Lleva dos años instalada en la vida de los ciudadanos y, sobre todo, en sus conversaciones y en sus mentes. La crisis económica no da tregua a los españoles y sus efectos sobre la salud empiezan a pasar factura. Ansiedad, insomnio, estrés o sensación de desamparo son síntomas que están sufriendo en carne propia tanto empresarios como empleados. El primer estudio realizado sobre la influencia de esta situación en un hospital, en concreto en el Hospital La Paz de Madrid, no deja lugar a dudas. Entre junio de 2007 y diciembre de 2009 se registró un incremento de un 50% de enfermos en las urgencias psiquiátricas. Un futuro desalentador ante sus ojos no les deja levantar cabeza.
Según los resultados de este trabajo, en el que participaron 6.000 pacientes y que se presentaron en el VII Seminario Lundbeck sobre ansiedad y depresión en Ibiza, las visitas a urgencias por intentos suicidas ascendieron un 22% en plena crisis, un 14% subieron las consultas por ansiedad y un 6% las motivadas por el abuso de drogas y alcohol.
"En el último año hemos notado un cambio en el perfil del paciente. Ahora es mucho más común que acudan a consulta autónomos y pequeños empresarios, que están sufriendo emocionalmente los problemas laborales suyos y de sus trabajadores. Estamos dando más bajas por estrés", confirma a ELMUNDO.es Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Burgos, que también reconoce que "el número de varones con problemas se ha incrementado".
Este experto indica que son "los empleadores, más que los empleados, quienes están padeciendo los problemas mentales más graves, porque se quedan sin trabajo pero, además, tienen que despedir a otros y saben que tienen en sus manos el futuro de muchas familias, lo que conlleva una implicación emocional muy fuerte y mucho estrés". A esta situación estresante se añade un horizonte incierto, unas perspectivas de futuro nada halagüeñas, lo que produce "ansiedad, insomnio, pánico y otras sensaciones que pueden derivar en depresión", dice Gándara.
"Aunque los síntomas aparecen a corto plazo, en cuanto surgen los primeros inconvenientes en el trabajo, lo cierto es que los afectados tardan tiempo en consultar al especialista. Hasta que no han pasado seis u ocho meses no acuden a consulta. Y, la solución no es rápida. Hay que trabajar con los aspectos cognitivos de la persona, saber cómo ve su vida y su futuro, etc, y no es fácil salir del pozo de incertidumbre en el que se encuentran", explica el psiquiatra. "Es muy posible que el estrés agudo que presentan se convierta en crónico, entendiendo por tal aquel que dura más de seis meses. Esto se debe a que depende de factores no controlables, como la economía y el mercado laboral, y también va asociado a una pérdida de autoestima, porque la persona piensa que no sirve para nada, ha perdido estatus social, etc. Por eso la recuperación lleva tiempo", aclara.
Se estima que en España seis millones de personas sufren depresión -entre un 10% y un 15% de la población- aunque la mitad está sin diagnosticar. Este trastorno constituye la segunda causa de baja laboral, lo que supone un gasto de 23.000 millones de euros anuales. Enric Álvarez, director del Servicio de Psiquiatría del Hospital Santa Creu i Sant Pau, explica, en declaraciones recogidas por la agencia Efe, que "la prevalencia de casos de depresión diagnosticados no aumentará con la crisis, pero sí lo están haciendo, y mucho, las consultas por lo que podría llamarse coloquialmente una 'depre coyuntural'".
"Lo que se agudiza es el revestimiento de las consultas, porque los pacientes están peor y las patologías asociadas a su estado depresivo se agravan. Es la música lo que ha variado, más que la letra", esgrime Álvarez.
¿Más pastillas?
Sin embargo, lo que parece que no ha subido en España ha sido el consumo de antidepresivos, tal y como reflejan los datos proporcionados a este medio por algunas farmacéuticas, como Lilly, fabricante del famoso Prozac (fluoxetina). Aquí, las ventas de estos productos han permanecido estables e, incluso, han disminuido un poco. Una situación que dista mucho de la que se vive en el Reino Unido. Según un informe del Sistema Nacional de Salud (NHS, sus siglas en inglés), el número de antidepresivos prescritos por la Sanidad británica se ha duplicado en la última década y el mayor aumento se ha experimentado en los últimos dos años.
Según publica el diario 'The Guardian', el servicio de salud hizo 39,1 millones de prescripciones de fármacos para tratar la depresión en 2009, frente a los 20 millones de 1999. La cifra supone tres millones más de recetas de las que se hicieron en 2008. "Esto puede deberse a la mejora de las herramientas diagnósticas, pero también, claro está, a la crisis", reconoce Steve Field, jefe del Royal College of General Practicioners (la asociación inglesa de médicos de familia).
Estos datos tienen dos interpretaciones para los psiquiatras. Una, la positiva, es que puede indicar que más personas están siendo diagnosticadas y tratadas de sus problemas mentales. La otra, la negativa, es que quizás haya personas que están tomando pastillas sin necesitarlo realmente. "En España sí que han aumentado las visitas psiquiátricas, pero no la prescripción de medicamentos", reconoce Gándara.
Sea como sea, lo que sí ha puesto de relieve esta crisis es que "hay una escasa tolerancia al sufrimiento normal de la vida, una visión del mundo donde se persiguen soluciones rápidas que no requieran esfuerzo por parte de la persona. El momento actual es difícil y pondrá a prueba la resistencia de los españoles", aseguró durante el seminario Javier García Campayo, psiquiatra del Hospital Miguel Servet
FUENTE: ELMUNDO.ES
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