Cuentan que un rabino era permanentemente molestado en su tienda por encapuchados del Ku Klux Klan quienes todas las mañanas le gritaban: "Judío! Judío" con mucho encono y desprecio. El rabino, cansado, decidió aplicar una estrategia: Cuando se acercaron los encapuchados, gritó: "¡Ofrezco 10 centavos a quien me llame judío!". Todos los miembros del Klan aceptaron, pues era mucho dinero en esa época. Felices, procedieron a darle el "servicio" de insultarlo.
Al día siguiente, los miembros del Klan fueron a la tienda del rabino, esperando recibir la misma paga. Sin embargo, solo se les ofreció 5 centavos por el "servicio".
Al tercer día, el rabino solo les quiso pagar un centavo. Los encapuchados le dijeron: "De ninguna manera le gritaremos por solo un centavo. ¡Usted está loco! ¡Nuestro tiempo vale más que eso", y se fueron.
El rabino conocía las teorías de la motivación. Los miembros del KKK tenían una motivación interna para molestar al rabino, y posiblemente tenido la energía para fastidiarlo durante mucho tiempo.
Sin embargo el rabino transformó astutamente esa motivación interna en una externa, ofreciendo a los encapuchados dinero por sus "servicios". Luego, al reducir poco a poco la motivación externa, terminó desmotivándolos.
La moraleja me la cuentan ustedes
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