sábado, 6 de diciembre de 2014

CIENCIA DE VANGUARDIA Y CON-CIENCIA: la pescadilla que se muerde la cola

Luis Emilio Oliver

Una de las cosas que la Física Cuántica nos demuestra reiteradamente, y lo que los físicos ni quieren aceptar ni, por supuesto, enseñar[7]; es que es la observación CONSCIENTE la que crea la realidad física observada.

La Física Cuántica con sus reiterados experimentos parece recrearse en desmontarnos nuestros postulados científicos más sólidos, aquellos que conforman las creencias del ser humano del siglo XX respecto de la composición y comportamiento de la materia. Porque ¿A quien le podría parecer posible que:


  • Un objeto (aunque sea tan diminuto como una partícula sub-atómica) pueda estar en dos sitios A LA VEZ
  • Lo que ocurre aquí y ahora puede estar influido por lo que está ocurriendo al mismo tiempo a gran distancia (que da lugar a lo que se conoce como “no localidad”), o
  • Que el “mundo de fuera” solo sea real cuando lo observemos (dando lugar a lo que se conoce como “problema de medición”)?

Pero es un hecho innegable para cualquiera que se pare a estudiar con un mínimo de atención  los resultados de la ciencia durante el siglo XX que ésta ha demostrado EXPERIMENTAL y REITERADAMENTE que la manera de observar configura la realidad observada, lo que no hace sino demostrarnos que hemos llegado a un punto en el que el encuentro entre la Ciencia y la conciencia está servido.

El problema es que con este encuentro se abre literalmente la “Caja de Pandora” ya que no hay razones objetivas para negar los postulados y planteamientos más desbocados ya que si admitimos que la observación consciente configura la realidad de las partículas[8], ¿porqué no admitir lo mismo respecto de los restantes objetos con ellas construidos?.

Tras la inicial y “alocada” teoría de Planck[9] sobre los cuantos y el decisivo y primigenio apoyo de Einstein a la misma demostrando de forma fehaciente la naturaleza cuántica de la luz (dualidad partícula-onda de los fotones), se abrió la puerta a comienzos del siglo XX para el rápido, y a veces zigzagueante, desarrollo de la Física Cuántica. Las implicaciones de la nueva Ciencia fueron rápidamente comprendidas por Einstein quien no sólo fue el primero en impulsar sus comienzos sino en darse cuenta, con horror, de sus implicaciones, negándose a aceptar lo que ésta parecía indicarnos[10]. Por eso ante la demostración experimental del “entrelazamiento cuántico” de las partículas trató de denigrar a la nueva Ciencia tildándola de incompleta, denominando al citado entrelazamiento cuántico como “acciones fantasmales a distancia” y diciendo aquello de que “Dios no juega a los dados”[11].

Pero Einstein no fue el único en negar las implicaciones filosóficas que la nueva ciencia apuntaba ya que, por un lado,  los claros planteamientos cuánticos manifestados por Einstein en 1905 no fueron aceptados por el mundo científico hasta que en 1923 De Brouglie demostrase fehacientemente la naturaleza corpuscular de los fotones y la extensión de dicha naturaleza dual al resto de la materia. y, por otro, tras su aceptación algunos padres de la teoría cuántica como Bohr, Heisenberg y Born propusieron  en 1927 lo que se vino en denominar la “interpretación de Copenhague”, que no es sino una forma de hacer frente a dichas implicaciones tratando de buscar una coexistencia de compromiso entre ambas formas de física: la cuántica y la newtoniana. Esta interpretación a muy pocos gustó, entre ellos a Einstein y a Schrödinger[12], quien en 1935 y como crítica a la interpretación planteó la conocida como “Paradoja del gato de Schrödinger”, una forma un tanto divertida de reducción al absurdo  y que mostraba las paradojas e interrogantes a los que abocaba la física cuántica.

