lunes, 16 de agosto de 2010

BUSCADORES DE LA VERDAD


¡Cuantas personas se han presentado ante mi diciendo que buscaban la verdad! Durante años he escuchado pacientemente los relatos de esta búsqueda. Hasta fingía que estaba admirado, porque buscar la verdad es algo glorioso ¿no es cierto?

Pero después, al cabo de unos años, perdí la paciencia y decidí dar una buena lección a todos estos que están tan orgullosos de buscar la verdad y no encontrarla.

"Hace más de cincuenta años que busco la verdad”, me confesó un día un anciano.


- ¿Y no la ha encontrado? Le dije.
- No, me contestó.
- ¿Y sigue Vd. buscándola? Insistí.
- Sí -respondió, con un aire de tanta suficiencia que, evidentemente, pensó que yo le felicitaría por su perseverancia.

Le miré, le volví a mirar, y finalmente le dije: “Pues bien, querido señor, debe usted saber que no la encontrará jamás, porque en realidad hace todo lo posible para no encontrarla.”

- ¿Cómo? Que yo hago...
- Sí usted ya ha encontrado la verdad varias veces en su vida. Porque es muy fácil encontrarla, está en todas partes; la ha visto, la ha oído, la ha tocado, pero nunca la ha aceptado, porque tiene muchas otras cosas en su cabeza.
- Usted busca “una” verdad para su conveniencia, y cuando encuentra la verdad, como esta no corresponde a sus deseos, se dice: “No, no, no es esto lo que necesito”, y tuerce su camino.

Y vuelve a insistir diciendo: busco, busco, pero si analizamos la palabra “buscar”, constataremos que lo único que busca es aquello que le pueda dar los medios para satisfacer sus apetencias y sus ambiciones.

Usted no busca la verdad, señor; discúlpeme, sino que lo que busca es una criada que satisfaga todos sus caprichos. Si hubiese querido, verdaderamente encontrar la verdad, hace ya mucho tiempo que la habría encontrado. Aún hoy puede encontrarla, pero no quiere”


Omraam Mikhael Aivanhov, Pag.13 del Libro: “La verdad, fruto de la sabiduría y del amor”, Editorial Prosveta


¿Que verdad te cuesta tanto aceptar?









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