lunes, 30 de marzo de 2015

SINDROME DE DIÓGENES



El síndrome de Diógenes afecta sobre todo a personas mayores, haciendo que descuiden los hábitos de higiene y la alimentación y se aíslen socialmente, mientras acumulan todo tipo de objetos, incluso basura.

De vez en cuando escuchamos una noticia explicando que se ha desalojado el piso de una persona mayor, que acumulaba cientos de kilos de basura como consecuencia de sufrir el síndrome de Diógenes, pero ¿qué es eso de Diógenes?, ¿a quién afecta?, ¿cómo prevenirlo? Te descubrimos todas las claves sobre este trastorno.

¿Qué es el síndrome de Diógenes?

El síndrome de Diógenes toma su nombre del filósofo de la antigua Grecia Diógenes de Sinope, también conocido como ‘el Cínico’, aunque este hombre, al contrario de las personas que sufren el trastorno, se desprendió de cualquier pertenencia, predicando la austeridad y la banalidad de los convencionalismos sociales. Sin embargo, se caracterizaba por vivir en soledad y aislado e, incluso, despreciaba los usos sociales, algo que si comparten los pacientes con el síndrome.
El prototipo de este síndrome es una persona mayor, que vive sola y aislada de su entorno, que acumula gran cantidad de objetos, y que puede provocar problemas de convivencia con sus vecinos debido precisamente a esa basura que puede oler mal y atraer insectos o ratas. A pesar de que hablamos de desperdicios y suciedad, estos objetos tienen “algún sentido” para la persona que los atesora, que a veces los tiene ordenados y clasificados, mientras que, en otros casos, se trata de satisfacer un deseo de apego mal dirigido.

Causas del síndrome de Diógenes

Es un síndrome específico de personas de la tercera edad, que llegan a descuidar los hábitos de higiene y usos sociales, y puede producirse por el simple aislamiento social que les lleva a la falta de contacto con sus semejantes, o también puede ser producto de un problema psiquiátrico que lo desencadene, como depresión mayor o demencia. De ahí la importancia de establecer un diagnóstico claro para tratar los trastornos concomitantes en caso de que existan, ya que son los que mantienen el síndrome.
Hay que aclarar que, a pesar de considerarse una enfermedad propia de ancianos, algunos de sus síntomas pueden empezar a presentarse mucho tiempo antes. Entre los elementos determinantes para la aparición de este síndrome están la soledad y el aislamiento social que padece la persona, y que le van a llevar a una rigidez de pensamiento, autoalimentado, con el que justificará cualquier acción. Entre las principales causas de su aislamiento suele estar la pérdida de la pareja, algo que puede suceder en cualquier momento.


Síntomas del síndrome de Diógenes

Aunque la edad no es requisito definitorio, en la mayoría de los casos el síndrome de Diógenes aparece en personas ancianas, en las que se produce un paulatino deterioro del seguimiento de los usos y costumbres sociales, principalmente de la alimentación y la higiene, que va a ir en detrimento de la calidad de vida de la persona, debido a un aislamiento social continuado, un trastorno mental concomitante, o un componente hereditario. Entre los síntomas más característicos del síndrome de Diógenes destacan:


  • Aislamiento social, alejándose del contacto con los demás, y manteniendo las relaciones mínimas necesarias para adquirir los objetos o la comida que precisa para sobrevivir.
  • Abandono progresivo de la higiene personal, lo que le va a llevar de verse aseado a exhibir una apariencia muy descuidada, sobre todo en fases avanzadas.
  • Deterioro físico, con apariencia descuidada y pérdida de peso, debido a que abandona la regularidad en el comer y, cuando lo hace, come cualquier alimento.
  • Realizan acciones sin atender al convencionalismo social y sin cuestionarse si su actitud es correcta o no, siempre y cuando consigan aquello que quieren o necesitan.
  • Justificación de sus acciones, más allá de lo lógico, lo que se refuerza con el aislamiento, porque con el único criterio que cuentan es con el propio.
  • Acumulación, ya sea dinero, u otros objetos que a juicio de los demás son desperdicios, pero que para esta persona son “preciados tesoros” que debe acumular y custodiar.
  • Pensamientos intrusivos de que le llegará una época de crisis y pobreza, lo que le induce a acumular todo aquello que cree que va a necesitar cuando llegue ese momento.

