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Que los sueldos de las mujeres son menores que los de los hombres en cargos de idéntica responsabilidad no es nada nuevo, sino más bien una discriminación histórica que espera pacientemente una ecuánime respuesta por parte de los empresarios y políticos de este país. Sin embargo, a las mujeres les ha salido un nuevo competidor en lo que a remuneración salarial se refiere: la mujer antipática.
El estudio Los efectos de la personalidad en los salarios, elaborado por la investigadora valenciana Empar Pons, del departamento de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, y la noruega Ellen K. Nyhus, de la Adger University de Kristiansand (Noruega), concluye que las mujeres con un mayor nivel de empatía, o sea, aquellas profesionales que tienen en cuenta los intereses de los demás, suelen estar penalizadas y cobran menos que las antipáticas, es decir, las que “van a lo suyo”.
Este trabajo se ha realizado tomando como base datos holandeses. Durante dos años, las dos investigadoras analizaron las repercusiones de los rasgos de la personalidad en los salarios. Una muestra de 828 personas les sirvió para llevar a cabo el estudio. “Supongo que esto reflejará también las características de la sociedad holandesa, aunque no tienen por qué ser diferente, por qué premiarse allí características que aquí no se premian”, señala Pons. El estudio ha sido publicado en el Journal of Economic Pychology y se ha divulgado en numerosos medios de comunicación internacionales.
Variables de la personalidad
Los efectos de la personalidad en los salarios no sólo se basa en las variables tradicionales que se utilizan para determinar los salarios, como el nivel educativo, la edad, la experiencia laboral o la antigüedad en la empresa, sino que recurre a las cinco grande variables que determinan la personalidad, o sea, “la estabilidad emocional, la extroversión, la diligencia, la autonomía y la empatía”, según explica Empar Pons.
Las conclusiones del trabajo, concreta Pons, han sido que “tanto para los hombres como para las mujeres, la estabilidad emocional recibe una retribución adicional en los salarios, tiene un plus, mientras que para la muestra de mujeres hemos observado que el hecho de ser empáticas tiene una penalización”. De esta manera, “aquellas mujeres que se preocuparían más por los intereses de sus semejantes, de sus compañeros de trabajo, recibirían una penalización en su salario y cobrarían menos”.
La empatía, típicamente femenina
La investigadora explica que hombres y mujeres “diferimos en personalidad” y que la empatía es una característica “típicamente femenina”, mientras que la autonomía es masculina. En este sentido, lo que se deriva de su estudio es que “aquellas mujeres con mayor nivel de empatía tienen una penalización, cobran menos”. Así, “el hecho de estar interesados en los demás no es algo que se retribuya, sino más bien se penaliza”, o lo que es lo mismo, “los antipáticos serían retribuidos por la empresa”, dice Pons.
La investigadora valenciana aclara que una persona antipática en el trabajo, con poca empatía, es aquella que “va a lo suyo, que no tiene en cuenta los intereses del grupo en el que está inmerso, o los intereses de la empresa”.
¿Formando antipáticas?
Según Empar Pons, los programas de formación deberían tener en cuenta todos estos factores, aunque precisa que con esta afirmación no quiere decir “que haya que promocionar a los antipáticos o a aquellas personas con menor nivel de empatía; no sería una característica que promocionaría en mis hijos, aunque luego veamos que tiene una retribución en los salarios. Pero sí creo que tendrían que tener se en cuenta aspectos psicológicos y emocionales a la hora de plantear programas de formación”.
En cualquier caso, Pons matiza que las conclusiones extraídas de su estudio compartido “no quieren decir que casos particulares de personas con un nivel de estabilidad emocional muy bajo, inestables, consigan unos salarios altísimos, o que personas muy, muy agradables, interesadas en los demás, consigan unos salarios altos”. “Estamos recogiendo tendencias en la población”, indicó.
Victor Ruíz
FUENTE: Forum Libertas
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La falta de empatia no es una caracteristica que se "valore" en las empresas solo en las mujeres, y he tenido unas cuantas jefas en multinacionales, un trabajador hombre, o peor aun un jefe empatico hombre es rechazado igualmente por la direccion de cualquier empresa y tiene consecuencias inmediatas en el salario, lo califican de "blando"
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