Los adultos jóvenes que crecieron con las críticas, los insultos o las amenazas de uno de sus padres son más propensos a padecer ansiedad o depresión, según indica una nueva investigación. De hecho, incluso cuando el mismo o el otro progenitor expresaba mucho afecto, los autores observaron que los efectos dañinos de una madre o un padre verbalmente agresivo persistían en el tiempo.
El equipo de Ann Polcari, de Northeastern University, Boston, estudió a 2.500 jóvenes de entre 18 y 25 años, que respondieron encuestas vía Internet, fueron evaluados en persona y tuvieron entrevistas para otra investigación.
Todos brindaron información sobre su salud mental y bienestar, como así también las experiencias con sus padres mientras crecían. Calificaron la agresión verbal de sus padres en una escala de cero a 105 puntos, según la frecuencia con la que sus madres o sus padres les gritaban, los criticaban, los insultaban y los amenazaban cuando eran niños.
Los padres verbalmente más agresivos recibieron puntuaciones más altas. Los participantes atribuyeron un promedio de 22 puntos a la agresión verbal de sus madres y entre 26 y 29 a la de sus padres.
Para evaluar la expresión verbal de afecto se utilizó una escala de cero a 84 puntos (a mayor puntuación, mayor expresión de afecto y diálogos más importantes con sus hijos). Los participantes les asignaron a sus madres entre 65 y 66 puntos, y a sus padres, entre 54 y 55 puntos.
Los jóvenes tendían a padecer más síntomas psiquiátricos, como ansiedad y depresión, si sus madres o sus padres habían sido verbalmente agresivos. Y aunque tener un padre o madre verbalmente afectuoso parecía tener un efecto positivo en el bienestar de los participantes, no logró contrarrestar la agresión verbal del otro padre.
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