Diagnóstico del síndrome de Diógenes

Para hacer un correcto diagnóstico del síndrome de Diógenes hay que distinguir entre este trastorno y otras conductas que pueden llevar a confusión; quizás el síntoma más evidente del síndrome es la acumulación de objetos, pero este comportamiento lo podemos encontrar también en personas que sufren trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de adicciones o conducta del coleccionista. Veamos cómo diferenciarlo de estos casos:


  • En el trastorno compulsivo existe un impulso irrefrenable de repetir una determinada conducta, que le va a liberar de una angustia acuciante. Este ritual o conducta repetitiva puede ser la de comprar algún objeto, tendiendo luego a acumularlo.
  • En el trastorno de adicción, ya se trate de una adicción a las compras, o la adquisición ilícita de objetos (cleptomanía), se produce una intrusión de pensamiento que genera angustia en la persona, y que se libera cuando adquiere el producto que le obsesiona. La persona adicta, una vez conseguido el objeto, pierde el interés por el mismo y puede regalarlo, tirarlo a la basura, o acumularlo.
  • El coleccionista es una persona cuyo comportamiento se centra en acumular objetos de un solo tipo, con la única finalidad de terminar una colección completa. Normalmente, cuando se finaliza ésta se inicia una nueva, pues el individuo obtiene la satisfacción tanto durante el proceso de búsqueda de nuevos componentes de la colección, como al verla completada. La conducta de coleccionista también se caracteriza por dedicar mucho tiempo a limpiar y admirar cada uno de los elementos acumulados. A pesar de que esta actitud podría dar pistas de un desorden mental, no está considerado como tal. Por lo tanto, si nos ciñésemos al tipo de objetos que se pueden encontrar en la casa de cada uno de los tres casos anteriores, no se diferenciarán demasiado de los que suele almacenar una persona con síndrome de Diógenes, y es por ello que hay que realizar una exploración psicológica en caso de duda, para descubrir la motivación que genera dicha acumulación de objetos. Además, hay que tener en cuenta que este síndrome puede ser producto de haber sufrido un trastorno obsesivo o una adicción previamente.


Por lo tanto, si nos ciñésemos al tipo de objetos que se pueden encontrar en la casa de cada uno de los tres casos anteriores, no se diferenciarán demasiado de los que suele almacenar una persona con síndrome de Diógenes, y es por ello que hay que realizar una exploración psicológica en caso de duda, para descubrir la motivación que genera dicha acumulación de objetos. Además, hay que tener en cuenta que este síndrome puede ser producto de haber sufrido un trastorno obsesivo o una adicción previamente.

Esto quiere decir que un joven puede mostrar alguno de los síntomas anteriormente descritos, pero para dar un correcto diagnóstico hay que descartar otros trastornos que puedan generarlos, ya que el descuido de la higiene y alimentación, una conducta desajustada a las normas y usos sociales, e incluso la acumulación de basura pueden deberse a que la persona esté en un proceso de  depresión mayor, o porque exhiba rasgos antisociales de la personalidad.

Tratamiento del síndrome de Diógenes

Es importante señalar que, al tratarse de un adulto, y mientras no se encuentre incapacitado, el afectado por síndrome de Diógenes tiene la potestad de acceder o no a seguir el tratamiento que se le propone, algo que, a priori, como hemos visto, es difícil que acepte, debido a esa autoalimentación de pensamientos que llevan a creer a estos pacientes que ellos tienen la razón, y toda su conducta es justificable, con lo que la eficacia del tratamiento será nula, más allá de limpiar la basura acumulada en su casa, cuando haya peligro de salubridad para él mismo o los vecinos.

Si la persona está incapacitada para decidir, o acepta la ayuda que se le ofrece, el tratamiento del síndrome de Diógenes se basa en una intervención que se ajusta a las siguientes pautas:


  • Cuidado adecuado de su higiene personal, de forma que recupere su imagen, con la que pueda presentarse ante los demás sin producir sentimientos de rechazo o pena.
  • Intervención en su dieta, para tratar de paliar los efectos negativos que ha tenido sobre el organismo una inadecuada alimentación, además de para ganar peso.
  • Intervención familiar, donde se trata de implicar a los parientes cercanos para que comprendan que la situación del paciente se debe a un trastorno en su conducta, y no tanto a un deterioro propio de su edad.
  • Trabajo a nivel cognitivo con terapia psicológica, para tratar de combatir los pensamientos sobre la llegada de una próxima situación de crisis o pobreza, y de la necesidad de acumular.
  • Limpieza a fondo de la basura acumulada, necesitando a veces para ello usar productos industriales de desinfección.
  • Tratamiento farmacológico cuando se requiera, en el caso de que el síndrome de Diógenes se presente a la vez que otro trastorno como depresión mayor, obsesión o adicción.
Consejos para prevenir el síndrome de Diógenes

Como se ha indicado, el tratamiento se complica en la medida en que la persona se ha “acostumbrado” a su estilo de vida, mostrando además rigidez de pensamiento, lo que le dificulta el cambio; para evitar llegar a esta situación lo mejor es prevenir el síndrome de Diógenes, para lo cual te ofrecemos algunos consejos:


  • Mantén ordenada tu casa y evita acumular aquello que no vayas a necesitar, ya que tienes un espacio limitado.
  • Deshazte de lo que ya no usas o se ha quedado anticuado, para dar espacio a nuevos objetos.
  • Mantente activo mentalmente, buscando actividades que impliquen ejercicios de memoria y nuevos aprendizajes, de forma que conserves una mente ágil.
  • Cultiva la empatía. Acepta que los demás puedan tener su propio punto de vista, y aprende a ponerte en el lugar del otro, evitando así la rigidez de pensamiento.
  • Camina a diario por espacios abiertos, donde poder tener tu momento de esparcimiento y relajación.
  • Comunícate con tus allegados y cultiva tus amistades, de manera que por lo menos una vez a la semana hagas una “visita social”.
  • Colabora con los demás. Realiza tareas donde se primen las actividades colaborativas, ya sea desarrollando una afición, o participando en alguna ONG.
  • Comparte tus preocupaciones. Procura hablar de aquellas situaciones que te acucien y provoquen angustia, de forma que la comunicación con otros te sirva como camino de liberación de esas tensiones internas.
  • Cuida tu imagen. Intenta arreglarte antes de salir, cuida tu presencia, y procura alabar la de amigos o familiares cuando te reúnas con ellos.
  • No te aísles. Evita las actividades en solitario que te hagan pasar mucho tiempo aislado, incluso cuando se trate de hobbies.
  • Vigila tu peso como indicativo de tu salud; si observas que varía mucho, tanto si aumenta como si disminuye, acude al especialista.

Escrito por Juan Moisés de la Serna, Doctor en Psicología, Master en Neurociencias y Biología del Comportamiento


FUENTE: WEB CONSULTAS













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domingo, 22 de marzo de 2015

COMO PREVENIR EL SUICIDIO

El suicidio no solo afecta a la persona que lo comete, sino también a todos alrededor de él o ella. Sin embargo, muchos pensamientos suicidas pueden evitarse si se reconocen las señales de advertencia y si se toman las acciones adecuadas. Los pasos a continuación son para alguien que ya tiene lo que se llama: “ideas suicidas”. Esto significa que ya ha considerado las acciones para dañarse a sí mismo de alguna manera para sentir algo diferente a lo que les causa angustia.

