Cuando alguien nos hace daño o lo intenta a propósito, el cuerpo nos pide pagarle con la misma moneda, pero eso sería actuar de la misma manera y convertirnos en lo que detestamos.
El sentimiento de venganza es gasolina y lo inteligente no es quemarla en “entrar al trapo”, sino usarla para vencer en lo sutil, en ser mejor persona, más paciente, más inteligente, mas generoso, mas bondadoso y sobre todo más fuertes.
La fortaleza se expresa en la serenidad y buen juicio, no en la ira y en perder los nervios...
Decía Omraam Mikhaël Aïvanhov que los débiles siempre se quieren vengar. Seamos fuertes y no cedamos a la provocación y a las malas vibraciones.
Juan Carlos Medina
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