viernes, 18 de mayo de 2012

LEYES FUNDAMENTALES DE LAS RELACIONES HUMANAS (Cont.)



Capítulo 6

LEY Nº3: DE AUTODEFENSA (O BLOQUEO)


I – MUY A MENUDO VIOLAMOS LA LEY DE LA CONSIDERACIÓN.

Es muy frecuente que todos nosotros violemos, incluso inconscientemente, la Ley de Consideración cuando mantenemos relaciones con los demás. Entre otras situaciones podemos citar:

1º NO PRESTANDO ATENCIÓN A LAS PERSONAS.

Debemos entender por atención en este caso, una verdadera atención humana, cálida, disponible.

Demasiado a menudo creemos prestar atención a las personas nos rodean cuando, en realidad, nos contentamos con quedarnos en la superficie de la relación con unos “buenos días” o “buenas tardes” corteses o bien preguntando por su salud con el formalismo “¿todo bien?” y contentándonos con una respuesta igual de banal.

No se llega a más profundidades: en el fondo del espíritu de la mayoría de nosotros no se pretende hacer preguntas que sean reales: ¿cómo va realmente su salud?, y sus hijos, ¿le dan preocupaciones o satisfacciones?, ¿cómo van las cosas realmente?.


2º EN MUCHAS OCASIONES, CUANDO LES DAMOS A ENTENDER QUE A NUESTROS OJOS SON POCO O NADA IMPORTANTES.

Hay muchas ocasiones en las que se produce una situación de este tipo. Citaremos por ejemplo:

  • Cuando imponemos nuestro propio punto de vista, nuestro criterio, seguros de tener razón: “Yo creo que...”, “Estoy seguro que...”. Nosotros ya no escuchamos el punto de vista del otro. No le damos la más mínima consideración.
  • Cuando damos órdenes secas. Sin explicaciones. Es decir, cuando damos órdenes del tipo: “Haz esto o aquello”. O bien a un niño: “Tienes que hacer esto”, “No hagas tal cosa”. Nos parece tan banal que no le prestamos nada de atención: en particular, está el caso de los jefes con sus colaboradores y, todavía más, el de los padres con sus hijos (tanto es así, que parece evidente que los niños no tienen más que obedecer).

Así, a menudo me ha pasado que he perdido a una de mis hijas, muy joven, que llevara una carta al buzón más cercano: ella lo hacía obligada y forzada, pues yo era el padre; pero con frecuencia lo dejaba para más tarde y después se le olvidaba y la carta en lugar de salir rápidamente, perdía 24 horas. Hasta que un día en que yo comprendí que había que hacer algo especial; esto fue pedirle que me hiciera el favor de echarla pronto al correo para ganar tiempo, mostrándole la importancia de ese servicio, pequeño en apariencia, pero muy importante para mi: una que gana un día de camino para alguien que, por ejemplo, la espera con impaciencia.

  • Cuando imponemos nuestra voluntad sin explicar:
    Esto suele ocurrir cada vez que estamos en una posición de fuerza: un marido con su mujer, un superior jerárquico con sus subalternos, los padres con sus hijos, etc...
    De hecho, obedecemos a ese viejo instinto de autoridad arraigado en el ser humano que le lleva siempre a intentar dominar.
  • Cuando charlamos sin escuchar al otro:
    Esta situación es muy frecuente y cuando actuamos así queremos significar que lo que decimos nosotros tiene más importancia que lo que ellos puedan decir. Escuche en los lugares públicos: despachos, talleres, cafés, transportes públicos, etc... continuamente las personas hablan, mejor dicho monologan, sin escuchar al otro.
  • Cuando intentamos tener siempre razón y decir siempre la última palabra:
    Observe a su alrededor: estas personas son una verdadera legión. Pero en cierta medida, ¿no hacemos nosotros lo mismo? Hay bastante probabilidades que así sea.
  • En la venta, en los negocios.
    Cuando un vendedor habla y habla, es decir, ensordece a su interlocutor con un cañoneo de palabras; o bien, cuando abruma con su ciencia a su cliente porque conoce muy bien su parte (y es natural, pues es un profesional que vende continuamente los mismos artículos o los mismos servicios) y está demasiado seguro de sí mismo.
    En este caso o se contradice o demuestra al cliente que tiene razón, lo que significa, en términos claros, que no admite otras opiniones, “está cerrado”, etc...