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Busca señales de advertencia:
  • Circunstancial:
    • Pérdida reciente de un ser querido (muerte o divorcio)
    • Es sobreviviente de un atentado suicida anterior.
    • Pérdida de prestigio (puede ser la pérdida de un trabajo o negocio)
    • Víctima de violencia o humillación
    • Enfermedad grave (dolor o agotamiento crónico sin fin)
    • Agotamiento de recursos, que podría ser imaginario (de dinero o de línea de crédito)
    • Historial familiar de suicidio
    • Suicidio de algún amigo cercano
  • De comportamiento:
    • Habla o escribe acerca de la muerte o suicidio.
    • Regala posesiones personales.
    • Cambio de comportamiento o humor
    • Malas calificaciones
    • Ruptura de relaciones cercanas
    • Llora mucho.
    • Da sus posesiones a los demás.
    • Disminución de sus sonrisas
    • No muestra expresión cuando normalmente lo haría.
    • Expresa impresiones negativas cuando normalmente no lo haría.
    • Habla acerca de sí mismo de manera negativa o severa.
    • No participa en actividades regulares.
    • Compra armas, pastillas, etc.
    • Lee mucho sobre el suicidio.
  • Emocional
    • Siente que es un fracaso.
    • Tristeza agobiante
    • Falta de interés general
    • Sentimiento de desesperación
    • Culpa
    • Retraimiento o aislamiento
    • Sentimientos de ser una carga para los demás.
  • Verbal:
    • Ya es demasiado tarde”.
    • “Ya no puedo más”.
    • “No tengo nada por qué seguir viviendo”.
    • “Es que estoy tan cansado de la vida”.
    • “A nadie le importa lo que me pasa”.
    • “No hay nada que hacer”.
    • “Cuál es el punto”.
    • “Ya no tendrán que ocuparse de mí”.
    • “Estoy al borde de mis fuerzas”.
    • “Estarán mejor sin mi”.
    • “Solo quiero que el dolor se vaya”.
    • “Nadie me entiende”.
    • “Simplemente no entiendes”.
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Si ves muchas de estas señales en una persona, deberás ayudarle. No será fácil, pero recuerda:
  • Haz una conexión. Haz contacto con la persona. Muéstrale que escuchas lo que dice y que comprendes que su dolor es real.
  • Escucha. Escúchale con cuidado. No tienes que tener todas las respuestas, solo debes escuchar y hacerle saber que le importas.
  • Comprende. No le digas cómo debe sentirse o qué debe hacer. Solo hazle saber que quieres ayudarle y trata de entender lo que siente. Reflexiona lo que le respondas a la persona, por ejemplo, si dice: “He intentado de todo, he gastado hasta el último centavo que tengo, pero ya no sé qué hacer”, deberás responder: “Es frustrante haber intentado tantas cosas y todavía no encontrar alivio, ¿verdad?”. La otra persona podría responderte: “Y a nadie le importa”, a lo que deberás decirle: “Te sientes solo, pero no lo estás”. Sobre todo, no tengas temor de expresar lo casi indecible: “Estoy tan preocupado por ti, ¿has pensado en quitarte la vida ahora?”. Lee los siguientes pasos para que conozcas más detalles.
  • Expresa tu preocupación. Deja que la persona sepa que estás preocupado y que quieres ayudar.
  • Busca ayuda. La seguridad de la persona es tu prioridad número uno y tal vez no puedas hacerlo solo. Habla con él o ella sobre la posibilidad de buscar ayuda, ya sea ayuda médica (será una mejor opción si descubres que tiene un plan, los medios y la intención de llevarlo a cabo) o espiritual. Los pensamientos suicidas no pueden mantenerse en secreto.
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    Habla con franqueza. Una de las peores cosas que siente una persona que contempla el suicidio es que nadie la entiende y que a nadie le importa. Los suicidas sienten que han tratado de contarles a los demás sobre su dolor, pero que nadie los oye. La clave para ayudarle es que deje de sentirse invisible. Aunque parezca contraproducente preguntar “¿Estás pensando en quitarte la vida ahora? ¿Tienes algún plan para hacerlo?” puede ser de gran alivio para alguien en esa situación. Podrán sentir que al fin alguien los escucha claramente. Es difícil de creer que funcione, pero es cierto.
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    Evalúa si tiene intenciones firmes. Si la persona con la que vas a hablar confiesa que contempla suicidarse en ese momento y también te dice que tiene un plan en su mente para hacerlo, deberás averiguar si es en serio y si tiene las herramientas para hacerlo.
    • Pregúntale: “¿Tienes un arma contigo?”
    • Si son pastillas, ¿de qué tipo son? ¿Dónde están esas pastillas ahora?
    • “¿Has pensado sobre esto antes?”. Las ideas recurrentes para matarse indican una amenaza muy grave.
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    Pídele a la persona que ponga los objetos que piensa usar en otra habitación mientras le hablas. Esta persona te podría decir: “¿Para qué? Puedo traerlos de nuevo cuando quiera”, pero deberás decirle: “Claro, ¿pero podrías guardarlos por el momento? Podrás traerlos cuando lo desees. Por el momento, necesito que te quedes conmigo y que te concentres en nuestra conversación”. Esto puede sonar severo y tajante, pero realmente es muy efectivo. Usa tu autoridad para que la persona siga tus instrucciones, aunque sea por solo un momento.
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    Consigue a un amigo que te ayude. El tener ideas (especialmente si ya ha pasado antes), un plan y los medios para cometer suicidio constituyen un peligro serio e inmediato, por eso deberás ponerte en contacto con la policía inmediatamente. Si estás al teléfono, es mejor que no le digas a la persona que lo harás. Si estás solo y si puedes, trata de usar otro teléfono para enviarle un mensaje a alguien para que te ayude. Si estás físicamente con la persona suicida, será un poco más fácil, los suicidios pocas veces pasan cuando hay una persona presente. Se recomienda quedarse con la persona hasta que se duerma o se calme un poco.

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Consejos

  • No tengas temor de traer el suicidio a colación pensando que plantarás la idea en su mente. Si tu amigo está muy deprimido, es más que seguro que lo ha considerado. El hecho de que tengas las agallas para decirle la temida palabra quizá sea un cambio alentador, porque la mayoría suele sentir que es invisible. Una vez que le preguntes abiertamente si tiene pensado hacerse daño, la persona sabrá que has escuchado su grito de dolor y comprenderá la seriedad de sus intenciones.
  • Dile que lo apoyarás y que no comprendes todo, pero que tratarás de todo, porque es de mucha importancia para ti.
  • Lo difícil de trabajar con personas que contemplan el suicidio es determinar por qué sienten tanta desesperación al punto de pensar en acabar con sus vidas o hacerse daño.
  • Evita comprarle regalos para hacerlo sentir mejor, porque en realidad harás que se sienta más culpable. Para algunos, los regalos les dan a entender que están “enfermos”y que necesitan regalos para mejorarse o que los demás prefieren darles cosas materiales en vez de pasar tiempo con ellos. Si bien no siempre es el caso, si te parece que debes darle un regalo, será mejor optar por lo seguro y enviarle una tarjeta.
  • Si vives en los EE.UU., llama al 1-800-273-TALK (8255) para mayor información. La ayuda para ti y tu amigo deprimido está disponible las 24 horas del días, los 7 días de la semana.

