La ira y el enfado, son emociones relacionadas con la percepción de amenaza y suele provenir de sentirnos atacados o en peligro. Es la emoción opuesta al miedo y es una expresión de la energía hacia fuera.
¿Cuándo el enfado es sano? Cuando nos ayuda a detectar y resolver problemas, a luchar para conseguir las metas y aliviar o superar obstáculos que nos impiden alcanzarlos.
¿Cuándo el enfado es insano? Se convierte en un problema cuando experimentamos la ira de forma excesiva, demasiado intensa o sin control. Produciéndose un “secuestro emocional” que impide percibir serenamente la situación.
Conocer las situaciones que nos producen ira nos ayudará a conocernos, a darnos cuenta de qué cosas nos hacen sentirnos vulnerables.
Detectar las sensaciones corporales y los pensamientos que nos invaden antes de perder el control nos ayudará a darnos cuenta de cuando es el momento de poner en práctica estrategias para evitar actuar en contra de nuestros intereses.
Es importante no tomar decisiones bajo el efecto de emociones intensas, esas decisiones rápidas, suelen conllevar consecuencias indeseadas como sentimientos de vergüenza, arrepentimiento, etc. y frecuentemente agravan el problema.
Debemos responsabilizarnos de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Por eso es necesario no dejarnos arrastrar por nuestra ira.
Existen estrategias que nos ayudarán:
LA PRÁCTICA DE LAS DISTINTAS TÉCNICAS DE RELAJACIÓN. Relajación muscular progresiva, relajación basada en la respiración, relajación en imaginación, relajación autógena, etc. Practicar habitualmente nos permite prevenir esos estados de ira y nos ayuda en caso de emergencia a focalizar la atención en controlar nuestros síntomas físicos para calmarnos.
LA TÉCNICA DEL TIEMPO FUERA: Alejarse de la situación cuando nos damos cuenta de que nos estamos enfadando y vamos muy probablemente a perder el control. Es una técnica de emergencia pero si se usa habitualmente puede ser un problema ya que evitaremos siempre afrontar las situaciones que nos generan ira.
PARADA DE PENSAMIENTO: Una vez que te has apartado del lugar del conflicto es recomendable alejarse mentalmente. Nada más detectar la idea o pensamiento que te produce ira debes decirte mentalmente o en voz alta “STOP” o “BASTA” y seguidamente intentar pensar en algo agradable o neutro, distrayendo nuestra mente.
BÚSQUEDA DE PENSAMIENTOS ALTERNATIVOS: Lo que pensamos y nos decimos a nosotros mismos influye en lo que sentimos. Darnos cuentan de nuestras ideas o pensamientos rígidos y exagerados, esos que nos victimizan, nos hacen sentirnos débiles… y cambiarlos por un pensamiento menos catastrofista, ajustado a la realidad o simplemente centrar nuestra atención en pensamientos positivos, que nos calmen y tranquilicen para poder a afrontar la situación.
A menudo creemos que no somos capaces de afrontar y aceptar situaciones a las que tenemos miedo, es ese miedo el que con frecuencia toma las riendas y hace que actuemos a la defensiva, atacando por miedo a ser heridos. En realidad nuestra debilidad es creernos débiles (cuando seguramente somos capaces de asumir y reaccionar adecuadamente).
Somos más fuertes de lo que creemos, solo tenemos que mantener a raya nuestros a demonios. Los que nos roban la calma, la fé y el tiempo de disfrutar y sentirnos dichosos.
La lucha siempre es interna, con nosotros mismos. Si uno está seguro de quien es, de cómo actúa y está abierto al exterior porque no tiene miedo entonces, nada puede ser imposible de aceptar, resolver o superar.
Para completar la información te recomiendo la lectura del siguiente libro:
COMO SUPERAR EL DESCONTROL EMOCIONAL. Amelia Catalán Borja
FUENTE:
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