3º CUANDO LES PRESIONAMOS

Siempre, en virtud de ese viejo instinto de dominación al que aludíamos antes, intentamos presionar a los demás cuando estamos seguros de nuestros argumentos y, con mayor razón, cuando estamos en una posición de fuerza.

  • El jefe sobre sus subalternos.
  • Las personas que están (por diversas circunstancias) en posición de fuerza frente a sus parientes más viejos y les imponen su autoridad.
  • El personal de la Administración, situados detrás de sus ventanillas, con las personas que tienen que acudir a ellas.
  • El comerciante frente a los clientes cuando un artículo escasea (período de restricciones).


II – CONSECUENCIA: REACCIÓN DE AUTODEFENSA, BLOQUEO.

Debido a nuestro instinto de conservación, arraigado en lo más profundo de nosotros mismos, cuando alguien nos presiona nosotros reaccionamos cada vez, instintivamente, bloqueándonos, defendiéndonos, encarrándonos en nosotros mismos.

Esta reacción es tanto más peligrosa cuanto que es instantánea e inconsciente.

Esto significa que, en esta circunstancia y sea quien sea su interlocutor: persona evolucionada, muy inteligente o alguien más primitivo, o un niño que no analiza lo que pasa, inmediatamente se produce un bloqueo.

Este bloqueo es tan instantáneo, tan inmediato que me recuerda a esas inmensas redes de nylon que se levantan súbitamente, al final de los terrenos de aviación militar, cuando un avión de caza, habiendo sobrepasado un cierto límite en el que no ha podido despegar, corre el riesgo de destrozarse al final de la pista.

Ese bloqueo instintivo es tan invisible y tan eficaz como la red de nylon; al igual que el avión va a empotrarse en ella, si usted presiona a alguien, por poco que sea, irá a chocarse contra sus defensas: entre usted y él se levantará un muro invisible que le será imposible franquear.

Esta situación se puede simbolizar con el esquema de la página siguiente: a la izquierda está usted presionando, a veces, incluso, débil e inconscientemente.

A la derecha las múltiples flechas de reacción muestran el bloqueo, la barrera inconsciente levantada inmediatamente por su interlocutor.


AUTODEFENSA INCONSCIENTE, LUEGO PELIGROSA

Repito que esta reacción es inmediata e instintiva: de manera que hasta personas muy evolucionadas, perfectamente dueñas de sí mismas se bloquearán inconscientemente en el fondo de ellas si se “sienten” atacadas, si tienen la sensación de que están haciendo la más mínima presión sobre ellas: ¿no ha sentido en usted mismo ese instinto cuando en una tienda un vendedor o una vendedora ha intenta “liarlo”, es decir, cuando intenta obligarle a hacer alguna compra que usted no ha decidido todavía o que, incluso, no quiere comprar?.

Piense en ello: esta situación es igual para todos los interlocutores cada vez que, consciente o inconscientemente, se hace algún tipo de presión sobre ellos.


III – REGLA DE ORO DE LAS RELACIONES HUMANAS: UTILICE EL JUDO, ES DECIR LA SUAVIDAD

1º SUPRIMA EL BOXEO.

Desde los orígenes de la Humanidad, lo que predomina en el mundo es la Ley del más fuerte: es ésta la que lleva ineludiblemente a los humanos a las guerras, a peleas entre familias, entre amigos, etc... a menudo por motivos banales.

¿Por qué ocurre esto?. Siempre por falta de inteligencia, por falta de comprensión de los mecanismos psicológicos más elementales, en donde alguien ha querido imponer su punto de vista o su ley a alguien.

