No hace mucho que he leído esa frase, y me persigue en la memoria con insistencia, como pidiendo algo. Y ese algo, yo sé lo que es. Por eso me pongo a reflexionar sobre su verdad.
La vida no es solo existencia, es también, y sobre todo, relación. Y la relación se produce en el encuentro. No hay vida sin relación ni relación sin encuentro. Por eso decimos que “la vida es el arte del encuentro”.
Pero no vale cualquier relación. Para que el encuentro pueda considerarse un arte, es preciso que el encuentro sea bello, gratificante, o, al menos, suficientemente educado para guardar las reglas de una sana relación.
Podemos relacionarnos con nosotros mismos, con una persona distinta a nosotros, o con un hecho o circunstancia, buscados o impuestos; pero si esa relación está viciada por la violencia, el poder, la desconfianza, la no aceptación… el encuentro estará viciado desde su comienzo.
Existen relaciones que llevan al des-encuentro, a la trasgresión de la norma, al enfrentamiento; relaciones sin las más elementales reglas de la convivencia, porque carecen de toda ética y de las mínimas normas del arte relacional.
La vida es el arte del encuentro. Y cualquier relación que queramos que sea cordial, cercana, amiga, es también un arte, el arte del encuentro.
Félix González
FUENTE: Frag. CORAZONES EN LA RED
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