martes, 27 de noviembre de 2007

Estúpido respeto hacia las formas


Un hombre fue invitado a comer a una mansión de unas personas muy ricas, y llegó al ágape ataviado con ropas modestas. Al instante, advirtió que los anfitriones eludían saludarlo y que los camareros evitaban servirlo. Como vivía cerca, corrió a su casa y se vistió con una túnica muy cara y lujosa. Así volvió al banquete donde nadie había reparado en su ausencia. A su regreso, los dueños de la casa lo recibieron cortésmente y los criados mostraron ante él grandes ademanes de respeto.


Llegado el momento de la cena, aquel hombre se quitó la túnica y la arrojó en medio de los manjares.


¿Porqué haces esto? - le preguntaron extrañados los anfitriones


Ha sido mi túnica y no yo quien ha recibido vuestros respeto y atenciones. Que sea ella la que se quede a comer.


Dicho lo cual, aquel hombre abandonó aquella casa.





Fuente: "Los 120 mejores cuentos de oriente", Ramiro Calle







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1 comentario:

XoPh¡@ dijo...

lo realmente importante del ser, va por dentro y no en su investidura, pero hay personas que se dejan llevar y pecan