El otro no tendrá mas remedio que aceptar si está realmente en situación de inferioridad: por ejemplo: un chico joven dependiendo totalmente de sus padres, trabajadores pobres y muy necesitados dependiendo del patrón que les propone un único trabajo que pueden encontrar; pueblos necesitados dominados por pueblos más ricos y fuertes, etc.

Pero, en el momento en que sea posible, el otro intentará escapar de esta dominación, de esta presión, lo que origina situaciones diversas: fugas o salidas de adolescentes del hogar familiar, matrimonios precipitados poco razonables, revoluciones de pueblos o de minorías, etc...

2º UTILICE EL JUDO

¿Qué significa “Judo”? Es una palabra japonesa compuesta que significa “vía de la suavidad”.

El Judo lo inventó en el Japón, al final del siglo XIX, un señor muy flaco, de un peso ridículo, muy pequeño y muy acomplejado por su debilidad, en un Japón tradicionalmente militarizado, muy jerárquico, en el que toda la mitología y la leyenda está centrada en los hechos de los samurais, de los “fuertes”, de las personas de mucho peso, etc...

El inventor del Judo quiso encontrar un método que permitiera restablecer el equilibrio perdido para los pequeños y enclenques: su astucia consistió en encontrar movimientos de desequilibrio que fueran siempre en el sentido del adversario.

Dicho en otros términos, cuando alguien se desplaza, continuamente hay momentos en los que se está en posición de desequilibrio (momentos fugaces): en este instante, yendo en el sentido del adversario y utilizando la fuerza adquirida por él, resulta que, los empujones dados en el mismo sentido desequilibran completamente al adversario y, cuanto más pesado sea éste, más fuerte será la caída.

En las relaciones humanas pasa lo mismo: contrólese, observe, escuche y utilice los fallos del contrario. Cuando éstos se presenten, o sea, cuando aparezcan los desequilibrios de su o sus contrincantes, aprovéchelos a su favor.

Utilícelos empujándolos en el mismo sentido, no en el sentido inverso, es decir no intentando ejercer sobre él una presión o una dominación; pues, en este caso, no podrá tener éxito ( el sí lo tiene será una victoria muy pasajera) más que si usted está realmente en una posición de fuerza, lo que, como estábamos viendo, no es verdaderamente el caso.


3º DEJE DE SOÑAR CONTINUAMENTE EN DOMINAR AL OTRO

En las confidencias que me hacen, en las preguntas que me dirigen, es muy característico observar que mis interlocutores emplean siempre palabras reveladoras: “querría dominar a mi adversario”, “querría ser más fuerte que él”, etc...

Esto demuestra siempre ese sueño permanente de relaciones de fuerza, de dominación que se aloja que se aloja en cada uno de nosotros.

Es un cálculo erróneo; en efecto, usted puede encontrarse, en algunos momentos, claramente en posición de fuerza; pero, esta situación nunca dura demasiado: tarde o temprano, el otro o los otros tendrán la posibilidad de escapar de sus manos aunque sea dejando su empresa o su familia.

En este caso usted, en definitiva, habrá perdido. Su objetivo debe ser, pues, no el de abrumar o dominar, sino el de conservar buenas relaciones con el otro o con los otros, obteniéndo satisfacciones con ellos.

Veremos, posteriormente, como obtener una satisfacción razonable en las relaciones humanas.


4º PRACTICAMENTE: APRENDA A ACTUAR CONSCIENTEMENTE

O lo que es lo mismo: sea dueño de sus impulsos.

Actualmente hay muchas ocasiones en las que usted actúa por impulsos: cuando puede responde con la misma moneda, si está en posición de fuerza hace sentir su autoridad, etc... Cuando habla, quizá se le escapan palabras duras o hirientes, tal vez alguna vez “mete la pata”...

Lo anteriormente dicho significa que no es dueño de las palabras que salen de su boca, de la mímica de su rostro, de las actitudes de su cuerpo, etc...

Todo esto se produce físicamente, sin que usted sea consciente de ello. Y ello no es normal en absoluto.

