Hiperia
La hiperia es una función cerebral psíquica, como pueden ser la memoria, la capacidad musical, la inteligencia manipulativa y la verbal. Esta función, la hiperia, hasta el presente no había sido deslindada de otras actividades cerebrales. El término «hiperia», neologismo que se propone para denominar esta recién diferenciada actividad cerebral, proviene de la partícula griega ύπερ (hiper: superioridad, exceso), y significaría literalmente «excesividad», habiéndose escogido esta denominación porque la base fisiológica de la hiperia es el encendido de un excesivo número de neuronas cerebrales a la vez.
Esta activación de muchas neuronas al mismo tiempo, o hipersincronía neuronal, da lugar a vivencias psíquica inusuales que se presentan siempre con los siguientes rasgos fenomenológicos:
- Aparecen en la conciencia súbitamente.
- Se desarrollan de forma automática o pasiva, es decir, sin que la voluntad del sujeto pueda intervenir para modificarlas o detenerlas.
- Se experimentan siempre con una enorme intensidad vivencial.
- Se acompañan de un fuerte sentimiento de extrañeza, teniendo el sujeto la impresión de que en su mente sucede algo extraordinario.
Estos automatismos pueden pertenecer a cualquiera de los campos del psiquismo, según en qué zona de la corteza cerebral tenga lugar la descarga hipersincrónica:
Alucinaciones visuales o auditivas junto con súbitas ideas delirantes que se acompañan de un absoluto convencimiento de certeza y de verdad, cuadros que asemejan el cuadro sintomático agudo de una esquizofrenia paranoide.
Estados repentinos y automáticos de exaltación gozosa o de inhibición melancólica (con alternancia de ambos estados en la misma persona), que recuerdan la sucesión de fases maníacas y fases depresivas propias del trastorno bipolar.
Crisis de despersonalización e impulsiones suicidarias.
Hasta el presente, estos automatismos psíquicos venían siendo interpretados por los neurocientíficos, o bien como la expresión psíquica de una epilepsia, o bien como síntomas de una enfermedad mental. Pero la hipótesis de la hiperia aquí planteada significa que a partir de este momento estas producciones psíquicas automáticas dejan de ser concebidas como enfermizas y pasan a tener la consideración de manifestaciones psíquicas normales.
Todo el mundo está dotado para el funcionamiento hipérico, y cualquier persona puede tener alguna experiencia hipérica en el transcurso de la vida. Sin embargo, en algunos grupos de personas esta capacidad se encuentra más desarrollada que en el resto de la población, siendo muy proclives al funcionamiento hipérico los místicos, los artistas, los filósofos, los enfermos mentales y los consumidores de drogas o sustancias psicotóxicas.
Independientemente de a qué campo del psiquismo pertenezcan estas vivencias hipéricas, las convicciones que más frecuentemente obtienen de ellas los sujetos que las experimentan son:
Impresión de haber adquirido un conocimiento superior, al cual se llega de forma súbita e intuitiva, como afirma el filósofo estadounidense William James.
Convicción de que, por medio del estado hipérico, se ha establecido una comunicación a distancia, como repetidamente sostienen los pacientes psiquiátricos o los consumidores de psicotóxicos, quienes aseguran que los demás pueden penetrar en sus mentes y leer o manipular sus pensamientos.
El hecho de que éstas sean las dos certidumbres más habituales por parte de quienes experimentan vivencias hipéricas apunta a que la hiperia podría constituir una herramienta destinada, entre otros fines, a la adquisición de conocimientos intuitivos y a la comunicación telepática.
Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Hiperia
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