El pasado año 2010, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un nuevo documento titulado Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud, en el cual se ofrecen una serie de directrices, avaladas por la evidencia empírica, sobre la relación entre la actividad física y los beneficios para la salud.
La inactividad física, según subraya la OMS en este documento, es el cuarto factor de riesgo para la salud pública, explicando el 6% de las muertes que se producen en el mundo, así como supone una mayo vulnerabilidad al desarrollo de otros problemas de salud tan graves como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el cáncer, principalmente el de mama y el de colon. Por el contrario, la práctica de una actividad física de manera regular supone un importante factor de protección para nuestra salud, puesto que previene de la aparición de trastornos cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial y cáncer, así como es una elemento fundamental para el equilibrio energético y el control de peso. El índice de este documento se presenta en la siguiente tabla:
Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud 1. Resumen ejecutivo |
Por todo ello, la OMS considera fundamental para mejorar la salud pública que los diferentes Estados Miembros desarrollen políticas y estrategias específicas que promuevan y faciliten la actividad física a nivel poblacional. Con el objetivo de facilitar la elaboración y la puesta en marcha de estas estrategias, la OMS ha elaborado esta serie de recomendaciones que pretenden ser lo más específicas posibles. Así, las directrices se refieren a tres grupos de edad diferentes (niños y jóvenes, adultos y tercera edad)., indicando el tipo de actividad que debe practicarse, así como la frecuencia, duración e intensidad de ésta, para que se obtenga un beneficio para la propia salud y se prevenga la aparición de otras enfermedades. A este respecto, las recomendaciones de la OMS son las siguientes:
- Niños y jóvenes de 5 a 17 años. Se recomienda que se realice actividades principalmente aeróbicas (juegos, deportes, educación física, etc.) y de tipo moderado o vigoroso al menos tres veces por semana, aunque lo óptimo serían unos sesenta minutos diarios. De esta manera, se mejorarán las funciones cardiorrespiratorias y musculares, la salud ósea y se reducirá el riesgo de aparición de otros problemas de salud relevantes como la obesidad o la diabetes, entre otros.
- Adultos (18-64 años). La OMS recomienda la práctica de ejercicio físico aeróbico moderado de un mínimo de 150 minutos semanales o de 75 minutos cuando el ejercicio es vigoroso; aunque lo óptimo sería alcanzar los 300 minutos semanales. Igualmente, se recomienda que unas dos veces a la semana se realicen ejercicios moderados para fortalecer los grandes grupos musculares.
- Personas de la tercera edad (a partir de los 65 años). La práctica de ejercicio físico ha de dirigirse a la mejora de las funciones cardiorrespiratorias y musculares, así como al fortalecimiento óseo y la prevención de aparición de otro problemas como hipertensión, diabetes, depresión o deterioro cognitivo, entre otras. Para ello, se requiere que se realice ejercicio físico durante al menos 150 o 75 minutos semanales, según sea la intensidad moderada o vigorosa, respectivamente; aunque lo óptimo sería alcanzar los 300 minutos a la semana. Igualmente, se recomienda la realización de ejercicios para el fortalecimiento muscular dos veces a la semana. Para las personas que tengan movilidad reducida se aconseja el desarrollo de actividades físicas que mejoren su equilibrio y, así, impedir las caídas, tres días o más a la semana.
Este documento se enmarca dentro del mandato en materia de actividad física para la salud de la OMS, que se inició ya en el año 2004, cuando en la Asamblea Mundial de la Salud se respaldó la resolución WHA 57.17: Estrategia Mundial sobre Régimen Alimenticio, Actividad Física y Salud (RAFS), por la cual se recomendaba a los Estados Miembros que desarrollaran planes de acción y políticas nacionales para aumentar los niveles de actividad física de su población. Posteriormente, en el año 2008, la Asamblea Mundial aprobó el plan de acción que incluía además del desarrollo de políticas e intervenciones específicas para el incremento de la actividad física de sus ciudadanos, directrices para el desarrollo de políticas que incentivaran la utilización de un transporte seguro que fomentara la actividad física y, por tanto, estrategias de adaptación de las estructuras urbanas para ello (p. ej., construcción de carriles bicis, lugares para caminar, etc.). Finalmente, en el año 2010, se publicaron estas recomendaciones más específicas para facilitar a los Estados Miembros el desarrollo de las estrategias nacionales de promoción de la actividad física.
La adopción de esta serie de estrategias y políticas supondrá grandes beneficios para la salud de los ciudadanos de los Estados Miembros y, consecuentemente, para la salud población de cada país y, en definitiva para la salud pública mundial, puesto que, según subraya la OMS en relación con la evidencia empírica disponible, se registrarán beneficios en relación con la salud cardiorrespiratoria, con la salud metabólica (obesidad y diabetes), mejorará el funcionamiento del aparato locomotor (salud ósea y osteoporosis), reducirá la incidencia del cáncer de mama y de colón, así como de la depresión.
Fuente:
Organización Mundial de la Salud. (2010). Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud.
Disponible en:
http://whqlibdoc.who.int/publications/2010/9789243599977_spa.pdf.
FUENTE:
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3313&cat=40
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