De la enorme perturbación que supuso la aparición de la nueva Ciencia da prueba el que el mismo Einstein reconociera en sus escritos que “le dedicó muchas más horas de reflexión a la Teoría Cuántica que a su Teoría de la Relatividad” que, como sabemos, revolucionó el concepto de espacio y tiempo. De hecho, incapaz de aceptar tan perturbadora e ilógica teoría, diseñó un experimento mental para demostrar que la Cuántica era una teoría incompleta, experimento conocido como la paradoja EPR (Einstein-Podolsky-Rosen).

Desde su formulación en 1935, la paradoja EPR tuvo en jaque a todos los físicos cuánticos, y hasta parcialmente en suspenso a los desarrollos de la nueva disciplina (que no se sabía si era falsa), hasta que en 1965 John Bell propuso una forma matemática de poder verificarla, lo que de hacerse permitiría demostrar que la teoría cuántica era completa y cierta. La verificación de la paradoja EPR se produjo, finalmente, con los experimentos de Alain Aspect, ¡¡en 1982!!, abriendo con ello la puerta, ya sin reservas, al desarrollo de la Física Cuántica  y demostrando con ello que la física cuántica, en definitiva, requiere una noción de la realidad substancialmente diferente de la manejada en física clásica.

La demostración de la corrección de los postulados de la teoría Cuántica y la demostración de que esta teoría era altamente eficaz en la predicción de los sucesos del reino subatómico son los que han alimentado los sueños y propiciado finalmente el encuentro entre la Ciencia y la Con-ciencia.

Reparemos en un “pequeño” detalle: la Física Cuántica sigue trabajando con partículas, como si estas existieran en realidad. Pero…¿existen realmente?.

La compañera de viaje de la teoría cuántica, la Física de Partículas, no es sino un alocado y carísimo intento de encontrar la “partícula última de la que se deriva todo” (lo cual suena a atomismo puro y duro), un tratar de buscar lo que no es vacío[13], un tratar de hallar un mecanismo que dé fundamento y explicación a la masa del Universo[14] [15] (recordemos que lo fotones carecen de masa). No es difícil darse cuenta de que esa “partícula última”, también llamada “la partícula de Dios” o  “bosón de Higgs”, es ahora el último bastión del mecanicismo al que se enfrentan un nutrido grupo de científicos de vanguardia.

Recientemente la prensa nos ha comunicado que parece que  mediante colisiones de alta energía los científicos han encontrado trazas de la misma que les hace sospechar que se puede encontrar en una determinada zona del espectro y por ello andan todos alborozados porque de no encontrarla los científicos no tendrían posibilidad de explicarse cómo aparece la masa y habría que admitir que el Universo es más complicado de lo que parece y que se resiste a nuestro mecanicismo, a nuestro intento de comprensión y modelización racional, haciéndonos ver que toda la materia no es sino una expresión de la agrupación energética[16] de la que poco o nada sabemos, incluyendo en esta denominación de “energética” a la información pues ya hay Físicos cuánticos que, como Vlatko Vedral, mantienen que todo es información (consideran que la información es una forma primaria de energía).

Este encuentro entre la Ciencia y la Con-ciencia, propiciado por la extraña Mecánica Cuántica y la no menos extraña Física de Partículas, es tan embarazoso para los científicos que éstos se han concentrado en los aspectos prácticos, predictivos y útiles de su teoría abandonando (y denigrando, porqué no decirlo) todo interés por explicar lo que sus propios modelos y hallazgos parecen indicarnos. Es decir, en el mundo de la Ciencia se ha extendido un modo práctico, pero muy neurótico, basado en  usar la mecánica cuántica y las partículas pero no en pensar en sus consecuencias. De hecho a los físicos cuánticos no les gusta nada que se les enfrente a las consecuencias filosóficas de sus teorías.

