Tres amigos partieron al amanecer de excursión. Llevaban un buen trecho recorrido cuando, a lo lejos, sobre la cima de una colina, divisaron a un hombre sentado.¿Qué podía hacer ese hombre, en un paraje desierto?
Uno de los amigos conjeturó:
- Seguro que aquel hombre está allí porque se haya indispuesto y se está reponiendo.
Otro dijo:
- No, no; os aseguro que está alli porque se ha perdido y está esperando que alguien pase cerca para que le oriente.
El tercer argumento:
- Yo creo, amigos míos, que no hace otra cosa que esperar a alguien.
Comenzaron a porfiar y al final decidieron ir hasta la cima de la colina y preguntarle directamente al hombre.
- Buen hombre -dijo uno-, ¿verdad que te has sentado aquí porque estás indispuesto?
- No -repuso el hombre.
- ¿Verdad que es porque te has perdido?
- No- contestó.
- Seguro que es porque estás esperando a alguien.
- No.
Y al unísono, los tres amigos preguntaron:
- ¿Entonces, qué estás haciendo aquí?
Y el hombre repuso:
- Estoy
Reflexión
No sólo hay que estar, sino ser; no sólo ir, sino estar. Hacer e ir es fácil, porque responde a la ansiedad, anhelos y tendencias de la mente mecánica, pero estar y ser es muy difícil, porque representa la detención de la necesidad del pasado y del futuro y la presencia en el aquí y ahora, sin deseos compulsivos, sin la necesidad de seguir afanándonos, sabiendo desconectar para estar y ser, no actuar y estar, quedarse en sí mismas y conectar con el momento que está discurriendo, sin necesidad de perseguir, huir, evadirse o ejecutar. Estar es sano; ser es primordial. Estar es quietud; ser es plenitud. Estar es paciencia, calma, ecuanimidad, armonía, equilibrio; ser es consciencia, autoconocimiento, pureza y apertura.
TITULOS: LOS MEJORES CUENTOS ESPIRITUALES PARA LA VIDA DIARIA pág. 57-58 / AUTOR: RAMIRO CALLE / EDIT. KAILAS
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