Amador Calafat1, Alejandro Mantecón2, Montse Juan1, Daniel Adrover-Roig3, Nicole Blay1 y Flora Rosal1
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European Institute of Studies on Prevention (IREFREA), (2)Universidad de Alicante y(3)Universitat de les Illes Balears

La violencia nocturna entre los jóvenes que salen de marcha en nuestro país es un fenómeno sobre el cual los medios de comunicación llaman nuestra atención constantemente: incidentes en la puerta de discotecas o peleas nocturnas que acaban en servicios de urgencias, son hechos que aparecen de forma habitual en nuestros informativos. La OMS (Organización Mundial de la Salud) viene advirtiendo, ya desde hace décadas, sobre la importancia del estudio sobre la violencia y, en particular, sobre este tipo de violencia entre los jóvenes. La literatura previa a este estudio pone de manifiesto que este tipo de incidentes se producen con mayor frecuencia en entornos de ocio nocturno. También está bien establecido que la edad y el consumo de alcohol suelen ser factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que eso ocurra, al igual que el consumo de sustancias como la cocaína.

A través del presente estudio, llevado a cabo por Irefrea (Centro Europeo de Estudios en Prevención), se trató de explorar este tipo de violencia: la que se produce en la vida recreativa nocturna entre los jóvenes y que, frecuentemente, se ve vinculada al consumo de alcohol u otras drogas ilegales. Además, se trató de explorar la incidencia de otros factores como el capital social (número de amigos y frecuencia de cambio del círculo social) o la frecuencia con que esos jóvenes salían de marcha. Con este objeto, se encuestó a 1.363 jóvenes en nueve ciudades europeas (Atenas, Berlín, Brno, Lisboa, Liubliana, Liverpool, Palma de Mallorca, Venecia y Viena) a través de un sistema de reclutamiento con una técnica derivada del sistema de bola de nieve, el respondent-driven sampling, una metodología ya validada por estudios previos con muestras de características similares.

Los resultados mostraron que el 11,4% de las mujeres y el 28,4% de los hombres aseguraban haber participado en una pelea física durante el mes anterior. Se exploraron en total tres conductas asociadas a la violencia: llevar un arma al salir por contextos de ocio nocturno, haber sido amenazado y/o agredido con un arma, e implicarse directamente en una pelea. Los análisis revelaron que ser hombre y más joven es un factor de predicción de estas tres conductas violentas. La embriaguez y el consumo de drogas predijo la conducta de llevar un arma y el hecho de haber sido amenazado. 

Por otra parte, tener un amplio capital social (valorado en este estudio como tener muchos amigos y cambiar con frecuencia de círculo social) predice las conductas de llevar un arma y de pelearse. La interpretación de este resultado puede ser ambigua, dado que algunos estudios previos apuntan a que el capital social podría ser un factor protector frente a conductas de riesgo y desviadas, no siendo así en este estudio. Las causas pueden ser múltiples, por ejemplo, una hipótesis es la de la disolución de la responsabilidad en el marco de grupos grandes, donde se cometen delitos de forma más impune, dado que el grupo promueve el desvanecimiento de la responsabilidad personal. Otra hipótesis podría apuntar a que, en ciertos entornos marginales, ejercer un tipo de violencia puede verse como un elemento de estatus o de prestigio social. En todo caso, en futuras investigaciones es necesario esclarecer este constructo de capital social, profundizando en las raíces cualitativas de ese apoyo social percibido. Otro factor que sí ha mostrado ser relevante como variable de riesgo, que es congruente con múltiples estudios anteriores de Irefrea, es la frecuencia en la implicación nocturna, a mayor implicación de los jóvenes, más incidencia de fenómenos asociados a la violencia.

A nivel práctico y preventivo, surgen varios aspectos relevantes a tener en cuenta. En primer lugar, concienciar a los jóvenes (especialmente a los más jóvenes que epidemiológicamente resultan ser los más implicados en hechos violentos) de la frecuencia y gravedad de estos hechos acaecidos en el entorno nocturno. En segundo lugar, el promover espacios de ocio alternativo saludable para los jóvenes, que no estén sólo centrados en el ocio nocturno y en el consumo de alcohol y otras sustancias. En tercer lugar, dado que el consumo frecuente de alcohol en combinación con otras drogas ilegales también ha resultado ser un factor de riesgo para la incidencia de la violencia, todas aquellas medidas encaminadas a la reducción y al control de dichos consumos, especialmente en menores, son medidas que indirectamente reducirán dicha incidencia. Un ejemplo concreto y práctico, es el que se está llevando a cabo desde el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, que, en coordinación con la policía local, envía una carta a los padres de los menores a quienes se ha detectado bebiendo alcohol en el botellón. Éstos tienen entonces la opción de asesorarse a través de un servicio de prevención, al igual que los propios jóvenes.

El artículo original puede consultarse en la revista Psychosocial InterventionIntervención Psicosocial:
Calafat, A., Mantecón, A., Juan, M., Adrover-Roig, D., Blay, N. y Rosal, F. (2011). Violent behaviour, drunkenness, drug use, and social capital in nightlife contexts. Psychosocial Intervention, 20(1), 45-51.

Sobre los autores:

Amador Calafat. Es psiquiatra y psicólogo. Presidente Irefrea (European Institute of Studies on Prevention) en España y director de la revista Adicciones.

Alejandro Mantecón. Es profesor en el Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante.

Montse Juan. Es Doctora en Sociología, especializada en Sociología de la Salud. Ha sido profesora asociada de la Universidad de Barcelona y de la de Alicante. Investigadora principal en Irefrea.

Daniel Adrover Roig. Es Doctor en Psicología. Profesor ayudante doctor del Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la Universitat de les Illes Balears.

Nicole Blay. Es psicóloga y desarrolla su labor profesional en el campo de la investigación en neuropsicología, envejecimiento y drogodependencias. Terapeuta de adolescentes, adultos y grupos.

Flora Rosal. Es psicóloga clínica y psicoanalista. Trabaja en psicoterapia, ha trabajado dentro de programas de prevención y en investigación dentro de Irefrea (Instituto Europeo de Estudios en Prevención). 

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