miércoles, 16 de marzo de 2011

Interpretacion del cuento de Aladino y la lámpara mágica...‏

Seguro que en mas de una ocasión te habrás puesto a imaginar que harías si te tocase la lotería, una quiniela, al fín y al cabo viene a ser como el genio de la lámpara. A todos nos gustaría algo así, que un golpe de suerte pudiese cambiarnos la vida, poder hacer aquello que soñamos, ser felices y comer perdices...

Seguro que te sabes el cuento y si tienes hijos se lo habrás contado mas de una vez.

Pero verás, mi niño interno me dijo que ese cuento es para niños, por eso los mayores no lo entendimos.
Por eso tambien me pidió que compartiese contigo como es el cuento para él...

Me dijo que dentro de cada ser humano y por tanto dentro de tí y de mí, existe un niño interno, que está "condicionado" por las grabaciones de aquello que hemos vivido. Que la mayoría de esos niños viven en el olvido y en el abandono por parte de los adultos y lo peor es que ni si quiera nos damos cuenta de ello.

Pues bien y ahora viene lo bueno, el caso es que según me dijo y yo le creo, en realidad la lámpara mágica está dentro de cada uno y el genio somos nosotros mismos.

Y me pidió algo mas, me pidió que te preguntases a tí mismo cuantas veces en tu vida has escuchado los deseos de tu niño interno y cuantas veces los has hecho realidad.

Cuantas veces has ejercido como genio de la lámpara? Nunca? Pues vaya....

Siento decirte que puedes seguir esperando toda tu vida, nada ni nadie puede darte lo que tú no te das.
Me comentó que los adultos nos habíamos vuelto ego-ístas, que nos gustaría que la vida hiciese realidad nuestros deseos, pero que éramos incapaces de hacer realidad los deseos de un niño, de nuestro propio niño, que lo único que desea es sentirse amado.

Tambien me dijo que no viviremos el Amor, alegría, felicidad, confianza, mientras dentro de cada uno haya un niño viviendo miedo, abandono, soledad, tristeza, desconfianza, porque según él todo eso no llega de afuera, sale de adentro y eso solo puede ocurrir cuando ese niño-herido se haya convertido en el niño-dios, porque ese niño es la puerta de entrada a la divinidad que en todos reside.

Bueno, yo he cumplido con mi parte, ahora te toca a tí ver como está tu niño, al fín y al cabo se trata de tu vida, tu decides lo que quieres para tí.

Un abrazo.


Gentileza de Sara Muñoz

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