones de los estímulos y los parámetros de una respuesta aprendida para una secuencia determinada que permanece constante. Hablaríamos de operación motivadora como alteradora de funciones cuando se puedan constatar cambios en la funcionalidad de los elementos de una determinada secuencia para los que no se puedan asumir procesos de aprendizaje pavloviano u operante. Por otra parte, hay que insistir en que la operación motivadora en ningún caso sería un concepto explicativo sino descriptivo de esos cambios que se producen.
Los efectos de una variable motivadora serían diversos y se deberán determinar para cada secuencia en particular. Con respecto a los estímulos antecedentes, la operación motivadora puede alterar la capacidad elicitadora de un estímulo incondicionado o condicionado y la capacidad evocadora de un estímulo discriminativo. Con respecto a los estímulos consecuentes, la operación motivadora puede alterar la efectividad del estímulo como reforzador o castigo y, con respecto a las respuestas, puede alterar los parámetros –frecuencia, latencia, intensidad y duración– de una respondente o de una operante. Así, no sería una variable antecedente sino una variable contextual en cuya presencia se produce o no una determinada secuencia conductual.
Ejemplificando en el campo clínico lo expuesto sobre las operaciones motivadoras, las verbalizaciones del terapeuta destacando la importancia de mantenerse ante un estímulo discriminativo que elicita la respuesta de evitación pueden reducir el valor discriminativo del mismo o contribuyendo a que el cliente no salga huyendo cuando aparezca ese estímulo. Por otra parte, la eficacia de una felicitación verbal como un posible reforzador de un esfuerzo deportivo podría incrementarse si el psicólogo señala y analiza expresamente con su cliente cómo tales felicitaciones sólo se dan ante conductas verdaderamente destacables. Y, por último, la utilización de autoinstrucciones que anticipan el reforzador (por ejemplo, el aprobado de un examen) durante la conducta de estudio puede incrementar la duración de la misma. Como se puede ver, durante la intervención clínica, se pueden presentar muchas situaciones que pueden alterar alguno de los elementos de la secuencia conductual cuando ésta ocurre en el contexto cotidiano.
Cabe preguntarse ahora qué hace el terapeuta en la sesión que altere las funciones de ciertos estímulos y los parámetros de respuestas de cambio por parte del cliente, dentro y fuera de la sesión, y aventuramos que el terapeuta al ‘motivar’ lo que hace es presentar al cliente estímulos que especifican contingencias, alterando las funciones de otros estímulos y los parámetros de respuestas posteriores.
Posiblemente, el elemento clave de la verbalización del terapeuta sea la descripción de la consecuencia de la conducta del cliente. Para ello, nos basamos en los estudios del efecto motivador de la exposición no contingente a un reforzador o a un estímulo condicionado a partir de éste. La presentación verbal de contingencias por parte del terapeuta es algo que se hace habitualmente en la clínica y, si se estudiasen con detenimiento los efectos que sobre la conducta del cliente tienen dichas verbalizaciones, posiblemente, se avanzaría mucho en el conocimiento de cómo motivar al cliente en terapia. Podemos poner múltiples ejemplos que cualquier clínico asumiría como propios: avisar de lo que va a sentir el cliente al exponerse ante un estímulo condicionado de malestar cuando tenga que iniciar una conducta de aproximación hará ésta más probable; señalar los efectos inmediatos y los beneficios de la relajación aumentará las posibilidades de que el cliente aplique en el entrenamiento de la misma; describir las consecuencias insanas de seguir vomitando en un problema de bulimia aumentará el poder discriminativo de los estímulos asociados a la conducta incompatible con vomitar; hacer que el cliente visualice y describa lo bien que se sentirá después de ir al gimnasio, cuando se está poniendo en marcha un programa de incremento de actividades, aumentará la posibilidad de que, efectivamente, lo haga en el momento convenido para ello.
En definitiva, proponemos el análisis de la motivación en terapia centrándonos en el estudio de cómo se alteran determinadas funciones a través de las verbalizaciones del terapeuta, en lugar de inferir estados internos en los clientes que acaban conduciendo a explicaciones tautológicas.
El artículo original al que pertenece esta noticia puede encontrarse en la revista Psicothema:
Froján Parga, M. X., Alpañés Freitag, M., Calero Elvira, A. y Vargas de la Cruz, I. (2010). Una concepción conductual de la motivación en el proceso terapéutico. Psicothema, 22(4), 556-561.
FUENTE: INFOCOPONLINE
.
El desequilibrio de la flora intestinal afecta a la conducta
Las bacterias que residen en el intestino influyen también en la química del cerebro, revelan unas primeras pruebas empíricas
Un equipo de investigadores del la Universidad McMaster de Canadá ha conseguido, por vez primera, recopilar evidencias de que las bacterias que residen en el intestino influyen tanto en la química del cerebro como en el comportamiento. En un experimento realizado, los científicos constataron que la conducta de una serie de ratones podía modificarse provocando un desequilibrio en su flora intestinal. El hallazgo es importante porque sugiere que habría una relación entre un contenido bacteriano anómalo en el intestino y ciertos trastornos del comportamiento. Asimismo, revela el potencial terapéutico para trastornos de conducta de las bacterias probióticas, responsables de restablecer la flora intestinal. Por Yaiza Martínez.