El hecho de que las partículas, la materia en suma, tengan a la vez  comportamiento de partículas y de ondas (ocupando, pues, todo el espacio) nos enfrenta a un escenario “no local” en el que la energía (léase también información) lo es todo. En ese espacio la “intención”, la consciencia, como portadora de una información local puede generar cambios energéticos en el mundo no local al que pertenece que, si son significativos, pueden generar cambios en su expresión como partículas, en la materia. Estamos pues, ante el “poder de la intención”, tan admirablemente analizado en cuanto a sus efectos en el mundo visible por Lynne McTaggart (El experimento de la intención) para quien sanadores, chamanes, médicos cuánticos y amigos, en tanto portadores de intención focalizada y estable,  podrían actuar en nuestro favor. En este contexto los “Campos mórficos” de Rupert Sheldrake, los registros akhasicos de Bésant o la famosa “alma” aristotélica tienen una perfecta vigencia y posible explicación.

De alguna forma la comunicación humana empieza ya a ser “no local” porque cómo entender si no los actuales fenómenos del Whatsapp, o de proceso “en la nube”, que no hacen sino  realidad la cita profética de Albert Einstein de que "Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad"[17].

Respecto del empleo práctico de las ”acciones fantasmales a distancia” en el mundo, por ejemplo, de la sanación y la crítica de inoperancia que el mundo científico hace respecto de las sanaciones a distancia y la homeopatía (que no es sino “soñar” que el agua vehiculiza los aspectos energéticos de las plantas curativas) es necesario apuntar que, tal y como ha demostrado Lynne McTaggart en su revisión de los trabajos científicos basados en el empleo de la intención, no todo el mundo es capaz de producir cambios en la naturaleza de las cosas y en su devenir. Para mí esto es así porque Intención (que es lo que necesita el mundo cuántico para revelarse) no es sinónimo de deseo ya que la primera es una forma amorosa de energía pura y sin expectativas (y por ello de altísima frecuencia)[18] y el deseo mucho me temo que está impregnado de expectativas racionales y por lo tanto es de baja frecuencia.

Pero una vez entendida la tramoya del desarrollo científico del siglo XX nos preguntamos: ¿de qué nos sirve que encuentren el origen de la masa de la materia?. Desde un punto de vista mecanicista y tecnológico probablemente mucho pero apréciese que esto no nos explicaría el origen mismo de la vida, estaríamos realmente en la misma situación que cuando allá por el año 380 a.C. Platón y Aristóteles filosofaban sobre si el origen de la vida y las formas visibles, el impulso vital, se situaba en el plano trascendente (las Ideas que Platón las ubicaba en la mente de Dios)  o en el material (el Alma aristotélica). Por eso hay muchos que mantienen que la ciencia no niega en absoluto a Dios, al mundo trascendente, sino que, al contrario, lo pone en primera fila del debate.

Llegados a este punto ya poco más puedo decir salvo una reflexión final respecto de lo que todo esto significa para mí. Yo creo que Occidente con su largo, pero económicamente muy provechoso (porque mientras indagaba sobre la materia y sus procesos fue capaz de poner en práctica descubrimientos que han cambiado la faz de la Tierra) discurrir por el método científico y Oriente con su cuasi-desprecio por la materia (con su correspondiente efecto secundario de falta de desarrollo económico y tecnológico) y concentración en los procesos mentales han llegado a un mismo punto: que tanto desde la materia como desde la mente no puede entenderse qué es realmente la vida. Pero ambos discurrires, ampliamente permeabilizados a día de hoy, nos han permitido conocer lo que “no es” y como dice Krishnamurti “saber lo que una cosa no es, es a menudo tan importante como saber lo que no es”.

Por tanto, ¿dónde estamos?, pues para mí estamos no en la ignorancia del que nada sabe porque nada se pegunta, sino en la sabiduría del SE QUE NO SE, y para mí este punto es el punto de la “iluminación”. Quizá no queramos inconscientemente darnos cuenta (y por eso hay tanta violencia cuando se trata de desmontar las falsas creencias que conforman nuestro inconsciente y aglutinan el mundo de hoy) de que seguimos sin saber nada respecto del “orden implicado”, ese que hay tras este decorado que es la vida, y del que tanto la ciencia como la mente nos dicen claramente: NO SE DARTE LA EXPLICACIÓN QUE ME PEDÍAS Y QUE TANTO TE PREOCUPA. Mientras esperamos en paz empezamos a actuar bajo la inspiración de algo que está mucho más allá de nosotros y que nos hace sentir que siempre hemos sabido y que realmente no era necesario saber nada (Escuchar a Fito Fittipaldi cuando dice eso de que “aprendes que había lecciones que no era necesario aprender”).

