El sujeto siempre se aferró a la tierra y busco la seguridad del hogar, busco su pequeño paraíso sólido y previsible.
Pero el espíritu de búsqueda de placer fue más fuerte que cualquier territorio prospero, el placer promovió el reconocimiento de otros puertos arriesgando al ser, arrojándolo a la mar, llevando a muchos a lo nuevo, a pesar del perturbador sentimiento de sentirse a la deriva de todos los puertos conocidos. Hubo quienes se lanzaron a la mar en busca de nuevos tesoros, objetos brillantes que podrían engrandecer su yo, entonces los viajeros hicieron historia desde el comienzo del primer homo sapien que salió de Etiopia.
Quizás desde allí todos somos inmigrantes de la tierra prometida, todos somos viajeros.
Realmente me gusta pensar que todos somos navegantes en busca de nuestros puertos deseados.
Hay quienes están naufragando, otros viajan siempre por los mismos destinos, están aquellos que viven solo en los ríos y nunca correrían el riesgo de lanzarse a la mar, también existen los grandes cruceros y los pequeños barcos. Debo confesar que en mi consultorio me encontré con muchos barcos fantasmas y otros encallados en el mismo lugar hace largo tiempo.
Hoy prefiero seguir navegando a sabiendas que solo encontrare puertos parecido al gran puerto deseado, pero lo que me interesa es que en el viaje me acompañen mis amores por otro lado pretendo dejar una bella bitácora para los que vengan más luego.
PS Gustavo Filippi
http://www.palabrasinconscientes.es.tl
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Pero el espíritu de búsqueda de placer fue más fuerte que cualquier territorio prospero, el placer promovió el reconocimiento de otros puertos arriesgando al ser, arrojándolo a la mar, llevando a muchos a lo nuevo, a pesar del perturbador sentimiento de sentirse a la deriva de todos los puertos conocidos. Hubo quienes se lanzaron a la mar en busca de nuevos tesoros, objetos brillantes que podrían engrandecer su yo, entonces los viajeros hicieron historia desde el comienzo del primer homo sapien que salió de Etiopia.
Quizás desde allí todos somos inmigrantes de la tierra prometida, todos somos viajeros.
Realmente me gusta pensar que todos somos navegantes en busca de nuestros puertos deseados.
Hay quienes están naufragando, otros viajan siempre por los mismos destinos, están aquellos que viven solo en los ríos y nunca correrían el riesgo de lanzarse a la mar, también existen los grandes cruceros y los pequeños barcos. Debo confesar que en mi consultorio me encontré con muchos barcos fantasmas y otros encallados en el mismo lugar hace largo tiempo.
Hoy prefiero seguir navegando a sabiendas que solo encontrare puertos parecido al gran puerto deseado, pero lo que me interesa es que en el viaje me acompañen mis amores por otro lado pretendo dejar una bella bitácora para los que vengan más luego.
PS Gustavo Filippi
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