lunes, 27 de julio de 2009

Distorsión Cognitiva: Generalización Excesiva (2)


Cuando tenía diez años, compré un juego de cartas trucadas en la feria del estado de Arizona, denominado Svengali Deck. Vd. mismo tal vez haya visto este truco sencillo pero impresionante: yo le muestro a Vd. la baraja de cartas, cada una es diferente. Vd. elije una al azar. Supongamos que el as de espadas.

Sin decirme de qué carta se trata, Vd. la vuelve a poner en la baraja. Ahora yo exclamo “Abracadabra!”. Y cuando le doy vuelta a la baraja, todas las cartas se han transformado en el as de espadas.

Cuando Vd. generaliza en exceso, realiza el equivalente mental de “abracadabra”. Vd. llega arbitrariamente a la conclusión de que algo le ha ocurrido una vez, volverá a sucederle una y otra vez, que se multiplicará como el as de espadas. Como lo que le sucedió es invariablemente desagradable, Vd. se siente abatido.

Un vendedor deprimido vio un excremento de pájaro en la ventanilla de su coche y pensó: “Esta es la suerte que tengo. ¡Los pájaros están siempre cagándose en mi ventanilla!”. Este es un perfecto ejemplo de generalización excesiva. Cuando le pregunté sobre esta experiencia, admitió que en veinte años de viajes no podía recordar otra oportunidad en la que hubiese encontrado excremento de pájaros en la ventanilla de su coche.

El dolor del rechazo es consecuencia casi totalmente de una generalización excesiva. Si no existe ésta, una afrenta personal podrá ser temporalmente decepcionante pero nunca demasiado perturbadora..

Un joven tímido reunió todas sus fuerzas para pedirle una cita a una muchacha. Cuando ella le dijo cortésmente que no podía porque tenia otro compromiso, él se dijo a sí mismo: “Nunca voy a poder salir con una chica. Ninguna chica querrá salir conmigo. Me quedaré solo y triste toda la vida.” Según sus distorsionadas cogniciones, llegó a la conclusión de que porque ella lo rechazaba una vez, lo haría siempre, y que, como todas las mujeres tienen idénticos gustos en un ciento por ciento, él sería rechazado infinitamente por cualquier mujer de la tierra. ¡Abracadabra!












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