Cientos de frases, de citas, de apuntes bullen en mi cabeza pero aquí lo dejo so pena de emborronar el mensaje. Tan solo quiero acabar citando la frase final de la película Casablanca en la que el protagonista dice aquello de "este es el comienzo de una gran amistad". Hagámonos, pues, amigos de la vida que sus enseñanzas son únicas y no pretendamos ver más allá de lo que vemos, que la verdad se nos irá revelando a su debido tiempo….

Juan I. Fernández-Golfín Seco
Septiembre 2012

Para aquellos que, pese a las advertencias, quieran leer más.
·     David Bhom. “La totalidad y el orden implicado”. Editorial Kairós. Colección: Nueva Ciencia. ISBN:9788472451780
·     Vlatko Vedral. “Descodificando la realidad: el universo como información cuántica”. Editorial Intervención cultural. ISBN: 9788492616930
·     Lynne McTaggart. “El experimento de la intención”. Editorial Sirio. ISBN 9788478085774.
·     Rosenblum y Kuttner. “El enigma cuántico”. Editorial Tusquets. ISBN 9788483834237
·     Schrödinger. “¿Qué es la vida?”. Editorial Tusquets. ISBN 978-84-7223-607-3
·     Goswami. “Ciencia y Espiritualidad”. Editorial Kairos. ISBN 9788472458994
·     Goswami. “La Fisica del Alma”. Editorial Obelisco. ISBN 9788497775069
·     Tart, Goleman, Dossey, Achterberg, Russell. “La espiritualidad a debate: El estudio científico de lo trascendente”. Editorial Kairós. ISBN 9788472457461
·     Sheldrake. “La presencia del pasado. Resonancia mórfica y hábitos de la Naturaleza”. Editorial Kairós. ISBN 978-84-7245-223-7
·     Capra. “El Tao de la Física” Editorial Sirio. ISBN 9788478081752




