Hoy comparto este interesante post de Jonathan Secanella, de “Escuela de las Emociones”, sobre los impulsores de la personalidad. ¡Muy útil y práctico!
“Todos actuamos en la vida y nos relacionamos con los demás en base a una conjunción de elementos conscientes e inconscientes. En torno al tema del insconsciente, desde hace más de medio siglo el ámbito de la psicología ha tomado un interés especial. Sobre el modo de entender y abordar ese inconsciente hay diversas escuelas que se lanzan a explicarlo con mayor o menor claridad y mayor o menor acierto. En mi primer post para Enterapia os voy a hablar de esa área inconsciente, y más concretamente sobre lo que se conoce dentro del Análisis Transaccional como Impulsores de la personalidad.
Según esta corriente, las personas somos impulsadas por una combinación de imperativos inconscientes (seis, en concreto) que todos tenemos y que no son otra cosa que discursos que hemos recibido desde la niñez como recurso adaptativo para nuestra vida en sociedad.
Estos seis discursos o imperativos son los siguientes: sé perfecto, complace, esfuérzate, date prisa, sé fuerte y ten cuidado. Seguro que, con matices diferentes en el discurso, a todos nos suenan, ¿verdad? La realidad es que, dependiendo de una serie de factores externos (la insistencia, firmeza, etc., con lo que nos lo repitieron de pequeños) y factores internos (nuestra propia sensibilidad hacia uno u otro), en nuestra etapa de adultos todos tenemos unos más arraigados que otros.
Lo sano, desde la teoría del Análisis Transaccional, es que tengamos un nivel equilibrado de cada uno. ¿Por qué? Pues a continuación te digo el porqué en cada uno de ellos.
SE PERFECTO. Un nivel muy bajo de este impulsor no empuja a buscar la excelencia en la vida (tanto en lo personal como profesional). Sin embargo, un nivel muy alto puede convertir a la persona en una perfeccionista, con todo los problemas que lleva aparejados (dificultad para acabar las tareas, ansiedad en los pequeños detalles, presión a uno mismo a los que tiene cerca, inconformismo, legalismo, etc.).
COMPLACE. Un nivel muy bajo suele ir ligado a personas excesivamente individualista, que no suelen tener muy en cuenta a los demás; olvidan que comparten el mundo con otras personas y pueden destacar en muchas cosas menos en la empatía. Un nivel muy alto estará ligado a un comportamiento servil, siempre pensando en complacer a los demás, sin ser capaz de ser asertivo y dependiendo de la aprobación de los demás para sentirse bien (si quieres conocer un poco más sobre asertividad: comunicación asertiva I y comunicación asertiva II).
ESFUÉRZATE. Aquel que no tenga capacidad de esfuerzo se va a encontrar con muchos problemas a la hora de conseguir metas en la vida. Por otra parte, si el impulsor está muy arraigado, paradójicamente también se va a encontrar con problemas para conseguir metas. ¿Por qué? Porque este perfil de personas valoran mucho el que las cosas cuesten, el esfuerzo, la dureza, pero no el acabar los proyectos. Inconscientemente se ponen el listón muy alto y se conforman con el discurso: “¡lo importante es que lo intenté, me esforcé!”.
DATE PRISA. A quién le falle este impulsor responderá al perfil de persona parsimoniosa –como se suele decir coloquialmente: con poca sangre- lo que conllevará problemas prácticos de diversos tipos. Por otro lado, aquellos que tengan el impulsor excesivamente alto serán personas que siempre irán aceleradas, con alto nivel de estrés, muy activistas. Lo paradójico es que esa velocidad suele llevar a estas personas a cometer errores y bajar la calidad lo que les impulsará a ir aún más rápido convirtiéndose en un círculo vicioso.
SÉ FUERTE. Una persona que carezca de un nivel mínimo de fortaleza interior se va a encontrar con problemas de todo tipo, desde capacidad de control personal hasta de persistencia a la hora de conseguir metas personales y profesionales. Sin embargo, aquellos que tienen el impulsor muy arraigado, suelen ser personas que acaban encerradas en su mundo de apariencia de fortaleza. No suelen mostrar abiertamente sus sentimientos porque consideran que es mostrar debilidad, les preocupa mucho su imagen frente a los demás y este deseo –de aparentar- les impulsa en la toma de decisiones, valoran a los demás por la fortaleza que aparentan tener, etc., y en general, siempre están buscando “dar la talla”.
TEN CUIDADO. Carecer de un nivel óptimo de este impulsor lleva a las personas a vivir demasiado despreocupadamente. Muchas veces suelen ser personas “felices” que a fuerza de golpes a causa de su “candidez” acaban amargados con todo y con todos. Por otra parte, tenerlo muy alto, está relacionado con un perfil de personas temerosas, preocupadas por todo, siempre suspicaces ante las acciones de los demás (“¿me la querrán clavar?”), indecisas y con una consideración de que todo lo que hacen es trascendental y puede ser horrible el equivocarse.
¿Has podido reflexionar mientras leías estos seis modelos?, ¿te has planteado cuál/es tienes demasiado altos o bajos? Normalmente todos tenemos uno o dos más altos de lo que sería sano y uno o dos demasiado bajos. Esta combinación es la que condiciona mucho de lo que hacemos y cómo lo hacemos en la vida.”
Si te interesa conocer un poco más sobre este tema así como unos consejos prácticos que te ayudarán a mejorar puedes leer los siguientes artículos:
Un saludo.
Jonathan Secanella.
FUENTE: enterapiapsicologia
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