Advertencias

  • Nunca le digas lo buena que es su vida, sino lo herirás más. Dile que lo apoyarás y así se abrirá contigo y te confesará todo.
  • No le digas que “tiene toda una vida por delante”, porque en ese momento ya estará deprimido y desesperanzado. Imagina lo que sentirá si sabe que tendrá que soportar el dolor por siempre. Mantente presente.
  • Si la situación se sale de control, llama de inmediato al número de emergencia de tu país. No tomes las amenazas de suicidio a la ligera. Recuerda que tu actuar determinará la vida o la muerte de esa persona, así que actúa rápidamente.
  • Si la persona intenta suicidarse en ese momento, emplea cualquier medio necesario para detenerla sin peligro y llama a los servicios de emergencia. Si no es seguro (si tiene un arma o está en un lugar de difícil acceso), no te le acerques, llama más bien a los servicios de emergencia de inmediato.
  • No trates de solucionar el problema por tu cuenta. Dile a alguien que conozcas que el suicida puede confiar en alguien para que tu amigo suicida esté conectado con buena ayuda. No es tu responsabilidad ni tu trabajo hacerlo por tu cuenta. Suele ser un alivio que otras personas también lo sepan.
  • Si tu amigo te dice que va a suicidarse, busca ayuda inmediatamente, aunque te diga que guardes el secreto. Es mejor que un amigo se enfade a que pierda la vida.No lo tomes como una táctica para llamar la atención o como una especie de broma de mal gusto. Si te dice que quiere matarse, ayúdale o búscale ayuda. No creer que hay peligro solo hará que tu amigo se sienta peor.













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Campaña por la Prevención del Suicidio



jueves, 19 de marzo de 2015

“Nadie habla de los 30 hombres que murieron a manos de sus mujeres el año pasado”




"Nadie habla de los 30 hombres que murieron a manos de sus mujeres el año pasado”

“Por fin se ha hecho justicia, Nacho. Bienvenido al barrio”. Este miércoles 21,José Ignacio Y. volvía a Getafe (Madrid), a la residencia de sus padres, después de un año sin poder acercarse a su casa de toda la vida. Un juez le levantó la orden de alejamiento que desde marzo de 2009 le prohibía acercarse a menos de 500 metros de la casa de su ex mujer, con la que vivía justo en el portal contiguo al de su residencia familiar. 

Según explicó José Ignacio a El Confidencial, su ex mujer lo anuló durante años. Y el daño no fue sólo psicológico, sino también físico. Lo abofeteó y arañó durante su matrimonio cada vez que se le antojaba. La gente le preguntaba, pero él, por vergüenza, aseguraba que todo se debía a “la fogosidad” de su esposa.“¿Crees que alguien va a creer que alguien que pesa 50 kilos puede pegar a un tío de más de 100?”, le preguntaba su mujer de forma burlesca, según narra el afectado. Ella, que responde a las siglas A.L.M., es la madre de sus dos hijos gemelos. Según José Ignacio, llegó a ponerle un cuchillo en el cuello; se acostaba con otros hombres en su propia cama “porque tú ya no me vales”, e incluso amenazó con arrojar a uno de sus hijos al vacío desde la ventana para retener a su pareja en casa. “Me decía: Si cruzas esa puerta, tiro al niño y después me arrojo yo”. Lo último, fingir una paliza para denunciarlo por malos tratos. “Si renuncias al piso y me das el dinero que te pido, te quito la denuncia”. El acosado era él, pero ¿quién le iba a creer?


El hombre maltratado también existe. No es ni un concepto nuevo ni un símbolo ni la nueva peor moda. “Nacho es sólo un ejemplo”, asegura el juez Francisco Serrano. “Hay muchos inocentes encarcelados porque sus mujeres los denunciaron falsamente”. Serrano escupe indignación cuando habla de la Ley Orgánica de Protección Integral contra la Violencia de Género. Quien lea sus declaraciones quizá lo tache de juez machista, pero en su currículum destaca ser el primer magistrado en firmar una orden de alejamiento. En 2001, cuando la ley de Violencia de Género no estaba ni pensada, recibió el premio Amuvis por defender a la mujer maltratada.


Falsa violencia machista

La batalla actual de Serrano, el juez titular del Juzgado de Familia número 7 de Sevilla, es muy simple: lucha para que las mujeres que quieran divorciarse no usen las ventajas que esta ley les ofrece para obtener beneficios de una manera injusta. “Denuncio una realidad silenciada: la falsa violencia machista”, sentencia. Serrano habla de la ley como una hecha a la medida de un gobierno que no ha querido mantener un concepto de violencia familiar que englobara todos los maltratos que se da en un hogar, sin distinguir según el sexo de la víctima. ¿Por qué las muertes de mujeres sí cuentan, y las de hombres no? 

