miércoles, 16 de enero de 2013

Perspectiva, creer sin ver

Las perspectivas son importantes, y no solo en la pintura ( para pintura y evolución de la perspectiva no dejen de visitar la magnífica colección de pintores góticos, primitivos y renacentistas valencianos que existe en el Museo San Pío V de Valencia) . También el intuir lo que no se ve, o el “creer lo que no se ve”. La fe a veces se define como la capacidad de “creer lo que no se ve” y , sin connotaciones religiosas, pero sí ontológicas trataré de ilustrar que la fe es importante, e incluso necesaria, para entender la realidad o tomar decisiones.





Un racionalista sin fe (de esos que “solo creen lo que ven”) ve desde un tren una oveja recién esquilada de perfil… lo normal es que no sepa si la parte que no ve de la oveja está o no esquilada, incluso es posible que no esté esquilada la parte que no ve… pero hacer esa suposición, “por que sólo cree lo que ve” es más absurda que hacer la suposición de fe de que está esquilada totalmente.



Me recuerda a la historia de los tres amigos poco avispados que van a pasar una prueba de acceso a la policía (póngale ustedes el origen de los tres candidatos, con cariño, de Lepe en España, Gabrovo en Bulgaria, belgas en Francia o yucatecos en México… que en todos los países hay regiones injustamente etiquetadas)… Al primer candidato le exhiben un retrato de un sospechoso fotografiado de perfil...



- ¿Podría usted reconocer a este sujeto si lo viera por la calle?, le pregunta el examinador.

La respuesta fue inmediata
- ¡Por supuesto!, el tipo es inconfundible...exclama el primer candidato, ¡ si sólo tiene un ojo!

Al segundo candidato le repiten la misma pregunta exhibiéndole la foto de perfil del sospechoso

- ¿Podría usted reconocer a este sujeto si lo viera por la calle?

La respuesta también fue inmediata
- ¡Por supuesto!, exclama el segundo candidato, ¡ si sólo tiene una oreja!

El tercer candidato entra más cauteloso a la prueba. Le exhiben la foto de perfil del sospechoso y le vuelven a repetir la misma pregunta

- ¿Podría usted reconocer a este sujeto si lo viera por la calle?

El candidato se queda pensativo, observa la fotografía del sospechoso de perfil, y al cabo de unos minutos dice:

- Sin duda… este hombre usa lentillas… sería un buen indicio para reconocerlo…

El policía, comprueba en sus archivos que el sospechoso efectivamente usa lentillas y vuelve asombrado por la pericia del candidato. Para saber la clave de su perspicacia le pregunta:

- ¿Cómo ha deducido usted que el sospechoso usa lentillas?

A lo que el tercer candidato le responde convencidísimo:

- ¡Evidentemente un hombre que solo tiene un ojo y una oreja no puede llevar gafas!




La racionalidad excesiva y el no confiar en “lo que no se ve” a veces lleva a posturas absurdas - incluso estúpidas - , y lo peor, a toma de decisiones erróneas, sea en nuestra empresa, en nuestros informes o incluso en nuestras decisiones personales. No hablo de dejar campo abierto la irracionalidad absoluta, o a la negación de la razón para conocer el mundo sino a también dar cabida a otro tipo de acercamientos más "razonables" que "racionales".


La próxima vez que alguien le diga convencidísimo, pagado de sí mismo, y con la sensación de ser más listo que nadie - “sólo creo lo que veo”- acuérdese de esta divertida historia de los tres candidatos e incluso imagine que su contertulio es uno de ellos. Quizá al sujeto le conviniera conocer la “La paradoja del gato de Schrödinger”, que me reservo para una posterior entrada del blog.

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