Cada cultura presenta diferencias en cuanto a la vivencia de la muerte. Así, al concepto individual de cada sujeto se une el contexto social en el que se crece y se desarrolla. De esta manera, mientras hay pueblos que miran el final de los días con miedo, rehusando hablar de los muertos, otros celebran como fiesta nacional el «día de los difuntos» (Caycedo Bustos, 2007).
La socialización y la forma de enfrentarnos a la realidad tienen como finalidad el cumplimiento de dos leyes básicas, comunes a todos los seres vivos: la supervivencia individual y la de la especie. La sociedad occidental actual vive marcada por la búsqueda del placer como fin. Ello hace queel discurso social imperante no deje lugar al sufrimiento, considerándolo algo indeseable y antinatural que hay que erradicar en cuanto aparece.
El avance de la tecnología y la ciencia médica generan la expectativa de que los problemas sean resueltos con inmediatez. La misma rapidez con la que se puede acceder a la información en Internet o disponer de dinero en cajeros automáticos, pretende ser trasladada al campo de la medicina.
Por ejemplo, es frecuente ver en televisión anuncios de fármacos que procuran un alivio inmediato a los síntomas del resfriado. Por su parte, el modelo económico actual empuja hacia la recuperación rápida de cualquier enfermedad, que permita la reincorporación de la persona enferma al mundo de la producción y el consumo (Tizón, 2005).
El duelo es el sentimiento subjetivo provocado por la pérdida de una persona amada o de una abstracción equivalente (Freud, 1917). En las culturas conformadas por la industrialización, en los países llamados desarrollados, la enfermedad y la muerte se consideran enemigos. La medicina trata de atacar las supuestas causas de la enfermedad, pero en cualquier caso, lo más importante es sobrevivir. El éxito se suele medir en cuánto tiempo se ha sobrevivido más que cómo se ha vivido. El hecho de que el colectivo profesional de la Salud considere la muerte como un fracaso de sus esfuerzos, no permite establecer relaciones abiertas y francas con pacientes que se encuentran en la última fase de su vida.
A continuación os dejo el enlace a través del que podéis bajar la guía en PDF.
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