Serrano asegura que el Ministerio del Interior anotaba el número de asesinadas y el de asesinados hasta 2006. Las estadísticas oficiales informaban de que en 2002 55 mujeres murieron a manos de sus maridos y 16 acabaron con la vida de sus maridos o ex parejas. En 2003 murieron por la misma causa 65 mujeres y 13 varones; 2004: 61 versus 9; 53 en 2005 frente a 15 hombres; en 2006, 54 mujeres y 12 hombres. Con estas cifras, se puede afirmar que muere un hombre a manos de sus mujeres por cada cinco mujeres asesinadas. ¿Dónde están ellos? ¿Por qué no hay asociaciones que les apoyen cuando se sienten avergonzados? ¿Por qué no tienen ninguna institución que los ampare y el 016 les cuelga el teléfono “porque sólo atendemos a mujeres?” (algo que ya corroboró un periodista de ‘El Confidencial’ haciéndose pasar por un hombre maltratado). 


Por más que lo haya preguntado, a Serrano nadie le ha contestado todavía por qué se dejó de divulgar desde 2007 las cifras de hombres muertos por agresiones de sus cónyuges. “El año pasado más de 30 hombres murieron a manos de sus mujeres. Este año ya van cinco. Pero no busquen en los organismos oficiales, porque de esto no interesa informar”. Aunque la violencia en el ámbito familiar está prevista en el Código Penal español, existe una corriente social que pretende reducir el término violencia a la que ejercen los hombres y padecen las mujeres, negando así cualquier opción a que la situación sea distinta. “Por eso esta ley es inconstitucional, porque la Constitución dice que todos los españoles somos iguales ante la ley. No distingue entre sexos”. 


Serrano habla también del principio de igualdad y de la presunción de inocencia al que todos los seres humanos tienen derecho mientras no se demuestre lo contrario. “Aquí se deja en libertad no por inocente, sino porque no se ha demostrado que sea culpable”, insiste Serrano.


Jueces, periodistas, policías judiciales, “hasta diputados y senadores de muy alto nivel me han dado la razón cuando les he dicho que esta ley es inconstitucional y discriminatoria”. Serrano habla de discriminación incluso con las propias mujeres, las del siglo XXI que luchan por una igualdad de oportunidades. “Señoras del nuevo siglo; que sepan que esta ley dice que ustedes, por ser mujeres, están en inferioridad de condiciones frente a cualquier hombre”. Las palmaditas en la espalda siempre se la dan off the record. “Es el producto estrella del Gobierno, Francisco. Yo no me atrevo a levantar la liebre el primero”, le reconocen al abogado a escondidas.  


El magistrado sigue acumulando cifras: “Tampoco les interesa airear que algunos de los 3.716 varones que se suicidaron en 2006 (frente a las 2.653 mujeres) lo hicieron por el efecto adverso de esta ley, discriminatoria tanto para ellos como para ellas”. Serrano quería comprobar cuántos de estos se arrojaron al vacío cuando estaban en crisis o en proceso de separación de sus parejas. Pero los organismos oficiales decidieron quitar el estado civil de los suicidas a partir de 2007. Desde entonces, se divulgan las cifras de violencia contra las mujeres en el registro abierto en la web del Ministerio de Sanidad. Por eso Serrano insiste en que una gran parte de los suicidios de varones entre 30 y 60 años se debe al trauma que causa el “trato discriminatorio que sufren en el proceso de separación”.


Una discriminación “incomprensible”


Víctor Fernández es abogado de Patón & Asociados, el primer bufete español especializado en violencia machista. Como única estadística rigurosa sobre este problema se refiere al 25,6% de víctimas mortales de hombres registradas en España en manos de sus parejas, según datos del CGPJ. Con los datos de Serrano, en 2009 el porcentaje aumentó considerablemente. Fernández coincide con su colega Serrano en que la ley es un “disparate”. “Establecer una diferencia jurídica entre hombres y mujeres en 2010 es incomprensible”. No pone en duda que la mujer maltratada debe ser protegida, pero sí culpa al gobierno de que los hombres no cuenten con ninguna institución que les ampare. 


La mayor parte de los casos archivados en el registro de violencia de género son, para Serrano, conflictos entre iguales en el combate de cualquier separación. La diferencia entre el dato del juez de Sevilla de que el 86% de las denuncias de maltrato no responden a situaciones reales de violencia y la cifra del Gobierno, que considera falsas el 0,4% de las denuncias es abismal. Para demostrar la “visión distorsionada del maltrato”, Serrano pone como ejemplo al juzgado de Violencia de Género de Sevilla. En 2008, la Fiscalía Superior de Andalucía recogió 9.814 procedimientos. De ellas se emitieron 1.010 sentencias: “395 condenatorias, 412 absoluciones y 203 condenas de conformidad”. El 90% de las denuncias se archivaron o acabaron en absolución, como el caso de Nacho.