[1] La Física cuántica es una rama relativamente reciente de la Física que estudia lo más pequeño, o sea la materia a escala atómica (el término "mecánica cuántica fue utilizado como tal por primera vez de la mano de Max Born en 1924, aunque ya estaba implícito en el trabajo de Max Planck en 1900 al denominar quantum a los paquetes discretos –hoy sabemos que fotones- en términos energéticos que él observó que se intercambiaban entre sí los electrones). Ahora bien es necesario ser justos al respecto ya que quien realmente  sentó las bases para la creación de la física cuántica fue el famoso físico de origen Alemán (posteriormente nacionalizado norteamericano), Albert Einstein, al postular (con gran reacción negativa por parte de los científicos del momento) la naturaleza corpuscular de la luz (esta oposición fue debida a que poco antes habían confirmado fehacientemente la naturaleza ondulatoria de la luz y de ahí que se negaran a la nueva evidencia). De hecho, en 1918 fue galardonado con el Premio Nobel de Física “por su papel jugado en el avance de la física con el descubrimiento de la teoría cuántica” aunque el tema de la naturaleza corpuscular (los fotones) de la luz no fuera aceptado hasta 1923.
La Física Cuántica surge a comienzos del siglo XX ante la imposibilidad de la mecánica clásica (la newtoniana) para explicar satisfactoriamente los fenómenos a escala sub-atómica. A nivel sub-atómico las partículas deben ser estudiadas y analizado su comportamiento en términos probabilísticos ya que las partículas en estudio son tan pequeñas, que el solo hecho de observarlas altera el fenómeno observado (para observarlas se debe "interactuar" de alguna manera con ellas, lo cual tiene a esa escala un efecto sobre su trayectoria o comportamiento), por lo que no se puede conocer con exactitud en términos clásicos, por ejemplo, su posición y velocidad al mismo tiempo (principio de incertidumbre de Heisenberg, otro de los pilares de esta rama de la Física y el origen de las famosas variables ocultas de la mecánica cuántica, de las acciones fantasmales a distancia que diría Einstein). De este estudio probabilístico surgen las ecuaciones de onda (que son funciones de probabilidad)  en donde las variables para definir el comportamiento Y POSICIÓN de estas partículas se expresan en términos de probabilidades, lo que se conoce a su vez como incertidumbre.
La Física Cuántica, por tanto, presenta dos pilares fundamentales: 1.- Que las partículas intercambian energía o "paquetes" en múltiplos enteros llamados quantum (literalmente cantidad) de energía, y 2.- que la posición de una partícula se define por la descripción de la probabilidad de que aquella partícula se sitúe en esa posición y en ese mismo instante.
Lo que hace tan impactante la Teoría Cuántica es el hecho de que al incorporar el concepto de probabilidad en el proceso de descripción de las partículas y del mundo sub-atómico aparecen conclusiones ciertamente sorprendentes.
La física cuántica tiene aplicaciones principalmente a nivel atómico y nuclear. Pero también sus principios son utilizados en ámbitos tan diversos como la electrónica, en tecnología y aparatos médicos (radiología, cirugía láser), criptología, astronomía, entre muchos otros más.
[2] La Física de partículas es la rama de la Física que estudia los componentes elementales de la materia y las interacciones entre ellos.  Se conoce a esta rama de la Física también como Física de altas energías, debido a que muchas de las partículas se las puede ver sólo tras grandes colisiones entre ellas provocadas en los aceleradores de partículas.
[3] El método científico postula que las teorías científicas deben aceptarse o rechazarse únicamente sobre la base de pruebas experimentales. El método fue formulado por vez primera por Galileo como forma de hacer comprender lo acertado de la teoría heliocéntrica de Copérnico  y de defenderse de las acusaciones de la Iglesia de entonces. No obstante, el actual método científico es imposible de entender sin el impulso transmitido por la incomparable aplicación práctica del mismo por parte de Newton  y  el pensamiento y obra de Descartes.
[4] En el fondo lo que este enfrentamiento inicial ponía de manifiesto era la existencia de dos visiones de la materia y de sus procesos totalmente contrapuestas: la determinista (defendida por la física newtoniana) y la no determinista. Ambas eran aproximaciones radicalmente distintas, que producían visiones del universo totalmente divergentes. Bohr, de hecho, lo que puso claramente de manifiesto era que la visión fragmentadora de la física clásica (reducir los problemas en sus componentes básicos) no es válida en el entorno cuántico ya que en este entorno las partículas se comportan relacionadamente mediante un sistema que no es divisible en componentes y que, por ello, actúa como un todo. Por ello lo que Bohr parecía sugerir es que en el entorno cuántico no hay un concepto definido de materia ya que no hay partes sino que “todo es un todo”.
