Si en las mujeres existe el punto G, los hombres cuentan con el llamado punto P, que permite el acceso a un nuevo tipo de orgasmo: el que obtiene mediante la estimulación de la próstata. El sexólogo Pierre Desvaux nos desvela los detalles de una práctica poco extendida.
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Antes de examinar las virtudes del famoso punto P, el doctor Desvaux se dispone a precisar que, en materia de sexualidad, están primero los usos, “aquello que los humanos practican entre ellos para obtener placer”, y la investigación científica, “que explica y valida los efectos respecto de los diferentes estudios que se han hecho sobre el tema”. Hasta ahora, ningún estudio científico ha defendido la tesis del punto P como equivalente del punto G femenino.
Quid del orgasmo profundo masculino
Desvaux señala que existe “un orgasmo diferente del habitual, más difuso, visceral y profundo y sin eyaculación”, que muchos de sus pacientes admiten haber experimentado. La estimulación del ano y de la próstata procuraría sensaciones próximas a las obtenidas durante las relaciones sexuales que implican el cuello del útero y el fondo de la vagina en las mujeres.
Las razones son simples: “Cuando se estimula la próstata, debemos atravesar la zona del esfínter anal, particularmente inervado y musculoso”, precisa el doctor Desvaux. La tensión del esfínter anal produce un primer tipo de sensación conocida por muchos. El masaje prostático, por su parte, puede producir una sensación más visceral, menos precisa en cuanto a la localización pero similar al orgasmo profundo en las mujeres.
Punto P: solo o acompañado
¿Cómo lanzarse a la búsqueda del punto P? Como ocurre con cualquier práctica sexual nueva, lo ideal es la exploración, que puede hacerse solo o acompañado. Esa es la mejor manera de conocer los efectos que produce y las maneras de acceder a ellos. Si la exploración se hace en pareja, es importante ir paso a paso y no olvidar los preliminares.
Para abordar el tema con tu pareja, puedes:
- Practicar el arte de fingir. Pregúntale a tu chica si ha oído hablar de la estimulación de la próstata y qué piensa sobre ello. “Así sabrás si para ella es una práctica reservada a los chalados, a los pervertidos o a los homosexuales”, explica Desvaux. Si ese es el caso, acabas de evitar ser etiquetado. Y a la inversa, si tu pareja se muestra interesa por la práctica, pasad a la fase 2.
- Pasar a las confesiones. Confíale tu curiosidad por la práctica y dile cuánto te gustaría explorarla con ella. Se sabe: tu propio placer puede tener consecuencias inesperadas y muy agradables sobre la sexualidad de ella.
La estimulación del punto P paso a paso
¿Qué es la próstata? Un órgano glandular con forma de castaña, ubicado frente al recto, debajo y a la salida de la vejiga urinaria del hombre. Su consistencia es blanda como la de una pelota de esponja. La próstata puede estimularse presionando suavemente el dedo índice, como si quisiéramos masajearla. También puede recurrirse a juguetes eróticos, creados para tal efecto. Utilizarlos es fácil: una vez que el aparato está colocado en la zona, las contracciones del perineo provocan otras en el ano y, así, la estimulación prostática. Nada muy extravagante.
Pero cuidado con los juguetes eróticos. El doctor Desvaux es claro: “Hay que evitar improvisar con objetos cuya principal función no sea estimular la próstata. Es importante respetar las reglas de seguridad, para evitar accidentes engorrosos”. Los materiales también deben tenerse en cuenta. Los juguetes de silicones, los lavables y los esterilizados son más higiénicos.
Punto P ¿por qué es tabú?
La estimulación de la próstata no es una práctica extendida, aunque existen los aficionados, por supuesto. Pero también los retractores. Y es que la penetración anal en los hombres es un tema que, inevitablemente, ellos relacionan con la homosexualidad o la sumisión. “Las imágenes y la simbología que se asocian a la sodomía masculina suelen ser un freno a esta práctica”, subraya Desvaux. Los arcaísmos suelen perduran, pese a la liberación sexual que vivimos actualmente. Ello explica que sean pocos los hombres que se atreven a dar el paso, y si lo hacen, lo mantienen en secreto.
C. Maillard
FUENTE: DOCTISSIMO
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