Tome el deporte como ejemplo

Notará que el instinto nos lleva a todos a ejecutar ciertos gestos que parecen naturales pero que, la reflexión, el entrenamiento o la experiencia, le enseñan a controlar este instinto y, a menudo, a hacer exactamente lo contrario para obtener buenos resultados y la seguridad de la operación.

  • Si está esquiando y atraviesa en diagonal una pendiente, el instinto le pide apoyarse sobre el esquí que está del lado de la montaña, pues aparentemente es más natural y parece más seguro. Pero la técnica y la experiencia le enseñan que para conseguir una seguridad real y una eficacia mayor debe apoyarse sobre el esquí inferior.
  • Si lo que está haciendo es montar un caballo, el instinto le pide mantenerse preferentemente sobre la parte de atrás para contrabalancear el movimiento permanente del caballo hacia adelante. Por el contrario, la buena técnica consiste en encontrarse siempre en ligero desequilibrio hacia adelante, o sea, en anticiparse a los movimientos del caballo más que en frenarlo con un movimiento hacia atrás.

Otro ejemplo: conduciendo un coche

  • Cuando de pronto se presenta un obstáculo en la carretera o una dificultad, el instinto le incita inmediatamente a apoyarse sobre el pedal del freno. Y esto, a menudo, es la maniobra que no hay que hacer; por ejemplo: cuando conduce sobre un suelo mojado o sobre una pista con hielo, o a gran velocidad, un frenazo puede girar el coche, obligarlo a hacer una cabriola y mandarlo directo a la cuneta. La preparación y la experiencia, le enseñan que debe utilizar las marchas, es decir, tiene que utilizar el freno del motor y no el del pie.

Todo esto no son más que simples ejemplos; pero, observe y reflexione y se dará cuenta de que, para actuar en cualquier acto de la vida ha de sentirse dueño de sí mismo, es decir, dueño de sus impulsos.


IV – EN LA COMUNICACIÓN

APLICACIONES PRÁCTICAS SACADAS DE LA LEY Nº3 DE LA AUTOEDEFENSA.

Voy a recoger aquí consideraciones ya estudiadas al final de la Ley nº2 de la Consideración: es normal, pues la Ley de Autodefensa es la contrapartida inmediata de la Ley nº2 de Consideración.

1 – NO DISMINUYA NUNCA A NADIE.

Es muy importante que en sus relaciones con los demás nunca disminuya a nadie, ni siquiera, ni siquiera involuntariamente.

Si el otro se siente herido en el fondo, aunque no haya sido esa su intención no se lo perdonará. Entre las formas más frecuentes de producir heridas involuntarias podemos citar: el ironizar, el bromear sobre alguien, el burlarse, e incluso el tomar a alguna persona como un “cabeza de turco” amistoso.

La mayoría de la gente cree que esto no trae ninguna consecuencia y no se privan de hacerlo, argumentando “somos amigos, ¿no?”. Es absolutamente falso: las burlas y la ironía hieren profundamente, aunque venga de un íntimo amigo.

Profesiones que infantilizan al otro.

Existe profesiones en las que tradicionalmente, y con frecuencia inconscientemente (por ser poseedores de diplomas que les acrediten o por estar investidos de ciertos poderes o de cierta autoridad), infantilizan o disminuyen a los demás con las que tratan.

Por ejemplo:

  • Los médicos que tienen aires de superioridad. Estos suelen utilizar una jerga técnica totalmente incomprensible para sus clientes en lugar de explicarles los problemas de forma sencilla, o bien si se los explican lo hacen con el tono condescendiente de El Que Sabe frente al que no sabe.
  • Las enfermeras. ¿Quién no ha sufrido el autoritarismo de algunas enfermeras cuando por azar se ha encontrado en un hospital, en una clínica, o en un centro de salud?. Muchas veces toman con “sus” enfermos actitudes maternales, dando la impresión de considerarlos como niños pequeños que lo único que tienen que hacer es dejarse manejar, pues ellas sabe muy bien su profesión.
  • Los profesores con sus alumnos o con los padres de los alumnos y, en general, todo especialista: experto contable, abogado, ingeniero, etc... cuando tratan del tema que dominan.
  • Los funcionarios. Uno de mis amigos, altamente diplomado y director durante mucho tiempo de una de las más importantes filiales de una multinacional, visitaba un día a un funcionario de la Administración del Estado; la conversación fue encantadora y llevada por personas de trato agradable; hasta el momento en que se empezó a hablar del asunto que les reunía: se trataba de un dossier banal de una pequeña sucesión.
    Inmediatamente el Señor Funcionario adquirió un tono paternal, seco, para indicar lo que se debía hacer; sin descansar durante todo el tiempo ni dejar un segundo a los demás expuso sus ideas y su punto de vista. El Señor Funcionario sabía y el otro no tenía nada más que ejecutar.
    Sin embargo mi amigo, licenciado en Derecho y especialista en estas cuestiones, sabía tanto como él. Pero esto, al parecer, no servía para nada; El Señor Funcionario, desde lo alto de su autoridad, al parecer pensaba que no tenía porque tomar en consideración al “administrado” que estaba frente a él: sólo El Sabía e Imponia su Voluntad y no hay nada más que hablar.
    Hoy a menudo se habla en Francia de los “Enarques”, éstos son altos funcionarios o políticos salidos de la Escuela Nacional de la Administración. Y, subrayando un slogan que hemos visto durante años pegado a los camiones en las carreteras para indicar la prepotencia de estos funcionarios: “Los Enarques” saben por todos nosotros”. De esta forma se ha llegado a unos absurdos originados por suponer que todo se sabe, tales como que Francia ha sido durante mucho tiempo un país subdesarrollado en materias de equipamiento telefónico; pues, tal como lo explicaba uno de ellos: “Nunca hubiéramos llegado a pensar que los franceses utilizarían el teléfono tanto como los americanos”.
  • Los padres con sus hijos: En virtud de este instinto de dominación, todos los padres, consciente o inconscientemente, intentan, en nombre de la experiencia, imponer su voluntad a sus hijos.
    Ciertamente esto es lo normal con un niño pequeño. Pero, desgraciadamente, los padres no saben retirarse a tiempo para dejar a un adolescente tomar sus responsabilidades, hacer experiencias, tener ideas y probarías en la vida.
    Ellos, los padres, saben y, “por el bien del hijo” lamentan hacer presión sobre él para incitarle a tomar tal o cual decisión, o encaminarle hacia una determinada vía.


2 – NUNCA CRITIQUE A NADIE.

Ya entiende por qué se lo he dicho cuando le hablé de la ley nº2: la crítica a las personas no sirve para nada, pues la crítica, incluso la más pequeña, desencadena inmediatamente una reacción de bloqueo.

Recuerde bloqueo es: cuneta – pared – red de nylon, es decir puede ser invisible entre su interlocutor y usted pero, a partir del momento en que la corriente no pasa entre los dos, usted ya puede tener toda la razón que no le servirá para nada.

Considere los hechos diversos y las explicaciones de los ladrones, truhanes, asesinos, etc... ellos son siempre las víctimas de la sociedad, de su familia, etc... y se consideran a fin de cuentas como “buena gente”.

Prácticamente: desahóguese escribiendo.

Le recuerdo el consejo dado anteriormente: si verdaderamente se encuentra en un estado emotivo delicado, escriba una carta a la persona contra la que tiene reproches; desahóguese ampliamente, explique todo lo que tiene dentro del corazón, etc... pero no envíe nunca esa carta.

Si le aconsejo ese truco es porque le permitirá transmitir su emotividad, sobre lo que le perturba, en un papel: esto le vaciará de toda emoción. Pero, sobre todo, nunca envíe esa carta, no ceda jamás a la tentación de echarla al buzón.

Nadie se autoacusa

Sea objetivo: cuando usted ha cometido un error de apreciación y de acción, ¿acepta para usted mismo, y más todavía en público, decir que ha cometido en error?.