“Miedo a la denuncia”


Nacho, el maltratado denunciado, siente que “todos los hombres casados o en una relación estamos en el mundo bajo una libertad condicional que te quitan cuando tu mujer te denuncia y te mete en el calabozo, privándote de todo”. Es lo que Serrano denomina holocausto social: “Miles de hombres son encarcelados cada año con una mera denuncia”. Es lo que en Derecho se denomina derecho de autor: “Se te condena por ser hombre, no por los hechos cometidos. Y si se demuestra que ella ha denunciado falsamente, no pasa nada”. 

A la mujer tampoco se le protege por ser víctima, sino por ser mujer. Según los datos que publica el Ministerio de Igualdad, en 2009 fueron 55 las mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas, un 27,6% menos que el anterior. El dato que llama la atención es que el 74,5% no había puesto denuncia previa. “Desgraciadamente las verdaderas víctimas del maltrato, las que se esconden para que nadie le vea ojo morado, siguen en sus casas con un miedo terrorífico a denunciar, por si su agresor la mata. A ésas son a las que debe amparar la ley”.


A.L.M. no pudo demostrar que su marido le había pegado de la manera que ella decía ni ninguna otra. Nacho se sentó en el banquillo de los acusados sin ser consciente siquiera de que el maltratado era él. Esta misma semana le han absuelto, pero no por ser inocente, sino porque no se pudo comprobar que era culpable. Al levantar la orden de alejamiento, Nacho ha podido entrar de nuevo en casa de sus padres. “Ella vive ahí, en esa ventana están durmiendo ahora mismo mis hijos”, reconoce con cierta ironía. La ley se muestra como un arma cargada, que en las manos equivocadas puede convertir la vida de un buen hombre en un calvario. Con la ley de violencia de género en la mano, ni ellas son tantas ni ellos, tan pocos. Nacho ha decidido abandonar la vía legal aunque desea fuertemente que se conozca su caso. Este periódico le acompañó en el preciso momento en el que después de un año, volvió a su barrio, por unos meses prohibido. Ahora está rehaciendo su vida con una nueva chica, con ilusión y cierto desarreglo. Reconoce tener miedo, que casi es pánico, a que una nueva denuncia le haga revivir de nuevo el calvario.


FUENTE: EL CONFIDENCIAL



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miércoles, 18 de marzo de 2015

Emilio Carrillo: Qué es la Aceptación, la felicidad, la vida y hacer planes



Parte 1    ----    https://youtu.be/I5ZKr4LcQkQ
          Parte 2    ----     https://youtu.be/N53w5WOoR-U
Parte 3    -----

ENURESIS NOCTURNA:TRATAMIENTOS

Montse García


La enuresis consiste en la descarga involuntaria de orina que persiste después de que el niño ha alcanzado los 4 ó 5 años de edad y no existen indicios de patología orgánica (Bragado, 1994; Cáceres, 1993).

De los tres subtipos de enuresis que se reconocen según el momento de ocurrencia, la nocturna es la más frecuentey es cuando el niño se orina en la cama mientras duerme. Los otros dos subtipos son la diurna y la mixta.

Aunque la enuresis orgánica sólo ocurre en aproximadamente un 5% de los casos, es la primera hipótesis que se debe descartar. Por este motivo lo que se recomienda a los padres es que acudan en primer lugar al pediatra de su hijo para que éste le realice las pruebas médicas pertinentes y compruebe que no existe ningún trastorno orgánico. Una vez que el pediatra descarte una enuresis orgánica es cuando se recomienda acudir al psicólogo para que proceda a la evaluación psicológica.

Existen varios tratamientos para el problema de la enuresis, incluyendo entre ellos el farmacológico.

Algunos de los fármacos más utilizados son la imipramina (un antidepresivo tricíclico), y la desmopresina (análogo de la hormona antidiurética, vasopresina). Ambos se muestran eficaces para reducir los episodios enuréticos mientras se están tomando pero pocos niños consiguen permanecer secos cuando se suspende el tratamiento (Bragado 2003). Otro elemento a tener en cuenta es que, como la mayoría de fármacos,tienen unos efectos secundarios.

En cuanto al tratamiento conductual de la enuresis hay que decir que es de probada eficacia y dada la ausencia de efectos secundarios se convierte en el tratamiento de elección para la enuresis, especialmente para la nocturna.

