Heisenberg
Principios cuánticos aplicados a la vida diaria
- Introducción
- ¿Qué es un Quantum?
- Dos sistemas en interacción: observador y observado
- El fotón y las partículas subatómicas
- Frontera de lo tangible e intangible (materia- energía)
- Limitación de los sentidos
- Consecuencias de la medición sensorial
- Aparición de las emociones
- Dualidad dolor-placer
- El colapso cuántico en la mente del observador
- Aplicación cuántica a la vida diaria
- Conclusión
Introducción
La idea revolucionaria que la física cuántica ha puesto sobre la mesa es que el observador cuando interactúa con el medio en el que está, lo transforma por el simple hecho de percibirlo o evaluarlo.
Cuando un observador está cargado emocionalmente de forma positiva o negativa se comporta exactamente como lo hace un positrón o electrón con la única diferencia de la escala. Y es en este punto en el que las leyes que se aplican a las partículas materiales subatómicas se aplican al estado condicionado de la mente del observador.
Recientes estudios científicos apuntan a profundas analogías en las teorías que describen el comportamiento de las partículas subatómicas y aspectos de la conducta humana. Estas similitudes cobran mucho significado si consideramos que a una escala macroscópica un ser humano ocupa el mismo papel que en la escala microscópica ocupa un electrón.
¿Qué es un quantum?
El origen del término proviene de los estudios de Max Planck cuando investigaba la forma en que dos sistemas, uno, el “horno que calentaba” y el otro, el “cuerpo calentado”, intercambiaban energía entre sí. Él descubrió que llegado cierto punto de la interacción, el intercambio se producía por unidades indivisibles a las que llamó quantum.
Quantum es la mínima cantidad de energía que un sistema puede intercambiar con otro. Por ejemplo, en el sistema monetario, el quantum del Euro sería 1 céntimo de Euro, que es la mínima cantidad indivisible que se puede intercambiar.
Dos sistemas en interacción: observador y observado
Trasladados los parámetros de Max Planck a una escala más grande el horno que calienta y el cuerpo calentado se sustituirían por la realidad y un observador inmerso en ella. El observador y lo observado configuran los dos sistemas en interacción. Esta interacción está regida por las mismas leyes fundamentales que rigen a los fotones o a las partículas subatómicas.
El fotón y las partículas subatómicas
Un quantum referido a la luz se llama fotón. El fotón o partícula de la luz es energía y por lo tanto no tiene masa, ni carga y no ocupa espacio ni tiempo; de ahí que se diga que el fotón tiene un estado incondicional, imponderable e intangible.
Cuando un fotón es medido se descompone en un positrón y un electrón, que sí tienen masa, carga y ocupan espacio y tiempo. Ambos son una forma de materia muy, muy pequeña que es medible y está condicionada. De algo intangible como el fotón sale algo tangible y ponderable como las partículas subatómicas.
Si hiciésemos colisionar el positrón con su antipartícula el electrón estrellándolos entre ellas aparecería nuevamente el fotón original y lo tangible y medible volvería a ser intangible. La masa de la materia se transformaría en energía en forma de luz. Einstein formuló este fenómeno escribiendo E=m.c2.
La mente de un observador en tanto que energía experimenta esos dos estados, el de un fotón incondicional e intangible o el de una partícula subatómica condicionada o tangible.
Frontera de lo tangible e intangible (materia-energía)
Se considera tangible a la frecuencia de vibración que unos sensores son capaces de captar. Para esos sensores, lo intangible es todo aquello que está fuera del rango de frecuencias que pueden medir.
En la escala del ser humano los sensores materiales son los sentidos del cuerpo. Las frecuencias a las que las personas no pueden acceder con sus sentidos pertenecen al terreno de lo intangible. Lo intangible es algo existente, no conocible a través de los sentidos.
Limitación de los sentidos
En el momento de la medición es donde el observador cambia lo que es y lo convierte en lo que a él le parece que es. El observador afecta al medio en el que está por el simple hecho de evaluarlo
¿Por qué vemos un rayo de luz inmóvil? ¿Por qué percibimos el agua como una sustancia continua? ¿Por qué vemos movimiento en la pantalla del cine? ¿Por qué vemos que el sol se levanta por un lado al amanecer, se pone en la cenital y cae por el lado contrario al atardecer?
En estos y cientos de casos más la respuesta es la misma: porque los sentidos son muy bien engañados por su propia limitación, y cuanto más cierta sea la experiencia material más verdadera parece. La realidad de aspecto continuo es discontinua en su esencia.
La realidad que percibimos es creada por los sentidos y es el medio a través del cual los sentidos se realizan. Por esta razón, la percepción de las personas es cierta pero no verdadera.
Consecuencias de la medición sensorial
Cualquier experiencia o evento que sucede en la realidad es neutro, es decir que contiene el mismo grado de aspectos positivos que negativos. Etiquetar una experiencia como positiva o negativa en la escala de la realidad es lo mismo que medir un fotón y convertirlo en positrón o electrón.
