El error
de autenticidad consiste en prometer, creer y hacer creer que se
tiene un deseo, unas aspiraciones que no son genuinas sino fruto de
la pretensión de complacer a los demás, por falta de
autoconocimiento y/o presencia de autoengaño.
Se
promete ser lo que no se es. No se puede prometer un deseo si este ya
no forma parte intrinseca de la persona.
O bien
se pide al otro que tenga un sentimiento / deseo que en realidad no sale de su corazón de manera
natural, es decir no forzada. Se pide un imposible porque en la
imaginación todo es fácil y sencillo.
La
realidad es tozuda y cuando aparecen las primeras dificultades estas
falsas apreciaciones de los demás y/o de uno mismo aparecen y se hacen
patentes.
La
prudencia y la alerta ante desconocidos tiene su fundamento
justamente en este error de apreciación (aparte de la mala voluntad camuflada).
La confusión se basa en que las personas aspiramos a ideales y el deseo de ser puede provocar la creencia sincera y autentica de una falsedad: ser lo que no somos o sentir lo que no sentimos, y de esta manera autoengañarnos y engañar a los demás por desconocimiento de si mismo/a.
La confusión se basa en que las personas aspiramos a ideales y el deseo de ser puede provocar la creencia sincera y autentica de una falsedad: ser lo que no somos o sentir lo que no sentimos, y de esta manera autoengañarnos y engañar a los demás por desconocimiento de si mismo/a.
Ldo. Juan Carlos Medina
Psicólogo
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