[5] David Bohm (La totalidad y el orden implicado) mantiene que la constatación de que el indeterminismo es una propiedad fundamental de la materia a nivel cuántico lo único que puede estar expresando es el desconocimiento de las variables ocultas que actúan a nivel sub-cuántico. El conocimiento y modelización de la actuación de estas variables ocultas podría introducir cierto grado de determinismo al mundo cuántico. Por ello este físico mantiene la existencia de un “Orden implicado” que opera más allá de la materia.
[6] Debo aquí incluir una reflexión que me ronda por la cabeza desde hace tiempo. Parece como si la naturaleza respondiese a cada forma de preguntarla, de forma y manera que sólo cuando haces la pregunta correcta con la intención adecuada obtienes la respuesta correcta. Es curioso comprobar cómo los grandes descubrimientos científicos aparecen accidentalmente (Newton y la gravedad, Fleming y la penicilina, Planck y los cuantos, Einstein y la naturaleza corpuscular de la luz…) de la mano de personas que, sin embargo, trabajaban con extraordinaria intensidad y curiosidad. Choca al lector curioso el hecho de que la gran mayoría de las veces las respuestas llegan a personas de fuerte personalidad, altamente controvertidas, con una seguridad interna a prueba de bombas, quizá poniendo de manifiesto que esa fe interna y esa intensidad en la búsqueda sean las llaves que abren la puerta de la habitación de las respuestas. Para mí esto pone de manifiesto que la realidad se manifiesta de una forma concreta tras una forma de observar consciente y concreta (¿no es esto lo que llamamos “intención”?¿no es lo que nos decían de “pedid y se os dará, buscad y hallaréis”?).
[7] Muchos físicos cuánticos se quejan de que su teoría se ha prestado y ha dado pábulo a muchas interpretaciones pseudo religiosas, lo cual es rechazado por la comunidad científica en general ya que la incertidumbre o expresión probabilística del comportamiento de las partículas a escala muy pequeña, tiene por supuesto relación con el hecho de intentar "observarlas", pero no quiere decir para ellos que el observador cree su propia realidad debido al nexo que hay entre él y la materia a esta escala. Para los físicos cuánticos; esta es una interpretación bastante distorsionada del fenómeno, lo cual no quiere decir que en algún momento la mecánica cuántica no pueda aportar luz sobre fenómenos que aún no tienen una explicación satisfactoria desde el punto de vista científico más clásico. De hecho, muchos físicos se quejan reiteradamente que muchos autores de libros del tipo de "auto ayuda" se escudan en el poco conocimiento que existe sobre el tema para el lector común y en su complejidad, para apoyar o justificar de manera "científica" sus aseveraciones sobre la realidad que en verdad, para ellos, no tienen base o justificación. No obstante, es necesario decir para que el lector cree su propio juicio que otros físicos cuánticos (léase el libro de Rosenblum y Kuttner de El enigma cuántico) admiten abiertamente su extrañeza por las conclusiones sobre la realidad a las que parecen arrastrarnos los tozudos resultados de los experimentos cuánticos.
[8] La aparente limitación de la Física cuántica a los objetos diminutos es un problema puramente tecnológico pero la mecánica cuántica se aplica a todo, aunque la interpretación de Copenhague diga lo contrario (Rosenblum y Kuttner).
[9] Es difícil darse cuenta desde la atalaya del presente hasta qué punto esta “alocada” teoría era realmente alocada. Esta formulación rompía completamente con la visión continúa (derivada del movimiento continuo aristotélico) de los procesos físicos para introducir una visión discontinua de los mismos. Hoy esto lo vemos como normal cuando miramos en la pantalla del ordenado una línea recta que se convierte en escalonada conforme vamos aumentando el porcentaje de ampliación (zoom).
[10] Dado que la Física newtoniana alimenta nuestra actual forma de ver la materia y, por tanto, la vida; lo que nos está diciendo la Física cuántica es que no podemos hacer caso a nuestros sentidos, a la manera con la que “sentimos la vida”.