Esto resulta casi imposible. Piense en ellos detenidamente, reflexione sobre esta situación.

Reconozca, pues, que si esto nos es difícil con nosotros mismos, cuánto más difícil será para otro, sea quien sea (padre, amigo, hijo, colaborador, etc...), admitir públicamente que ha cometido un error y se ha equivocado.

Aquí se tropieza con una de las imposibilidades del espíritu humano. Sea realista y téngalo en cuenta.

Lo que importa, como veremos más adelante, no es que las personas se acusen sino que transformen su comportamiento en el futuro.


3 – NO INTENTE NUNCA CAMBIAR A NADIE.

Es decir, no trate de presionarle.

Le repito aquí el consejo que le di al final de Ley nº 2: seguramente, ahora comprenderá porque es inútil presionar (aunque se tenga razón): el otro se bloquea, se repliega, se cierra. Y, aunque usted tenga mil veces razón, en el sentido literal del término, el otro no lo entenderá: sus palabras, sus argumentos le resbalarán (seguramente de forma inconsciente) como gotas de agua las plumas de un pato.

Acuérdese de lo que decía Edouard Michelin: “No podemo hacer nada con sus defectos. Hagamos el máximo para sacar partido de sus cualidades y para desarrollarlas”.

Sólo las personas se pueden cambiar a sí mismas, no usted”

Su objetivo debe ser conseguir que ellos mismos deseen cambiar. Porque esto es lo que les interesa a ellos.

Para lograr esta meta hay que ver las cosas desde su punto de vista (Ley nº1). Utilice su forma de ser, utilice sus intereses (o sea, sus desequilibrios: haga “judo”).

Las personas sólo aceptarán el hacer un esfuerzo si ven en ello su interés: por ejemplo, presionar a un fumador a base de argumentos centrados sobre los riesgos del cáncer, y de las enfermedades es, desgraciadamente, totalmente ineficaz: estos argumentos tienen que ser científicamente probados, y no por eso un fumador parará de fumar.

Al contrario, cuanto más intenta demostrarle por esa vía que debe dejar de fumar, más se bloqueará y se refugiará en su actitud.

Por el contrario, se obtienen buenos resultados si el mismo fumador decide que debe parar; en este caso se le puede ayudar desde el exterior con curas, con ayuda moral, con una ayuda entre fumadores, etc... Pero lo primero que tiene que ocurrir es que él decida que ha de dejar de fumar.


DOS EJEMPLOS CORRIENTES DE PRESIÓN

1º La venta

Un caso muy frecuente de presión, que para muchos es casi una debilidad, es la de los vendedores que están persuadidos de que tienen que presionar a sus clientes para conseguir resultados. Sin embargo, este método es antiguo y está abandonado por todas las personas evolucionadas que han aprendido las reglas de la venta moderna.

Hace algún tiempo visitaba yo el SICOB (Salón Internacional de Equipamiento de Despacho) para examinar una serie de aparatos que necesitaba.

En uno de los stands que pertenecía a una marca conocida fuí acogido primeramente por un joven que me escuchó y una vez que había comprendido cual era exactamente mi objetivo me orientó, entre toda una gama de máquinas, sobre la que me convenía más para mi problema. Cuando me explicó su funcionamiento, lo hizo calmadamente dejándome tiempo para asimilar sus explicaciones, hacer preguntas complementarias, etc... Yo tomé notas y guardé de esta entrevista un agradable recuerdo, no sólo del vendedor, sino también de la marca que representaba.

Después, fuí a ver otras marcas de la competencia, que me había prometido visitar. Posteriormente, como habíamos convenido volví al primer stand para comprobar ciertos detalles que me habían aparecido a la vista de los materiales de la competencia.

Cuando llegué no vi a mi primer demostrador, sino que literalmente fui agredido por un vendedor joven, de estilo dinámico, tipo bulldozer que me secuestró, no paró de hablar, forzándome totalmente a decir lo que yo debería querer, mientras que, lo único que pedía era ver al primer demostrador, al que ya había expuesto todos mis problemas, pues no tenía ganas de recomendar mis explicaciones.

