lunes, 28 de noviembre de 2011

Eficiencia: ¿Es usted una mosca o una abeja?



Evidentemente ante esta pregunta uno tiene natural tendencia a considerarse más próximo a las delicadas, trabajadoras, disciplinadas y simpáticas abejas, más que a las estúpidas, sucias e ingobernables moscas.

El Experimento:

Introduzca seis abejas y seis moscas en una botella y colóquela horizontalmente con el fondo apuntando hacia la luz de una ventana, podrá ver que las abejas no dejarán de luchar por encontrar salida a través del vidrio del fondo, hasta que mueren de agotamiento o de hambre; mientras que las moscas, en menos de dos minutos, habrán salido por el cuello en el otro extremo...

La flexibilidad en el empresa

En este ejemplo, puede verse cómo la flexibilidad adaptativa facilita los medios para que algunos agentes puedan superar un cambio fundamental en su ambiente.

Es el amor de las abejas por la luz, su misma inteligencia, lo que las pierde en ese experimento. Probablemente se imaginan que la salida de una prisión debe encontrarse donde la luz brilla más y obran en consecuencia, persistiendo en una actitud bastante lógica por cierto.

Para ellas el vidrio es un misterio sobrenatural que nunca han visto. Nunca antes han tenido una experiencia en esta atmósfera repentinamente impenetrable, y más incomprensible aparecerá este extraño obstáculo.

Mientras que las tontas moscas, indiferentes a la lógica como al enigma del vidrio, hacen caso omiso del llamado de la luz. Vuelan al azar de aquí para allá y acaban, necesariamente, por descubrir la abertura que les devuelve la libertad.
Poseen la buena suerte que a menudo sonríe a los ingenuos, quienes encuentran la salvación donde los sabios perecen.

Este experimento nos habla del juego de hacer frente al cambio; de la rigidez y la flexibilidad, de la perseverancia, del ensayo-error y del azar.


En este ejemplo, ataduras flexibles facilitan los medios para que algunos agentes puedan superar un cambio fundamental en su ambiente.

Cada mosca vuela, atada vagamente a su vecina y a su propio pasado. Hace numerosas adaptaciones idiosincrásicas hasta que, finalmente, resuelve el problema de escaparse.


La flexibilidad es un activo en este caso particular, pero no está claro en que medida y en que momento ella contribuye a un cambio afortunado, y cómo la acción debe modificarse para que haga frente a la realidad de esta flexibilidad.

Si las compañías no se adaptan, mueren.

La evolución aparece como un fenómeno continuo en el mercado. Las compañías u organizaciones que tienen éxito, son aquellas que aprenden. No esperan que el mercado las acabe, sino que crean su propio mercado interno.
Es fascinante constatar que las mejores empresas han desarrollado una multitud de artificios y rutinas para evitar la calcificación.

Ellas hacen más experimentos, fomentan más ensayos y permiten pequeñas fallas, conservan pequeñas dimensiones, cooperan más con sus clientes, estimulan la competencia interna, etc...
Mantienen un rico ambiente informal, cargado de información, que incitan a la difusión de las ideas que triunfan.

Igor Ansoff, quien durante mucho tiempo ha estudiado la estrategia de los negocios, agrega: "Podemos predecir el fin de la supremacía de la estructura como primer criterio para definir la aptitud de una organización. La estructura va a llegar a ser un medio dinámico de cambio y de inmovilismo a la vez, el último modelo del "caos organizado".

Finalmente, al ser consultado acerca de las estructuras de las compañías excelentes, David Anderson las calificó como "ambientes zumbadores y florecientes", metáfora que nos recuerda nuestro experimento de moscas y abejas.

Usted, o su organización, ¿actúa como mosca, o como abeja?



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