La crítica nace durante la más temprana experiencia de socialización a manos de sus padres. Es imposible crecer sin haber experimentado un gran número de situaciones de castigo.
El teórico de la personalidad Harry Stack Sullivan denominaba gestos prohibitivos a estas situaciones de castigo. Por su misma naturaleza los gestos prohibitivos son temibles y rechazables.
Todos los niños crecen con residuos emocionales de los gestos prohibitivos. Retienen el recuerdo consciente e inconsciente de todos aquellos momentos en que se sintieron malos o fueron reprobados. Estas son las inevitables cicatrices que el crecimiento deja en su autoestima.
Esta experiencia es también el punto de partida de la crítica que se nutre de estos sentimientos de “no está bien”. Queda aun una parte de usted dispuesta a creer que es usted malo tan pronto como alguien se enfada con usted, o cuando usted comete un error, o cuando no alcanza un objetivo.
Esta sensación temprana de no estar bien es la razón por la cual los ataques de la crítica parecen encajar tan bien con lo que usted ya cree sobre sí mismo. Su voz es la voz de un padre censurador, la voz castigadora y prohibitiva que configuró su conducta en la infancia.
El volumen y la maldad de los ataques de una crítica están directamente relacionados con la fuerza de sus sentimientos de malestar. Si los tempranos gestos prohibitivos fuesen moderados, la crítica adulta atacaría rara vez. Pero si le dieron enérgicos mensajes acerca de su maldad durante la niñez, la crítica adulta disparará sobre usted a la menor oportunidad que se presente.
Hay cinco factores principales que determinan la fuerza de sus iniciales sentimientos de malestar:
1. La medida en que se hicieron pasar por imperativos morales cuestiones de gusto, necesidades personales, de seguridad o buen juicio.
Cuando la cuestión no es en realidad más que una cuestión de gusto, no cumplimiento de tareas o mal criterio, pero los padres hacen sentir moralmente mal al niño, están sentando las bases de una baja autoestima.
Es importante reconocer que determinadas expresiones y frases transmiten fuertes mensajes morales. Si un niño oye que perezoso, o egoista o que tiene un aspecto desastroso o se comporta como un atolondrado, las situaciones específicas se olvidan muy pronto. Pero le queda una duradera sensación de maldad.
El teórico de la personalidad Harry Stack Sullivan denominaba gestos prohibitivos a estas situaciones de castigo. Por su misma naturaleza los gestos prohibitivos son temibles y rechazables.
Todos los niños crecen con residuos emocionales de los gestos prohibitivos. Retienen el recuerdo consciente e inconsciente de todos aquellos momentos en que se sintieron malos o fueron reprobados. Estas son las inevitables cicatrices que el crecimiento deja en su autoestima.
Esta experiencia es también el punto de partida de la crítica que se nutre de estos sentimientos de “no está bien”. Queda aun una parte de usted dispuesta a creer que es usted malo tan pronto como alguien se enfada con usted, o cuando usted comete un error, o cuando no alcanza un objetivo.
Esta sensación temprana de no estar bien es la razón por la cual los ataques de la crítica parecen encajar tan bien con lo que usted ya cree sobre sí mismo. Su voz es la voz de un padre censurador, la voz castigadora y prohibitiva que configuró su conducta en la infancia.
El volumen y la maldad de los ataques de una crítica están directamente relacionados con la fuerza de sus sentimientos de malestar. Si los tempranos gestos prohibitivos fuesen moderados, la crítica adulta atacaría rara vez. Pero si le dieron enérgicos mensajes acerca de su maldad durante la niñez, la crítica adulta disparará sobre usted a la menor oportunidad que se presente.
Hay cinco factores principales que determinan la fuerza de sus iniciales sentimientos de malestar:
1. La medida en que se hicieron pasar por imperativos morales cuestiones de gusto, necesidades personales, de seguridad o buen juicio.
Cuando la cuestión no es en realidad más que una cuestión de gusto, no cumplimiento de tareas o mal criterio, pero los padres hacen sentir moralmente mal al niño, están sentando las bases de una baja autoestima.
Es importante reconocer que determinadas expresiones y frases transmiten fuertes mensajes morales. Si un niño oye que perezoso, o egoista o que tiene un aspecto desastroso o se comporta como un atolondrado, las situaciones específicas se olvidan muy pronto. Pero le queda una duradera sensación de maldad.
2. La medida en que los padres dejaron de diferenciar conducta e identidad.
El niño que es un “mal chico” recibe el mensaje de que él ni su conducta no son buenas. Cuando sea adulto, su crítica atacará tanto su conducta como su valía. Los padres que distinguen cuidadosamente entre la conducta inapropiada y la bondad básica del niño crían a niños que se sienten mejor consigo mismos y tienen una crítica interior mucho más suave.
3. La frecuencia de los gestos prohibitivos. La frecuencia de los mensajes negativos de los padres tiene un impacto sobre los iniciales sentimientos de valía.
4. La consistencia de los gestos prohibitivos. Una educación incongruente nos deja confusos, pero el carácter aleatorio de los ataques nos lleva a una penosa conclusión. No era lo que usted hacía -a veces estaba bien, a veces no- sino que era usted. Había algo malo en usted.
Los niños que han experimentado una educación incongruente sienten a menudo una inefable sensación de culpa. Se sienten como si hubieran hecho algo malo, pero como nunca pueden conocer las reglas, no tienen ni idea de qué han hecho mal.
5.La frecuencia con que los gestos prohibitivos estuvieron vinculados a la cólera o rechazo paterno.
Los niños pueden tolerar una buena dosis de crítica sin experimentar una considerable lesión en su sentido de la valía personal. Pero si la crítica va acompañada de cólera o rechazo paterno (amenanzantes o reales), tiene una enorme potencia.
La cólera y el rechazo transmiten un mensaje inequívoco: “Eres malo, y te rechazo”. Como esto es lo más terrible que puede oir un niño, con toda seguridad lo recordará. Mucho después de concluido el incidente el niño retiene la fuerte impresión de maldad.
Y la crítica utilizará esta sensación de maldad para fustigarle psicológicamente y maltratarle en la edad adulta.
AUTOESTIMA Evaluación y Mejora Pág 26-26, Aut. Matthew McKay y Patrick Fanning de. Martinez Roca
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