Según informa dicha universidad en un comunicado, este hallazgo es importante porque diversos tipos de enfermedades gastrointestinales comunes, como el síndrome de intestino irritable, se han asociado frecuentemente con la ansiedad y con la depresión.
Además, se ha especulado con que algunos trastornos psiquiátricos, como el autismo de inicio tardío (que aparece después de los dos años), pudieran estar relacionados con un contenido bacteriano anómalo en los intestinos de los afectados.
Bacterias esenciales para la salud
Según Stephen Collins, profesor de medicina de la Michael G. DeGroote School of Medicine de la Universidad McMaster y uno de los autores de la investigación, los resultados obtenidos suponen un estímulo para la realización de futuras investigaciones sobre el componente microbiano de los trastornos del comportamiento.
Collins y su colaborador Premysl Bercik realizaron su investigación en el Farncombe Family Digestive Health Research Institute, y han publicado los resultados obtenidos en la revista Gastroenterology.
En líneas generales, en los intestinos de cada persona viven 2.000 especies bacterianas distintas que conforman lo que se denomina la flora intestinal. Estas bacterias llevan a cabo funciones esenciales para nuestra salud, como ayudar a la absorción de nutrientes, sintetizar compuestos o proteger de infecciones. Cualquier trastorno en el equilibro de este ecosistema intestinal puede provocar peligrosos problemas de salud.
Pero parece que la salud física no sería lo único que se resiente como consecuencia del desequilibrio bacteriano de los intestinos. La investigación de Collins y Bercik, realizada con ratones adultos sanos, ha demostrado que la desestabilización del contenido bacteriano corriente del intestino, mediante el suministro de antibióticos, también puede afectar al comportamiento.
Cambios en la química del cerebro
En concreto, para provocar dicha desestabilización en los ratones, los científicos dieron a éstos una mezcla de antimicrobiales (los antibióticos neomicina, bacitracina y pimaricina), que los animales tomaron con el agua de beber, durante un periodo de siete días, publica Gastroenterology.
Descubren tres tipos distintos de intestino en los humanos
Los microbios podrían favorecer el desarrollo del cerebro
La secuenciación del genoma de microbios del intestino humano ayudará a desarrollar nuevos tratamientos
El bisfenol A, presente en envases de plástico y biberones, daña el sistema digestivo
El sistema nervioso influye en el sistema inmunitario
El BDNF ya había sido relacionado anteriormente con la depresión y con la ansiedad.
Asimismo, los científicos comprobaron que los comportamientos de los ratones variaron, y que éstos se volvieron más ansiosos o más cautelosos de lo que eran normalmente después de tomar los antibióticos.
Cuando el suministro de los antibióticos orales fue suspendido, las bacterias del intestino de los ratones volvieron a su estado normal, lo que a su vez supuso un restablecimiento del comportamiento corriente de los ratones, y también de la química cerebral de éstos, afirma Collins.
Relación entre bacterias intestinales y comportamiento
Para confirmar que las bacterias pueden influir en el comportamiento, los investigadores dieron un paso más en su estudio. Colonizaron a ratones libres de gérmenes con bacterias tomadas de ratones con un patrón de comportamiento diferente al de los primeros.
Descubrieron así que los ratones sin gérmenes y con una composición genética relacionada con el comportamiento pasivo, cuyo intestino fue colonizado con bacterias procedentes de ratones con un comportamiento exploratorio, se convirtieron en animales más activos y osados.
Asimismo, ratones normalmente activos se volvieron más pasivos después de recibir bacterias de ratones cuyo fondo genético estaba asociado al comportamiento pasivo.
Collins afirma que estos resultados demuestran que, aunque muchos otros factores pueden determinar el comportamiento, la naturaleza y la estabilidad de las bacterias del intestino influyen también en éste. Cualquier trastorno en la flora intestinal, provocado por antibióticos o infecciones, puede producir cambios en el comportamiento.
Bercik añade que la presente investigación sienta las bases de futuros estudios sobre el potencial terapéutico de las bacterias probióticas en el tratamiento de trastornos del comportamiento, en especial de aquéllos relacionados con condiciones gastrointestinales, como el mencionado síndrome de intestino irritable. Las bacterias probióticas son las bacterias que contribuyen al equilibrio microbiano intestinal.
También importantes para el desarrollo del cerebro
La presente investigación se diferencia de otras anteriores sobre la relación de bacterias intestinales y cerebro, más centradas en el papel que las bacterias juegan en el desarrollo del cerebro al inicio de la vida, y no en el efecto de éstas en la conducta, explica Collins.
En este sentido, un estudio hecho público a principios de este año y realizado por científicos del Instituto Karolinska, del Instituto del Cerebro de Estocolmo y del Instituto del Genoma de Singapur, reveló que la colonización de los intestinos por microbios en la primera infancia resulta fundamental para el desarrollo saludable del cerebro.
Los investigadores compararon el comportamiento de ratones que se habían criado en un entorno con microorganismos normales con el comportamiento de ratones que habían sido criados en un ambiente libre de microorganismos (ratones «libres de gérmenes»). Demostraron así que los ratones libres de gérmenes eran más activos que sus iguales con microbios y, además, presentaban comportamientos de mayor riesgo.
Un análisis de la actividad de los genes en los cerebros de ambos grupos de ratones puso también de manifiesto diferencias en los niveles de actividad de los genes implicados en el aprendizaje, la memoria y el control motor.
.