viernes, 12 de abril de 2013

Hacerlo a pesar del miedo; zona de confort




Ayer tomé un taxi con mi mamá, mi papá y mi hijo. Cuando entramos mi papá le dio la dirección al conductor, un chico de unos 30 años, y me di cuenta por su expresión de que no tenía ni idea de la ubicación del lugar a pesar de tratarse de una calle central y conocida. No sabía ni cómo llegar, ni dónde quedaba. Mi papá se fue adelante con él diciéndole por dónde iba para llegar al destino.
Me dio mucho qué pensar esta situación. Especialmente cuántas veces dejamos de hacer las cosas por miedo. Especulo que la situación económica de este chico debió ser apremiante para tomar la decisión de manejar un taxi a pesar de carecer de una de las características principales que se requiere para ello que es conocer calles y direcciones. Sin embargo lo estaba haciendo, doy por descontado que su situación era incómoda y lo estaba haciendo a pesar del miedo.
Hace días escribí un post en el que decía “Si no haces las cosas a pesar de tu miedo, jamás sabrás de cuánto eres capaz”. Imagínate este chico conduciendo un taxi sin conocer las calles, ¿tú lo harías? Quizás estás pensando que depende de lo apremiante de tu situación, pero ese no es el punto, para mí lo importante es extraer la lección de todo esto:  cuando te tiras al charco a pesar del miedo, los recursos para cruzarlo salen de esa parte de tí que no es racional y que está siempre a tu lado, lista para ayudarte. Seguramente este chico se encontró con pasajeros disgustados y seguramente lo superará y no pasará mucho tiempo antes de que domine las calles y direcciones, habrá pagado el famoso “derecho de piso”.
¿El miedo te está deteniendo?
Puedes tener miedo de muchas cosas:
  • Miedo al fracaso
  • Miedo al qué dirán
  • Miedo al éxito (generalmente inconsciente)
  • Miedo a que te digan “no” (debes saber que el “no” ya lo tienes si no lo haces)
  • Miedo al cambio (el ser humano por naturaleza se resiste al cambio)
  • Miedo a renunciar a algo a cambio de eso otro que desea
  • Miedo al rechazo
Salir de la zona cómoda no es sencillo y pocas personas tienen el valor de hacerlo.
Vamos a hacer un pequeño ejercicio de PNL. Te sugiero que lo hagas relajado en tu casa, léelo bien y cuando lo tengas claro sacas el tiempito y lo haces, si tienes dudas pregunta aquí mismo:
Mira aquello que le tienes miedo, aquello que no te atreves a hacer por miedo a (tú sabes por miedo a qué).
Cuando hayas detectado la situación y la puedas nombrar de forma muy específica entonces ve al futuro, ubícate en un momento en el cual ya hayas hecho aquello que deseas hacer.
Ya lo hiciste.  Tuviste el valor para hacerlo. ¿Cómo te sientes? Explicame tus sensaciones. ¿Qué ves, qué oyes, qué sientes…? Vincúlate tanto como puedas con esos momentos que estás viviendo sabiendo que tuviste el valor para hacerlo. Siéntelo, asóciate con las sensaciones que vives.
Ahora, con esas sensaciones, sabiendo que fuiste capaz, que lo hiciste, que te demostraste que puedes, vuelve al momento presente y piensa nuevamente en aquello que deseas hacer y observa el cambio, ¿Cómo te sientes ahora? ¿Cambió en algo tu percepción de aquello? ¿Qué experimentas?
¿Qué pasa en este ejercicio?
Recordemos dos cosas:
2. Nuestro subconsciente no reconoce cuando una experiencia vivida es imaginaria o sucedió realmente. Esto es especialmente cierto cuando vinculamos nuestro sentidos y emociones  a esa experiencia. Para nuestro subconsciente está sucediendo en realidad.
1. Nuestro subconsciente es un siervo que cumple órdenes (una de las presuposiciones básicas de la PNL). Ya le mostraste a tu mente subconsciente, con lujo de detalles , con emociones y sensaciones cómo será ese episodio de tu vida.

















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