lunes, 4 de agosto de 2014

PARÁBOLA DE LIDERAZGO


Zhuang Zi, también llamado Chuang Tzu, Chuang Tse o Chuang Zi  ( siglo IV a.C.) fue un filósofo chino considerado uno de los más singulares pensadores orientales y el seguidor más brillante de Lao Tse. Su prosa se caracterizaba por un estilo lleno de donaire,  sarcasmo  gran belleza expresiva. Tal fue la razón de que mereciera ser admirado por todos los estudiosos chinos, incluso por aquellos que no compartían sus ideas. Lo que Lao Tse explicaba  con epigramas, es expuesto por Zhuangzi mediante ágiles ensayos, llenos de anécdotas y de fábulas fantásticas. 

Zhuangzi era oriundo del pueblo de Mêng, que forma parte de Ch'u, del que procedía la familia de Lao Tse. Fue llamado algunas veces "intendente de los jardines de los árboles de la laca", porque había desempeñado tal cargo durante algún tiempo. Rico e independiente, en  cierta ocasión, el rey de Ch'u le ofreció entrar a su servicio, ante lo cual Zhuangzi se echó a reír y dijo al mensajero real: "Mil dineros constituyen en verdad un buen pellizco, y el ministerio es un cargo importante. Pero, ¿no has visto nunca a un buey llevado al sacrificio? Durante algunos años se le alimenta bien y es cubierto con telas bordadas. Sin embargo,  al ser conducido al altar, su mayor deseo consiste en volver a ser un simple buey, cosa que resulta imposible. ¡Vete de aquí¡ ¡No trates de corromperme¡ Más prefiero disfrutar de mi pobre condición que ser esclavo del gobernante de algún reino. Jamás aceptaré un puesto semejante que me impide poder seguir siendo libre”.

Su obra se recoge en "El libro de Chuang Tzu”  que se  divide en tres libros y 33 partes; aunque  no todas ellas se pueden atribuir al autor. El contenido es filosófico, exponiendo el autor su pensamiento por medio de parábolas. 


El libro se resume en un supremo precepto moral y filosófico: la perfección consiste en la perfecta conformidad con el Tao, esto es, en la renuncia a toda acción, en la eliminación de todos los deseos mundanos, en el olvido de sí mismo, en la meditación. El ritmo interior de la vida del sabio ha de medirse por la ley esencial del Tao: "obra como si no obrases". También el amor y la caridad han de ser sin esfuerzo para que tengan valor. 


Entre las reflexiones que plantea se encuentra esta sobre el poder:

“Tsien Wu dijo a Sun Siu Au: "Señor, usted fue tres veces primer ministro y no se sentía orgulloso de ello; fue cesado tres veces y no mostraba ningún abatimiento. Antes yo no tenía plena confianza en usted, pero ahora veo cuán regular y calmadamente pasa el aliento por sus fosas nasales. ¿Cómo domina su espíritu?"

Sun Siu Au respondió: "¿En qué aventajo yo a los demás hombres? Cuando el cargo me fue confiado, consideré que no debía rehusarlo. Cuando me fue quitado, pensaba que no debía conservarlo. Consideraba que tener o no ese cargo en nada cambiaba lo que yo era y que no había ninguna razón para mostrarme abatido. Esto era todo ¿En qué sobresalí yo de los demás? Además yo no sabía si el honor era para la dignidad del cargo o para mí mismo. Si el honor pertenecía al cargo, no era para mí, y si me pertenecía, no tenía nada que ver con el cargo. Con esta incertidumbre y tomando todo en consideración, no tenía ocasión para averiguar si los hombres me estimaban importante o ínfimo."

 
Tsung Ni escuchó esto y dijo: "El verdadero hombre de antaño no puede ser descrito plenamente por los grandes sabios. La belleza no puede conducirle a la disipación y no puede ser asaltado ni por el ladrón más peligroso. Ni el emperador Fu Hi ni Huang Ti pudieron coaccionarle en base a su amistad. La vida y la muerte son acontecimientos llenos de importancia, y sin embargo, no podían alterar su ser más profundo, ¡Cuánto menos le importaría el cargo y los privilegios! Con tal naturaleza, podía subir sin impedimentos a la montaña Thai, sumergirse sin mojarse en la charca más profunda, desempeñar la más humilde e ínfima función sin ser humillado por ello. Cuanto más daba a los demás, más le quedaba para él”.


FUENTE: PARABOLAS DE LIDERAZGO
















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