[11] En el fondo la actitud de Einstein se parece muchísimo a la que la Iglesia tuvo en su momento con  Galileo ya que si Einstein denigró la nueva teoría porque tenía que estar equivocada al contravenir la lógica científica de su época, la iglesia denigró (aunque con algo más de “presión” eso sí) la teoría y los resultados experimentales de Galileo ya que tenían que estar equivocados pues contravenían la filosofía aristotélica (cosmogónica y del movimiento) imperante en el momento (los “métodos” de oposición eran los de la época ya que los que contravenían la visión de Dios eran herejes y se les quemaba). Es este acto de crítica feroz por parte de la Iglesia a Galileo el que propició la aparición del método científico ya que para defenderse, Galileo no sólo planteó experimentos que demostraban que estaba en lo correcto sino que manifestó aquello de que “El único criterio para el juicio  científico es la demostración experimental”. De este modo tan “sutil” Galileo creó un modus operandi  para el futuro de la Ciencia y conmovió los pilares de la Iglesia, las religiones y las creencias ya que los postulados de  las religiones e, incluso, de las filosofías en general no son comprobables con resultados que puedan exponerse objetivamente… “Si eres bueno iras al cielo”….¿si? ¿estuviste allí?... cuenta, cuenta….
[12] Schrödinger fue el primero en formular matemáticamente la mecánica ondulatoria, proponiendo una elegante y ampliamente empleada formulación matemática que se enfrentaba a la visión matricial de Hesisenberg. Por ello recibió el premio Nobel de Física en 1933.
[13] Hasta el momento presente lo que los físicos han  encontrado no es sino vacío, ya que todas sus partículas, como el electrón y átomo mismo, no son sino formas de expresión de la energía vibratoria (se ocupa un volumen que cuando se analiza no tiene nada pero que en tanto es volumen actúa como partícula). Lo curioso en este punto es darse cuenta de que NADIE sabe lo que realmente vibra, así que cuando se dice que un electrón vibra, ¿qué vibra?
[14] Robert Aymar, el Director del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) dice en una entrevista “Sencillamente aplicamos la ley de Einstein: la energía se transforma en masa (las partículas) y ésta, en energía de nuevo. En las colisiones a energía suficientemente alta se producirán nuevas partículas, incluida, tal vez, una especial que estamos buscando. El problema es que no entendemos el proceso que genera la masa de todas las cosas, y esa partícula que buscamos, el bosón de Higgs, puede ayudarnos a explicarlo”. La partícula que se busca (el bosón de Higgs) es un tipo de partícula de alta masividad que generaría con su interacción la masa en las otras partículas.
[15] Álvaro de Rújula, ex director del Departamento de Física Teórica del CERN, en una entrevista cita textualmente: “Todos estamos hechos de tres tipos de partículas: electrones, y otras dos que son el quark up y el quark down. Quizás no se note, pero es evidente que es así. Si estamos aquí sentados tranquilamente, eso quiere decir que no estamos flotando por el aire. Y para eso hay dos motivos: el primero es que estamos inmersos en algo que no se ve, pero que existe, que es el campo gravitatorio de la Tierra, que es el que tira de nuestra masa y nos sienta en la silla; y el otro es que tenemos masa. ¿Y por qué tenemos nosotros, y las partículas elementales que nos componen, esa propiedad que se llama masa? Pues resulta que no la tenemos porque sí, sino por una razón que podríamos llamar "ambiental". Las partículas elementales tienen masa porque están sumidas en otro campo, que tampoco se ve y al que llamamos el campo de Higgs, y que permea el vacío por completo”…//… “Resulta que el problema más profundo de la Física de partículas, y también de la Cosmología, que estudia el Universo en su conjunto, tiene que ver con el vacío. Y a pesar de todas nuestras hipótesis, no podremos estar seguros de nuestras ideas hasta que encontremos el bosón de Higgs, la partícula responsable de la masa de todas las demás partículas. Pero el rol principal en esta cuestión lo juega el vacío”…//… “Hemos llegado a la conclusión de que el vacío es una sustancia, un campo fundamental que permea todo el Universo. Y si se sacude un campo fundamental, como es el vacío, entonces las vibraciones de ese campo, que son las partículas o cuantos, aparecen. El bosón de Higgs es la partícula del vacío, igual que el fotón es la partícula, o cuanto, de los campos electromagnéticos. Aunque la partícula desaparezca, aún queda su campo, que lo impregna todo”…//… “El verdadero descubrimiento sería no encontrar el Higgs, y tampoco nada que lo sustituya. Entonces sí que habríamos hecho un gran hallazgo, y tendríamos que ir a los políticos y decirles: "Eureka, no hemos descubierto nada, esto es un éxito fabuloso". Si lo descubrimos, estaremos constatando algo que ya sospechábamos. Si no, estaríamos ante algo completamente nuevo y fascinante”.
[16] ¿Una Forma aristotélica? ¿Una Idea platónica?, ¿Un campo mórfico de Sheldrake?
[17] Cualquier padre sabe que ahora tenemos a los chicos “en la nube”
[18] Recordemos que en la “alocada” teoría de Planck la energía del cuanto (del fotón), la energía radiada, era el producto de la constante de Planck (h) por la frecuencia de la vibración.


FUENTE: ESCUELA OLIVER















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