Las técnicas más utilizadas para el tratamiento de la enuresis nocturna en el ámbito de la modificación de conducta han sido la Técnica del Pipí-Stop o método de la alarma urinaria, desarrollado originariamente por  Mowrer y Mowrer (1938), la técnica de retención de orina de Kimmel (1970) y el entrenamiento en cama seca de Azrin (1973).

De los tres métodos el más conocido y utilizado para la enuresis nocturna infantil es el del Pipí-Stop. Sin embargo, aunque se trata de un método bastante eficaz, no es infrecuente que los niños que han sido tratados con él pueden experimentar regresiones, por ello también se aconseja que se aplique adicionalmente un procedimiento de sobreaprendizaje y/o retirada escalonada del aparato de alarma.
A continuación se explica el procedimiento básico de utilización de la alarma urinaria.
  • Explicar detalladamente a los padres y al niño qué es la enuresis y el objetivo de la alarma. El aparato consta de un pequeño sensor de humedad que se sitúa en la ropa interior del niño y que está conectado a una alarma sonora (colocar en bolsillo superior del pijama). El objetivo de la alarma es despertar al niño nada más comenzar la micción, de modo que ésta se interrumpa justo al inicio de la relajación del esfínter externo, coincidiendo todavía con el momento de mayor distensión vesical.
  • Mientras mayor implicación haya de parte de los padres y el niño mejores resultados se obtendrán.
  • El psicólogo deberá hacer una demostración práctica de cómo funciona el equipo.
  • El psicólogo entrenará específicamente al niño en las diferentes tareas que debe hacer cada noche cuando suene la alarma: levantarse de la cama, desconectar la alarma, ir al cuarto de aseo y terminar de orinar, secar el sensor y colocarlo en una nueva compresa, lavarse y secarse, ponerse la muda limpia con la compresa en el interior y volver a su cama. Si la cama está mojada, el niño cambiará las sábanas. Los padres supervisarán estas acciones y reforzarán verbalmente al niño.
  • Instruir a los padres para el caso de que suene la alarma y el niño no despierte, ellos no deben apagarla, sino que deben despertar al niño para que él mismo la apague y realice todo el proceso.
  • Cada mañana el niño revisará la cama y mudas mojadas y la anotará. Los padres supervisarán y reforzarán.
  • La secuencia se prolongará hasta conseguir 7 noches seguidas sin ningún episodio enurético.
  • Tras conseguir este criterio conviene aplicar un periodo de sobreaprendiaje, pidiendo a los padres que animen al niño a beber líquido extra en las dos horas antes de irse a la cama. El tratamiento se dará por finalizado cuando el niño, en estas condiciones de sobreaprendizaje, consiga el criterio final de 14 noches secas.
  • Es recomendable programar sesiones de seguimiento, al menos al mes y a los 3 y 6 meses, para supervisar la evolución del problema.
La alarma urinaria puede considerarse como un tratamiento bien establecido para la enuresis nocturna.

Asimismo se ofrece una breve descripción de los otros dos métodos citados con anterioridad:

Entrenamiento en retención de orina de Kimmel y Kimmel (1970): se basa en la teoría de que la enuresis nocturna es consecuencia de una vejiga disminuida. Por ello se trataría de entrenar al niño con el objetivo de incrementar la capacidad funcional de su vejiga. Se adiestra a los niños durante el día para que avise a sus padres cuando sienta ganas de orinar, en ese momento se le anima a retener la orina. Tras el tiempo fijado se refuerza su capacidad de retención y se le permite orinar. Se sigue entrenado para incrementar el tiempo de espera. Hay que dejar e incluso animar a que el niño consuma líquidos.

La eficacia de este entrenamiento es bastante limitada.


Entrenamiento en Cama Seca, Azrin, Sneed y Fox (1973): basado también en el paradigma del aprendizaje operante. 

Se trata de un programa multicomponente donde cada uno de los componentes tiene su propio objetivo y, en su conjunto pretende instaurar las distintas conductas implicadas en la contingencia nocturna (retener la orina, despertar, ir al baño…), aplicando para ello, y de manera contingente, las consecuencias pertinentes.
Creen que en la adquisición del control de esfínteres los factores sociales y motivacionales tienen un papel tan importante como la estimulación vesical.

La eficacia de este tratamiento está bien establecida, sin embargo se trata de un tratamiento multicomponente bastante complejo y para el que se requiere una importante implicación de padres y niño.





Bibliografía consultada

Labrador F.J. (2008). Técnicas de Modificación de Conducta. Madrid. Pirámide.

Sampascual, G. (2004). Psicología de la educación (Capítulos 2, 3 y 4). Madrid. UNED.

Comenche Moreno, Mª Isabel, Vallejo Pareja Miguel A. (2005)- Manual de Terapia de conducta en la Infancia.  Dykinson.

FUENTE: psicomont







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