jueves, 27 de enero de 2011

Psicólogos británicos afirman que sonreír y mirar a los ojos son las claves de la seducción

La actriz Scarlett Johansson, mirando fijamente
y sonriendo a la cámara


Esta preferencia apenas varía si el rostro es hermoso o feo, si está alegre o enfadado

EDUARDO SUÁREZ

LONDRES.- Ni trapos ni potingues ni perfumes caros. Sonreír y mirar a los ojos son la receta infalible en el cortejo amoroso. Lo dice un ambicioso estudio de psicólogos dirigido a determinar qué es lo que hace que nos guste más un rostro que otro y hasta qué punto eso influye en nuestras preferencias sexuales.

Y parece que influye. Las conclusiones del estudio –llevado a cabo por científicos de las universidades escocesas de Stirling y Aberdeen– reflejan que es más probable que una persona nos parezca atractiva si sonríe y si nos mira a los ojos. No importa que sea más o menos agraciada. Estos dos factores se llevan la palma de la seducción.

El método del estudio es de una sencillez diáfana. Presentaba inicialmente a cientos de encuestados las imágenes de dos caras idénticas cuya única diferencia estribaba en la mirada. Una de ellas fija los ojos en la cámara; la otra, no. Las preferencias del público se decantaban claramente por la primera imagen.

Esto, que a primera vista puede parecer lógico, se volvía algo más sorprendente en el segundo hallazgo: si se pregunta cuál de los dos rostros es sexualmente más atractivo, la proporción de quienes eligen el primero se dispara. Es decir, cuando uno mira fijamente a los ojos de una persona está tocando consciente o inconscientemente una tecla de la atracción sexual.

Según el estudio, esta atracción visual es mayor entre personas de distinto sexo y son los hombres –y no las mujeres– quienes son más conscientes de ella. Lo que demuestran los científicos escoceses es que en general sentimos preferencia por una persona que nos mire a los ojos, y que esta preferencia apenas varía si el rostro es hermoso o feo, si está alegre o enfadado.

En este sentido, otra de las conclusiones del estudio es precisamente que las caras sonrientes nos atraen sexualmente más que las enojadas. «Las personas prefieren caras que le transmitan la impresión de que son importantes», afirmaba ayer Claire Conway, una de las autoras del estudio.

El propio documento añade: «El ritual del cortejo sexual es un recurso escaso que debería ser utilizado juiciosamente, y las preferencias por quienes miran a los ojos incrementan la probabilidad de dirigir ese recurso escaso hacia objetivos potenciales que es más probable que nos correspondan». En cristiano, que la sonrisa es un letrero luminoso que guía a los seres humanos en el azaroso camino hacia la conquista.

«Desde luego, la sonrisa es una señal muy clara que te dice si una persona está interesada en ti o cree que está malgastando su tiempo al hablar contigo», asegura Ruth Mace, de la Universidad de Londres, que «pero el estudio indica también el grado de atractivo que uno encuentra en una persona depende en parte de hasta qué punto uno crea que va a tener éxito con ella».

Por debajo de la hojarasca más llamativa hay un objetivo en el estudio científicamente más importante: determinar si nuestras preferencias faciales son fruto o no de la evolución. Según los científicos escoceses, el atractivo sexual de un rostro de mirada fija y sonriente es muy difícil de justificar sin recurrir a Darwin. En ese caso, la sonrisa tendría una función psicosocial muy útil: ayudar a los seres humanos a escoger objetivos «factibles» para sus conquistas.


Fuente: elmundo.es














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