Una persona con éxito no difiere mucho
de otra que no consigue lo que quiere en la vida.
La diferencia es mucho menor de lo que
parece. El éxito se puede medir en centímetros. Observe por ejemplo
la figura, que refleja el momento de llegada de una carrera de
caballos. El primer caballo en la carrera ganó 15.000 dólares y el
segundo 5.000. ¿Quiere decir eso que el primer caballo es
tres veces más rápido que el segundo? ¡Evidentemente no! De hecho,
si medimos la diferencia, entre la llegada de uno y de otro y la
dividimos por el total de la pista, ¿cuánto más rápido tenía que
haber corrido el segundo para llegar antes que el primero? ¡Casi
nada!
Esto significa que una pequeña
diferencia en la ejecución lleva a una gran diferencia en el
resultado. Dentro de una semana todos recordarán el nombre del
caballo vencedor y habrán olvidado el del segundo. ¡Pero la
diferencia entre ambos fue mínima!
La vida es así: el profesional que
gana tres veces más que otro no está haciendo tres veces más
esfuerzo, ni tiene el triple de conocimientos ni de inteligencia. La
diferencia es mínima, pero es “LA DIFERENCIA” QUE MARCA LA
DIFERENCIA.
Fuente:
Frag. Capítulo 1 del libro "EL EXITO NO LLEGA POR CASUALIDAD", Autor Lair Ribeiro, Edit. Urano
.
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