Sin embargo, el segundo continuaba agrediéndome, todo con sonrisas artificiales, diciéndome que “era la misma cosa”, etc... Realmente me indispuso, pues ejercía una presión estúpida sobre mí, en lugar de tomarme en consideración y de entender que yo no tenía ganas de vovler a empezar una explicación desde cero y que preferiría continuar con el primero.

Conclusión: El primer vendedor era un buen vendedor; me dejó una excelente impresión y a través de él, de su casa. El segundo era un vendedor impertinente pero, seguramente persuadido de que él era un vendedor dinámico, muy “vendedor”, etc...

En efecto, la mayoría de las personas están persuadidas de que la venta es “charlar y charlar”. Jamás han comprendido que nunca vendían a la gente, sino era ésta quien compraba; o sea, que los compradores tomaban por sí mismos su decisión. Sobre todo cuando se trataba de material que requería una reflexión y un análisis atento de los problemas a resolver.

2º Los padres con los hijos

En la infancia, es normal que los padres tomen continuamente las decisiones en lugar de sus hijos, pues, éstos son frágiles, les falta experiencia y a menudo serían incapaces de decidir por sí mismos.

Desgraciadamente, no se dan cuenta de que a partir de los 14 o 15 años el niño se convierte en un adolescente que necesita reflexionar, tener sus experiencias, aprender poco a poco a decidir por sí mismo su porvenir, sus distracciones, etc...

Por este motivo, muchos padres continúan imponiéndoles su voluntad en nombre de “su experiencia”: “en mis tiempos, esto no se hacía así” me decían continuamente mis padres. Es muy posible, pero actualmente es otro el caso.

Hay que respetar a los jóvenes que deben adquirir su plena personalidad y aprender a decidir.

Los padres no están para imponerles continuamente sus puntos de vista; ni aunque tengan más experiencia. De todas formas no tienen el mismo temperamento que sus hijos; no pueden tener los mismos sentimientos íntimos que aquéllos. Nosotros, los padres debemos considerarnos como “horticultores” y lo que podemos hacer es: regar la planta joven, tallarla, o sea, cortar un poco aquí y un poco allá las ramas inútiles, canalizar su crecimiento, abonarla, etc... ; pero, al igual que el árbol y la planta crecen por ellos mismos, el joven también lo hará. Y nadie puede “crecer” en su lugar, empezando por sus familiares más cercanos, o sea sus padres.

Todas las incomprensiones, todas las zanjas abiertas entre padres e hijos vienen de esta situación.

Recientemente, una madre devota, inteligente, experimentada nos decía en un Grupo de Entrenamiento: “sé que yo tengo razón”; hablaba de una de sus hijas de 18 años que, en su opinión, había tomado una mala decisión con sus estudios.

Es seguro que, bien pensadas las cosas, esta madre tenía razón. Pero lo importante es que su hija de 18 años tomara la decisión después de haberse convencido ella misma de que la vía escogida era la mejor.

Si ella toma esta decisión presionada por los padres, ¿qué pasa?; que tarde o temprano abandonará sus estudios, pues, no encuentra satisfacciones en ellos, se mete en una vía sin salida y el proceso de mediocridad se inicia: falla en su vida, falla en sus exámenes, se asquea de sí misma y no consigue nada pues va de pequeñas experiencias en pequeñas experiencias.

Es mejor que en estos casos el joven o la joven tomen por sí mismos la decisión con conocimiento de causa. Normalmente, si no ha habido presión y, en consecuencia, no se ha producido una reacción automática de bloqueo, 9 de cada 10 casos llegarán por ellos mismos a idéntícas conclusiones que sus padres pero, en este caso, será una decisión personal, constituyendo, por lo tanto, un camino que seguirán hasta el fin, pues lo han escogido voluntariamente.

