Es fácil afirmar que, sin memoria, no hay pasado. Lo revolucionario es que la neuropsicología ha descubierto que, sin memoria, tampoco hay futuro. Curiosamente, cuando imaginamos lo que viene, se activan las mismas partes del cerebro que cuando recordamos el pasado.
A nadie le extraña ya que nuestra memoria no sea un fiel registro de las experiencias vividas. El cerebro crea, completa e inventa para dar coherencia al pasado. Pero lo que ahora se está demostrando es que si la memoria nos falla y nos juega malas pasadas, es para unificar mejor nuestro yo presente con el del pasado, e incluso con el del futuro.
Mediante técnicas de neuroimagen y experimentos psicológicos, Daniel Schacter, profesor de psicología de
VIDEO REDES
http://smartplanet.blip.tv/file/1015912/
.