lunes, 9 de febrero de 2009

El problema no es el problema


Es innegable que a todos los seres humanos nos pasan cosas. Y que evaluamos cada suceso a través de cristales de diferentes colores, siendo el color que utilicemos como filtro el que determinará nuestra única y particular realidad de vida. Podemos ver los hechos como problemas dramáticos, tremendos, catastróficos, irresolubles, o podemos verlos como una oportunidad de aprendizaje, evolución y cambio. Podemos quedarnos sentados con nuestros lentes negros a esperar que el problema se solucione gracias a algún designio divino o podemos sustituirlos por otros para comenzar a mirar al mundo desde otra perspectiva. Podemos focalizarnos en lo que está mal o tenemos de malo o podemos cambiar la orientación de nuestro foco para centrarnos en lo que está bien y en los recursos que tenemos para solucionar lo que llamamos problemas. Podemos saturar nuestra mente con pensamientos negativos que nos colocan en posición de víctimas alejándonos cada vez más de la solución, o podemos elegir dar un giro y tomar las riendas que nos lleven a convertirnos en protagonistas de nuestro propio destino.


Si reconocemos que a menudo tenemos una visión pesimista sobre los acontecimientos viendo la vida como un eterno problema y actuando en consecuencia, pero la elección es tomar las riendas de nuestra propia vida, podemos comenzar a construir lo que se denomina “resiliencia”. Este término proviene de la física y se refiere a la capacidad que tiene un material para recuperar su forma inicial, aún después de haber sido sometido a una presión que acabó deformándolo. Aplicado a los seres humanos, la resiliencia es la capacidad que tiene un individuo o un sistema social de desarrollarse positivamente a pesar de las adversidades y que va más allá aún, ya que el objetivo es salir fortalecidos y transformados por la experiencia, por más dolorosa que pudiera resultar. Si bien encontramos personas que nos pueden parecer más “resilientes” que otras, podemos afirmar que la resiliencia es una capacidad que los seres humanos de todas las edades podemos aprender a construir.

¿Y cómo podemos construir resiliencia? La que sigue es una breve descripción de este proceso, del que cada quien escogerá las estrategias que se adapten a su particular modo de estar siendo en el mundo.

- Buscando y poniendo a trabajar las propias fortalezas, en pos de las debilidades

- Actuando sobre las soluciones, no sobre las causas del problema

- Sustituyendo rigidez por flexibilidad

- Estimulando la creatividad

- Enfocándonos en las circunstancias que se pueden modificar, no en las que no se pueden cambiar

- Restaurando la esperanza

- Manejando apropiadamente las emociones

- Reconociendo que el pasado no puede ser cambiado, pero que sí podemos aprender como está influenciando en nuestro presente para hacer hoy los ajustes convenientes

- Construyendo un marco de relaciones interpersonales saludables

- Creando un clima familiar de apoyo y contención

- Afrontando adecuadamente el estrés

- Aceptando la ayuda de quien la ofrece sinceramente

- Eliminando interpretaciones inútiles sobre los hechos y sustituyéndolas por otras que sean funcionales

- Aceptando el cambio como parte inherente de la vida

- Dando un paso todos los días, aunque sea pequeño, en dirección hacia los objetivos

- Cuidando cuerpo y mente para que estén siempre a nuestra disposición

Luego de presentar esta breve información y antes de finalizar el artículo sobre esta temática que aborda la psicología actual, resulta interesante preguntarnos:

¿Por qué el desarrollo de la resiliencia como competencia centrada en las soluciones es considerada vital para mantener una calidad de vida en niveles de excelencia? Porque permite prevenir y eliminar los efectos negativos que podrían impactar sobre nuestro bienestar psicofísico diferentes situaciones de nuestro vivir en la sociedad del siglo XXI.

En definitiva, hablamos de fortalecer al ser que estaba oculto dentro nuestro durante la batalla para que resurja fortalecido y viva la vida significativa que desea vivir. Tal como decíamos al principio: “El problema no es problema”.


Lic. María Laura Cortés
www.diaphus.com.ar
marialaura.cortes@gmail.com





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