Benedicto y Beatriz, adversarios irreconciliables y ambos tan ingeniosos, mordaces y sarcásticos como desdeñosos del amor.
Beatriz
Me asombra que sigáis hablando todavía, sr Benedicto. Nadie repara en vos.
Benedicto
¡Cómo! Mi querida señora Desdén, ¿vivís aún?
Beatriz
¿Es posible que muera el Desdén cuando puede cebarse en tan buen pasto como el sr Benedicto? La propia galantería se trocara en desdén si estuvierais vos en su presencia.
Benedicto
Fuera entonces la galantería una renegada. Pero lo cierto es que todas las damas se prendan de mí, exceptuada solamente vos; y quisiera hallar en mi corazón que mi corazón no fuera tan duro; porque, a la verdad no amo a ninguna.
Beatriz
¡Qué incalculable dicha para las mujeres! De otra manera, se verían importunadas por un pretendiente enojoso. Gracias a Dios y a mi temperamento frío, soy en eso del mismo parecer que vos. Prefiero oir a mi perro ladrar a un grajo, que a un hombre jurar que me adora.
Benedicto
Dios mantenga siempre a vuestra señoría en esa disposición de ánimo. Así se verá libre uno u otro caballero de los infalibles arañazos en la cara.
Beatriz
Si fuese una cara como la vuestra, no podrían afearla los arañazos.
Benedicto
Bien, sois una extraordinaria adiestraloros.
Beatriz
Más vale un ave con mi lengua que un animal con la vuestra.
Benedicto
Así marchase mi caballo con la rapidez de vuestra lengua y mantuviese tan bien el aliento. Pero seguid vuestro camino, en nombre de Dios; he terminado.
Beatriz
Siempre acabáis con un par de coces. Os conozco de antiguo
........
Mucho ruido y pocas nueces, William Shakespeare
Sabéis cómo terminan estos dos?..
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