La privación de comida premeditada es usualmente diagnosticada como anorexia nerviosa y los pacientes son tratados como desordenados mentales.
Sin embargo, Pierce y Epling (1994) propusieron una aproximación diferente. Argumentaron que la mayoría de estos casos de anorexia son en realidad ejemplos de anorexia por actividad (véase Epling y Pierce, 1991).
La anorexia por actividad está funcionalmente definida y ocurre cuando una declinación de la consumición de comida incrementa la actividad física.
Cuando esta actividad física se convierte en excesiva, la toma de alimento es llamativamente reducida. Este ciclo “actividad física-reducción de la ingesta de alimento” puede conducir a la muerte (Pierce y Epling, 1994).
Se ha desarrollado un modelo animal del proceso implicado en la anorexia por actividad. El modelo animal de laboratorio consiste en colocar ratas en jaulas que disponen de un comedero y una rueda de actividad. Aunque son varias las manipulaciones experimentales posibles, los efectos más dramáticos suceden cuando las restricciones de comida y el acceso a la rueda se dan al mismo tiempo.
El aumento de actividad en la rueda se produce a lo largo de los días a pesar de no conseguir nada a cambio. Ésta es una respuesta inusual porque el gasto energético se ve aumentado justo cuando la toma de alimento se ve limitada. Sin embargo, el efecto más alarmante es que la toma de comida desciende a medida que las carreras aumentan.
Bolles y de Lorge (1962) supieron de este fenómeno, pero no le dieron importancia teórica y sólo informaron de los resultados de los animales que sobrevivieron.
Fueron Routtenberg y Kuznesof (1967) quienes proporcionaron una información más detallada del efecto, que denominaron autoinanición; no obstante, no se le prestó atención hasta años más tarde.
El fenómeno volvió a tener interés a partir del trabajo de Paré (1975), quién denominó al procedimiento como preparación de estrés por actividad, debido a que los animales una vez llegado al 70% de su peso ad libitum desarrollaron úlceras gástricas. Más recientemente, el fenómeno ha sido comparado con algunos aspectos de la anorexia humana y ha sido denominado anorexia inducida por la actividad (Epling y Pierce, 1988).
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