El etiquetado que realiza el observador está fundamentado en el mecanismo de “dolor-placer” que los sentidos del cuerpo usan para funcionar apropiadamente. En la mente del observador, el dolor está asociado a peligro y el placer a la seguridad, con el fin de salvaguardar la existencia del cuerpo físico, pero lo cierto es que el dolor y el placer son inseparables como las dos caras de una moneda.
Este punto aplicado a la psicología humana es muy desafiante porque la veracidad de la información que los sentidos recogen separan el dolor del placer y hacen creer al observador que donde hay placer no hay dolor y viceversa. Los sentidos no pueden sintonizar con ambos al mismo tiempo porque no podrían funcionar sin el contraste, pero la mente de cualquier observador tiene la habilidad de sintonizar con ambos al mismo tiempo.
Aparición de las emociones
Cada vez que un observador inmerso en la realidad percibe más placer que dolor o más dolor que placer genera una emoción positiva o negativa respectivamente. Una emoción es una evaluación incompleta y parcial de una experiencia.
Un observador reaccionando como positrón
Cuando un observador evalúa una experiencia o a una persona a través de sus sensores materiales y como consecuencia de ello percibe más aspectos positivos que negativos entra en un estado emocional cargado positivamente que se manifiesta a través de una euforia o enamoramiento. En cualquiera de esos estados condicionados el observador tiene la sensación de elevarse o ascender, del mismo modo que un positrón efectúa el camino ascendente o cátodo.
Un observador reaccionando como electrón
Cuando un observador evalúa una experiencia o a una persona a través de sus sensores materiales y como consecuencia de esa evaluación percibe más aspectos negativos que positivos entra en un estado emocional cargado negativamente que se manifiesta a través de una depresión o resentimiento. En cualquiera de esos estados condicionados el observador tiene la ilusión de hundirse o descender, del mismo modo que un electrón efectúa el camino descendente o anodo.
Dualidad dolor-placer
Cuando un observador está cargado positiva o negativamente, no está considerando la totalidad del evento o de la persona, si no solo la mitad. Por ejemplo, cuando nos enamoramos de una persona, en solo cuestión de meses nos resentimos. Lo cierto es que al conocerla era un ser completo con sus dos lados, el positivo que nos atrajo y el negativo que no veíamos. El hecho de ver el lado negativo meses más tarde no significa que cuando recién la conocimos no tuviera esos aspectos que rechazamos.
Un evento o persona son plenos o cuánticos. Cuando el observador percibe los dos lados al mismo tiempo experimenta plenitud y equilibrio. Cuando solo percibe uno de los dos lados por separado experimenta vacío o desequilibrio emocional.
Las dos emociones principales que los observadores crean y de la cual se deriva el resto de emociones bipolares posibles son el miedo y la culpabilidad. Ambas son evaluaciones sesgadas de un futuro imaginado o de un pasado recordado cercanos o lejanos.
El colapso cuántico en la mente del observador
Dado que toda experiencia es neutra hasta el momento en el que el observador la evalúa y pone su atención en uno de los dos lados, la forma de que experimente el efecto del colapso en su mente es ayudándole a poner su atención hacia el lado que no ve pero que está.
En el instante en el que la percepción de lo negativo y lo positivo se equilibra se produce el colapso cuántico y el observador experimenta interiormente un estado incondicional de orden, equilibrio, armonía y plenitud. Esto es lo que hace el proceso de colapso cuántico o Método Demartini.
Aplicación cuántica a la vida diaria
En el momento de la “evaluación”, la naturaleza cuántica parece desaparecer porque el observador, engañado por la veracidad de los sentidos y de la sensación interior producida, asume que lo que percibe es verdad. Sin embargo, la experiencia corrobora que aquello que alguien percibe como negativo, eso mismo puede ser percibirlo como positivo por otro observador. ¿Quién tiene la verdad? Lo cierto es que el evento es ambos; y la diferencia está en dónde pone su atención el observador.
El sistema “observado” tiene en sí mismo el mismo grado de aspectos positivos y negativos. Es pleno, cuántico, es decir indivisible en esencia. El sistema “observador” a través de sus sentidos, que son sus medidores, y su sensación interior, que es su evaluación, convierte lo observado en positivo o negativo según sea la sensación interior de placer o de dolor.
Conclusión
Las leyes que rigen el comportamiento más básico de la materia son las mismas leyes que actúan en la consciencia humana. Su comprensión y utilización permiten avanzar de forma profunda e irreversible en nuestros propios procesos conscientes. Esto se manifiesta en un aumento apreciable de la sabiduría con la que afrontamos los retos de nuestra propia vida.
Todo proceso de colapso cuántico provoca un aumento de sabiduría inmediatamente aplicable. Esa sabiduría que se obtiene por la experiencia de largos años de vida puede alcanzarse por medio de la correcta aplicación de los principios que rigen los elementos constituyentes de la materia.
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