Se sabe muy poco acerca de las personas que practican la asfixia, porque la mayoría no buscan una terapia y no llaman la atención de la profesión médica, salvo cuando mueren
Por León Gindin (sexólogo) | LA NACION
La asfixia autoerótica también llamada asfixiofilia, hipoxifilia, estrangulación autoerótica o estrangulación para excitarse, es una parafilia con auto estrangulamiento o asfixia practicada durante la masturbación. Algunos estiman que mueren entre 250 y 1.000 personas al año por esta causa.
Esta práctica parece ser antigua. Era practicada por los esquimales y los asiáticos antes de que fuese introducida en Europa a través de los miembros de la Legión Extranjera Francesa de regreso de la guerra de Indochina, donde la técnica la llevaban a cabo las prostitutas para aumentar la sensación eyaculatoria del cliente. La asfixia sexual también aparecía en la película japonesa "El Imperio de los Sentidos, basada en la historia real de una pareja de los años 30.
Se sabe muy poco acerca de las personas que practican la asfixia, porque la mayoría no buscan una terapia y no llaman la atención de la profesión médica, salvo cuando mueren. Dos de los principales conocedores de este tema, Blanchard y Hucker, del Institute of Psychiatry Clark de Toronto, han reunido una amplia base de datos compuesta por informes forenses y otros materiales con el fin de llegar a comprender este fenómeno.
En una investigación acerca de 117 hombres que murieron por asfixia autoerótica han encontrado una relación entre esta práctica y otras parafilias. Estudiaban las relaciones entre: las edades de los 'asfixiadores'; dos parafilias que habitualmente acompañan la asfixia autoerótica, el bondage (placer por trabar los movimientos de alguien) y el travestismo, y varios otros tipos de comportamiento sexual.
De los archivos forenses se extrajeron datos acerca de la parafernalia sexual en la escena de la muerte o entre los objetos del difunto empleando protocolos estándar. La autoestimulación anal con consoladores, etc. y la observación de sí mismo por medio de espejos o cámaras se relacionaron con el travestismo.
Resulta más probable que los 'asfixiadores' de más edad se dedicasen simultáneamente al bondage o travestismo, lo que sugiere una elaboración del ritual masturbatorio a lo largo del tiempo. El mayor grado de travestismo estaba asociado más bien a niveles intermedios de bondage que a grados elevados de éste, lo que sugiere que la competición en cuanto a la respuesta frente al bondage podría limitar el grado en el cual los asfixiadores se involucraban en una tercera parafilia, como el travestismo".
Las personas tienen diferentes motivos para dedicarse a esta actividad, pero sólo se pueden intuir, ya que únicamente se tiene conocimiento de los casos después de la muerte de la víctima. De todos modos se sabe que la asfixia en sí misma provoca excitación y finalmente euforia a causa de la adrenalina liberada cuando el cuerpo percibe una condición de amenaza vital. La asfixia también provoca mareos. Los pañuelos o las cuerdas también pueden formar parte de un juego de autobondage que provoca simultáneamente temor a la muerte, control y sumisión.
La persona tiene una sensación de poder o control al llegar hasta el límite y después soltar el dispositivo. El temor es uno de los efectos suscitados más intensos, y en general se incrementa ya sea usando bondage más asfixia o haciendo que otro controle la escena. Esto es similar al bondage, como en el caso de una mujer que llevaba a extraños a su casa con el fin de que la atasen. No tenía interés en someterse a personas conocidas porque eso carecía del elemento de riesgo o temor.
John Money ha escrito un libro completo, Breathless Orgasm, basado en la historia clínica de un asfixiofílico. Parece que este individuo quedó fijado a la idea de la asfixia de niño, del mismo modo que otros se han convertido en acrotomofilicos (atraídos por compañeros carentes de un miembro). Este individuo escribió "...Y entonces la chica que yo creía mi novia en potencia se ahogó mientras nadaba en la playa y en ese momento mi fascinación con la palabra asfixia (sic) entró en juego. Solía sentarme, intentando imaginar su cuerpo desnudo ahogándose debajo del agua y me pregunté cómo sería aquello; y comencé a tener sueños acerca de nadar debajo del agua y ahogarme y después, de nadar como un pez y no necesitar botellas de oxígeno. Pero podía nadar y observar cómo se ahogaban otros, en su mayoría chicas. Entonces comenzaba a masturbarme..." (Lovemaps, Clinical Concepts of SexuallErotic Health and Pathology, Parafilia, and Gender Transposition in Childhood, Adolescence, and Maturity, John Money, p. 246, publicado por Prometheus Books). Finalmente, este hombre usó técnicas de estrangulación consigo mismo.
CUIDADO: La asfixia autoerótica es especialmente preocupante por la frecuencia y los casos mortales asociados a ella por compresión de las arterias carótidas.
El doctor León Roberto Gindin es profesor titular de Sexualidad y Salud de la Universidad Abierta Interamericana y académico de número de la Academia Internacional de Sexología Médica.
FUENTE: LA NACION
Gentileza de Roberto Gomez
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