Aparentemente, el resultado será quizás el mismo. Pero en el caso de haber presión aparecerá tarde o temprano una reacción de rechazo: el joven hará sus estudios sin ganas en lugar de estar motivado y es posible que acabe por dejarlos. Yo veo casi todas las semanas demasiados ejemplos de ello para no estar seguro.

En el otro caso, si el joven ha llegado por sí mismo a la conclusión que debe meterse en un cierto camino: será él el que haya tomado la decisión; estará motivado y probablmente irá hasta el final.

Verá, pues, que lo que cuenta para las personas no es obtener una satisfacción inmediata, sino obtener resultados a largo plazo.


V – CONCLUSIÓN

Muchas veces en la vida es necesario escoger entre tener razón o conseguir resultados.

1º Tener razón.

El tener razón puede adquirir dos matices diferenciados:

  • Puede ser que se tenga real y objetivamente razón; por ejemplo, el especialista que conoce su profesión, los padres a quienes la experiencia adquirida por tal o cual vía haya sido nefasta, etc...
  • O, simplemente, porque “crea” tener razón: porque esas son sus ideas, sus tradiciones, etc...

Muchas personas se consumen por las situaciones de nervios y de tensión que tienen que pasar (mala atmósfera en las familias, en las empresas o en la política) para que sus ideas triunfen, para “tener razón”.


2º Conseguir resultados

Sin embargo, lo que cuenta no es el tener razón, el hacer admitir al otro que estaba equivocado y que sus razones son mejores.

Lo que cuenta: es que él cambie su comportamiento:

Por ejemplo, en el acto de venta lo que cuenta en realidad es que el cliente decida comprar o firmar el contrato y no que él reconozca que usted tiene razón, que usted es alguien de bien o que su casa es formidable; esto es secundario.

En el caso de los hijos lo importante es que decidan por ellos mismos el meterse en una vía razonable, dejándoles todas las oportunidades posibles a medida que avancen, si deciden orientarse en una forma diferente.

El fin no es conseguir que reconozcan que su padre o su madre tenían razón sino que decidan una orientación correspondiente a su temperamento y a sus gustos profundos.

  • No olvide nunca:

“En todas las relaciones humanas lo que cuenta es el resultado no las satisfacciones de su amor propio”.









1. LO QUE PUEDO APORTARLE Y PORQUÉ
2. ¿QUE SON LAS RELACIONES HUMANAS?
3. LA FABULOSA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES HUMANAS
4. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LA LEY Nº 1 DEL YO
5. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LA LEY Nº 2 DE CONSIDERACIÓN
5. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LA LEY Nº3 DE AUTODEFENSA (O BLOQUEO)
7. LAS LEYES FUND. DE LAS RELACIONES HUMANAS: LEY Nº 4 DE AMOR O LA AFECTIVIDAD
8. SEA BUEN PSICOLOGO
9. RELACIONES DE LA PSICOLOGIA CON LA MORAL Y LA RELIGIÓN
10. USTED PUEDE ORIENTAR EL COMPORTAMIENTO DE LOS DEMÁS RESPECTO A USTED
11. COMO TRIUNFAR CON LOS DEMÁS O COMO HACER AMIGOS, RELACIONES O CLIENTES Y CONSERVARLOS
12. LA TÉCNICA DEL DIÁLOGO. TODO DIÁLOGO DEBE TENER UNA ESTRUCTURA
13. LA TÉCNICA DEL DIÁLOGO (Cont.) TECNICA COMPLETA DE LA CONVERSACIÓN, DE LA ENTREVISTA Y LA NEGOCIACIÓN
14. LA TÉCNICA DE LAS PREGUNTAS
15. EL ARTE DE ESCUCHAR
16. ¿COMO OBTENER LA COOPERACIÓN DE LOS DEMÁS?
17. COMO CONVENCER
18. ANIME CONTINUAMENTE A LOS DEMÁS. APRENDA A DAR LAS GRACIAS, FELICITAR Y ALABAR.
19. CRITIQUE SIN OFENDER
20. PARA TRINFAR EN SUS RELACIONES SOCIALES


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